Siete grandes toreros de Valencia para contar una breve historia de su tauromaquia

No están todos, pero sí quizá los más famosos, los que dejaron huella por su arte, por su valor y por su suerte en el último siglo de matadores nacidos en la Comunidad

Mario de las Heras

Toledo Act. 27 oct. 2023 - 02:55

Manuel Granero

Manuel Granero Valls, de familia acomodada, era un violinista consumado del que dicen que la primera vez que vio una corrida de toros, con 12 años, saltó al ruedo de espontáneo. Todo fue rapidísimo en su vida y en su carrera. Solo fue novillero un año y después figura absoluta de los ruedos durante apenas dos. Le proclamaron el heredero de Joselito «El Gallo», «el rey de los toreros», después de su primera temporada como matador. Ganaba casi el doble que el propio «Gallito» y Belmonte dos años atrás. Pocapena se llamaba el toro que le mató el 7 de mayo de 1922 en Madrid. En un lance de muleta se le metió por dentro y le lanzó contra las tablas. Allí, en un derrote, le corneó contra la madera en el ojo. Tenía 20 años. Una escena terrible inmortalizada en el Museo de Cera. Su fama quedó reflejada en su entierro multitudinario.

Miguel Báez Espuny «Litri»

Apenas tuvo solo de valenciano el nacer en Gandía. Pero solo por eso vale la pena incluirle en esta selección. En la de los onubenses también estaría entre los primeros. Novillero de impresión, alcanzó la fama por su rivalidad con Julio Aparicio (los hijos de ambos también serían figuras del toreo en los 90). «Litri» era el valiente y Aparicio el clásico. Con él tomó la alternativa en Valencia en 1950. Torero arrollador, creador del «litrazo» (citar al toro desde lejos y solo enseñarle la muleta en el momento en que el toro llega), evolucionó desde el poder hacia un mayor clasicismo. Se retiró en 1967, pero 20 años después volvió a vestirse de luces para darle la alternativa a su hijo, Miguel Báez Spínola, al lado de Paco Camino, que también toreó para hacer lo propio con su vástago, Rafael.

José María Manzanares

Su hijo José María Manzanares lloraba mientras le cortaba la coleta en la Real Maestranza de Sevilla el 1 de mayo de 2006, donde había debutado el 10 de abril de 1972. Dominguín fue su padrino de alternativa y «El Viti» su testigo. Manzanares fue un elegido al que restó el carácter, ya se dijo por aquí, pero esto no impidió que su nombre figurase para los restos como uno de los grandes del toreo, dominador de todas las suertes, artista y lidiador, clasiquísimo. Dicen, aunque no se sabe a ciencia cierta, que es el matador que más corridas ha toreado en la historia de la tauromaquia. Falleció en su finca de Cáceres debido a causas naturales. Tenía 61 años.

Vicente Ruiz «El Soro»

Creador de «la moviola» o «el molinillo», el «sorismo» fue en los 80 y principios de los 90 un fenómeno en las plazas. Banderillero espectacular, fue en esta suerte donde se hirió gravemente la rodilla en la cumbre de su carrera, en 1993. Una rotura de ligamentos se convirtió en un calvario de operaciones sin fin. Siempre se ha dicho que este hecho forma parte de la maldición de Pozoblanco, el día que murió Paquirri en 1984. Un año después murió el joven «Yiyo» en Colmenar cuando un toro le partió el corazón. Vicente es el único que conserva la vida de aquella terna fatídica, aunque el percance acabó con su carrera. El cirujano Pedro Cavadas le implantó una pierna biónica en 2013 y pudo volver a torear en 2014 luego de una vida desgraciada debido a la amargura y a la mala salud (sufrió varios infartos). En 2020 una sepsis en su pierna maldita casi le llevó junto a Yiyo y Paquirri. Pero el «sorismo», lejos de los ruedos, continúa.

Vicente Barrera Simó

El actual vicepresidente y consejero de Cultura y Deportes de la Comunidad valenciana antes fue torero. Y antes de ser torero tuvo que estudiar Derecho. La familia quería alejarle del mundo taurino, pero el ejemplo de su abuelo pudo más que aquellos afanes. Al abuelo, Vicente Barrera Cambra, le llamaban «el rey del descabello», pero Vicente Barrera Simó no había visto una corrida hasta los 18 años. A los 21 toreó su primer becerro y a los 26 se hizo matador. Fue figura de valor y verticalidad característica durante más de un lustro.

Luis Francisco Esplá

A los 18 años ya era torero del XVIII, siempre alegre y emocionante. Sus banderillas fueron míticas y su capote un regalo de reminiscencias inolvidables. Torero de Madrid, a pesar de ser alicantino. Era torero de Victorinos y Miuras y de saber. Torero culto, artista de Bellas Artes, todo lo conocía, todo lo veía porque todo lo comprendió y lo estudió más allá de la profesión que mejor encajó en su personalidad única.

Enrique Ponce

El matador de Chiva toreó su primera becerra a los 8 años y tomó la alternativa a los 19. Es el torero que más veces ha indultado a un toro y el que más temporadas ha toreado más de 100 corridas. Pero los récords «solo» apuntalan su leyenda, escrita con la facilidad de su talento extraordinario, de su muleta poderosa. Más de 30 años en la cumbre graban otro récord que tampoco opaca el de su dominio y clarividencia por lo que, por ejemplo, tan pocas veces resultó cogido.