Benedicto XVI frente a la estación de metro de Valencia

Benedicto XVI frente a la estación de metro de ValenciaGTRES

Las otras tragedias que marcaron en negro a Valencia en las últimas décadas

El 3 de julio de 2006, a pocas horas de la visita de Benedicto XVI, murieron 43 personas en un accidente de metro y ese mismo día pero de 1997 explotó la sala de máquinas de un buque en construcción en el Puerto levantino

No cabe duda que el 22 de febrero ya ha quedado marcado en negro en la historia trágica de la ciudad de Valencia. Al menos diez personas han fallecido en el pavoroso incendio que en cuestión de minutos asoló las dos torres de un edificio de la avenida Maestro Rodrigo, situado en el barrio de Campanar (a las afueras de la capital del Turia), pero una de las arterias que la vertebran. 14 pisos de altura y 138 viviendas quedaron calcinados ante la angustia no solo de los vecinos, sino de toda España, ya que lo estaba viendo en directo a través de las redes sociales y los medios de comunicación.
«Valencia no ha vivido una tragedia igual», dijo este viernes la alcaldesa levantina, María José Catalá, en una rueda de prensa en la que detallaba las ayudas del Consistorio a las víctimas «que lo han perdido todo». Aún así, este fuego no es la primera calamidad que vive la ciudad recientemente. De hecho, en los últimos 30 años, ha habido dos grandes sucesos más que se suman al fatídico de 2024.

Benedicto XVI cambió el trayecto y oró

El más reciente sucedió en 2006. En aquél año, Valencia era epicentro de todas las miradas porque faltaban pocas horas para que el Papa Benedicto XVI aterrizara en el aeropuerto de Manises para celebrar el V Encuentro Mundial de las Familias. El ambiente era más que festivo, pero a las 13:03 horas el reloj se paró. Entre las estaciones de Plaza de España y Jesús, de la línea 1, un convoy descarriló. El balance fue de 43 muertos. Entre ambas paradas, se erige un monumento con tantos relojes como víctimas con la fatídica hora.
La conmoción fue nacional y, tanto es así, que el Sumo Pontífice pidió desviar su trayecto que le iba a llevar hasta el Palacio Arzobispal, en pleno centro de Valencia, con tal de hacer una parada junto a la estación de Jesús. Allí, junto a miles de fieles que le aclamaban, Joseph Ratzinger estuvo unos minutos orando por las almas de las víctimas y por sus familiares. Esa estampa siempre quedará en la memoria de los vecinos como símbolo de humildad y de empatía.
Ese mismo día, 3 de julio, pero de 1997, aconteció otro episodio marcado por la muerte. Ocurrió en el Puerto. Allí se estaba construyendo en los astilleros de la ya extinta Unión Naval de Levante (UNL) el buque Proof Spirit. En una de las maniobras propias de dicho trabajo, se registró una explosión y posterior incendio en la sala de máquinas del barco. El siniestro se convirtió en el mayor de la historia naval valenciana, puesto que murieron 18 personas.
Placa conmemorativa por los fallecidos en el accidente del Proof Spirit

Placa conmemorativa por los fallecidos en el accidente del Proof SpiritEuropa Press

Según el relato judicial y de los propios trabajadores, los afectados se quedaron atrapados en una de las salas de máquinas de la embarcación, que definieron gráficamente como «una ratonera» y una «caja comprimida». Cabe destacar que las dimensiones de la ubicación eran de 20 por 40 metros y, a mayor abundamiento, se trataba de una de las zonas más peligrosas, como era aquella que tenía generadores y buena parte del sistema eléctrico del buque.
Es más, algunas imágenes del rescate de los navieros en 1997 pueden hacer recordar los angustiosos momentos vividos este jueves, cuando una grúa del los Bomberos de Valencia estuvo casi dos horas para rescatar a una pareja cuya casa estaba envuelta en llamas. Ella portuguesa y él belga, a izquierda, derecha, arriba y abajo no veían más que fuego. Aún con todo, el bombero no dejó de levantarles el dedo pulgar en señal de que todo, como terminó siendo, iba a ir bien.
Comentarios
tracking