Imagen del pueblo de Llivia

El caso único del pueblo español rodeado por Francia que alberga la farmacia más antigua de Europa

Un enclave español único rodeado por Francia que conserva joyas históricas como fuentes naturales, arquitectura medieval y la farmacia en funcionamiento más antigua de Europa

La villa de Llívia es el único territorio español completamente rodeado por Francia, gracias a que el rey Carlos I le otorgó la distinción de «villa», lo que hizo que en el Tratado de los Pirineos de 1659 quedara excluida, mientras que otros pueblos vecinos pasaron a formar parte de Francia.

En Llívia se puede realizar una ruta que recorre dos fuentes muy conocidas: la del Sofre (Azufre) y la del Ferro (Hierro). La primera está en el valle de Estaüja y la segunda, en la confluencia del torrente del Tudó con el arroyo de los Valles de Targasona. Ambas se encuentran tras la cresta del monte del Castillo y del Tudó, y se accede siguiendo las rutas 300 y 320 de los senderos de la Cerdaña.

Tomando como punto de partida la iglesia de la Virgen de los Ángeles de Llívia, la ruta tiene una longitud de 7 kilómetros y una duración aproximada de 1 hora y 45 minutos.

La fuente del Sofre nace de un bloque de granito. El manantial brota a través de un tubo de hierro por donde sale un chorro continuo de agua sulfurosa que desemboca en un torrente. Antes de llegar a la fuente, el olor a huevos podridos advierte de su proximidad. Cerca de allí se encuentra el puente de Carrasut, declarado Bien Cultural de Interés Local (BCIL). Aunque el puente actual data del siglo XIX, algunas partes son más antiguas y pertenecen a un antiguo acueducto.

La fuente del Ferro se localiza en la confluencia del torrente del Tudó con la riera de Targasona. Los alrededores están teñidos de rojo debido al agua ferruginosa que brota de la fuente, aunque su caudal es pequeño. Al igual que la fuente anterior, el agua fluye por un tubo que sale de un pequeño muro de ladrillos.

La villa de Llívia

Además de estas dos fuentes, merece la pena visitar la villa de Llívia. El casco antiguo gira en torno a la antigua plaza Mayor, y las calles Mercadal, Fontcitrana y Santa María. En estas vías se encuentran casas típicas de la zona, con fachadas de piedra, balcones y contraventanas de madera, así como portales con dinteles y jambas de granito. La parte más antigua del casco comenzó a construirse en el siglo XIII.

La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de finales del siglo XVI y principios del XVII, es de estilo gótico catalán. Tiene una sola nave, capillas laterales y un ábside poligonal, además de un campanario torre. Junto a ella está la fuente de la iglesia, construida sobre un pedestal de piedras. El agua brota de la boca de una cara tallada en una piedra plana que hace de pared, y cae en una pequeña pila rectangular de granito. Este conjunto es Bien de Interés Cultural desde el 8 de noviembre de 1988.

La torre de Bernat de So, un edificio defensivo probablemente del siglo XV, se ubica junto a la iglesia. Perteneció al vizconde de Evol, quien la vendió a Ponç de Catllar en 1366. Sobre el dintel de la puerta está grabado «Cárcel Real», ya que cumplió esa función en épocas pasadas. De planta circular, se sitúa en el punto más alto de la villa y también es Bien de Interés Cultural desde el 8 de noviembre de 1988.

El castillo de Llívia se encuentra en la parte superior del Puig del Castell, al pie del cual se levantó la población. Aunque fue destruido por el rey francés Luis XI tras la guerra civil catalana contra Juan II en 1479, se conservan algunos restos, datados probablemente en el siglo XII. El castillo es Bien de Interés Cultural desde el 8 de noviembre de 1988.

La antigua Farmacia Esteva y Museo de Llívia está situada en la calle de los Hornos, número 10. En el museo se exponen valiosos objetos de la Farmacia Esteva, considerada la más antigua de Europa, pues ya existía desde 1415. La familia Esteva la regentó desde 1439 hasta 1942, abarcando 23 generaciones. El objeto más destacado es el cordialer, un mueble policromado del siglo XVIII donde se guardaban los productos farmacéuticos. También destacan los tarros azules de cerámica vidriada y unas excepcionales cajas de madera pintadas con retratos de sabios y científicos antiguos, probablemente del siglo XVII.

En la calle Fontcitrana hay una fuente, y en Cal Petitot otra. Esta última tiene la curiosidad de que el agua brota a ras de calle, cayendo en un pequeño charco cuadrado, para el que hay que bajar dos escalones desde el nivel de la calle para beber.

Llívia ofrece varios restaurantes y hoteles para descansar y comer. Si uno se encuentra en Puigcerdà, puede visitar la villa, que dista apenas 7 kilómetros tomando la N-154, conocida también como camino neutral según el Tratado de los Pirineos, para facilitar el acceso directo y sin obstáculos entre Puigcerdà y Llívia.

El conjunto histórico de la villa de Llívia está declarado Bien de Interés Cultural desde el 27 de junio de 1968.