Así será el nuevo barrio verde de Valencia que conectará la ciudad con el mar
Ocho años después, el Plan de Actuación Integrada (PAI) del Grao revitaliza una antigua zona industrial, apostando por la vivienda pública y la movilidad sostenible
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El Plan de Actuación Integrada (PAI) del Grao en Valencia emerge como un punto de inflexión crucial en la planificación urbana de la ciudad. Después de ocho años de estancamiento, el reciente impulso hacia su desarrollo marca un cambio significativo en el panorama del desarrollo urbano en la zona.
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El Ayuntamiento de Valencia cambiará a la gestión indirecta, «buscando de esta manera la agilización del proyecto, sin merma para el interés general y el control público de las actuaciones». Este ambicioso proyecto tiene como objetivo principal convertir una zona industrial en desuso en un espacio moderno que conecte de manera fluida el corazón de la ciudad con su emblemático puerto marítimo.
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Una de las decisiones más destacadas en este proceso de revitalización es el cambio de gestión del proyecto, pasando de una administración directa por parte del Ayuntamiento a la gestión por parte de los propietarios del suelo. Esta transición busca, según el concejal de Urbanismo y Vivienda, Juan Giner, «desatascar e impulsar con determinación el desarrollo de este sector, que dará a la ciudad más de 2.500 viviendas nuevas». Sin embargo, este cambio plantea preguntas importantes sobre la transparencia y el control público de las acciones, según algunas voces de la oposición, que cuestionan si se privilegian los intereses privados sobre el bienestar público.
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A pesar de estos desafíos, el plan mantiene su visión original de crear una centralidad urbana vanguardista que integre el mar y la ciudad de una manera armoniosa. Conservará las mismas zonas verdes y dotaciones que se habían planificado previamente, lo que incluye un extenso delta verde que se unirá al parque de desembocadura para formar parte del icónico jardín del Turia.
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Giner ha asegurado que «la ordenación prevé la integración con la fachada marítima mediante un gran delta verde de 160.000 metros cuadrados de zonas verdes», una superficie que «equivale a más de 16 campos de futbol» y que representa «aproximadamente casi la mitad del suelo, el 45 %», lo que se unirá «a los 200.000 metros cuadrados de la finalización del Jardín del Turia». Esta extensión verde no solo añadirá belleza al entorno urbano, sino que también ofrecerá un espacio vital para el ocio y el recreo de los ciudadanos.
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En términos de vivienda, el PAI del Grao tiene como objetivo construir más de 2.500 nuevas unidades residenciales, de las cuales 450 serán de protección pública, con un enfoque especial en el alquiler asequible.
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El responsable municipal ha añadido que se da «máxima prioridad al suelo público, dado que el 85 % de él se destina a equipamientos, espacios libres y jardines. De este modo, ha precisado que «solo se ocupará con edificabilidad privada el 15 % del suelo».
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Este compromiso con la diversidad y la accesibilidad en la vivienda refleja la preocupación por abordar las necesidades habitacionales de todos los sectores de la sociedad, especialmente en un momento en que los precios inmobiliarios están al alza.
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Además de la vivienda, el plan también reserva espacio para usos terciarios, como oficinas, comercios y servicios. Esta mezcla de usos promete crear un ambiente dinámico y multifacético que atraerá a residentes y visitantes por igual. Y, para garantizar la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida, se han incluido medidas para fomentar la movilidad sostenible, con la implementación de infraestructuras para el transporte público y la movilidad no motorizada.
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A pesar de estas ambiciones, el proyecto no está exento de críticas. Desde la oposición, se cuestiona si la gestión privada del desarrollo del PAI es la mejor opción para garantizar el interés público y se plantea la preocupación sobre la preservación del delta verde del Grao en un contexto de desarrollo urbano acelerado.
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La portavoz de Compromís, Papi Robles, no ve positivo que se «privatice» el desarrollo de este PAI, «pasando de una gestión pública, para que el Ayuntamiento tenga el control, a que sean privados los que lo desarrollen, para que sean éstos quienes obtengan el beneficio en lugar de las arcas públicas». «De nuevo, volvemos a los pelotazos urbanísticos a los que nos tiene acostumbrados el PP», apuntaba hace unos días en declaraciones remitidas a los medios de comunicación.
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La socialista Sandra Gómez también ha censurado que la gestión de este proyecto pase «a manos privadas, en lugar de estar gestionado por el propio Ayuntamiento a través de Aumsa». «Como no saben gestionar, se quitan de encima el PAI para que lo gestionen inversores que han comprado los terrenos. Catalá está regalando la ciudad a promotores y fondos para que hagan negocio, en lugar de que el Ayuntamiento vele por el interés general de las personas», sostenía.
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«Si se hubiera aprobado cuando tocaba la evaluación ambiental del cambio de planeamiento, hoy estaría ya aprobado definitivamente un PAI que responde a las necesidades reales de la ciudad y de la ciudadanía y no un planeamiento obsoleto recuerdo de tiempos oscuros», añadía Gómez.
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A pesar de las divergencias políticas, el impulso al PAI del Grao representa un paso significativo hacia la revitalización de esta área de la ciudad, con la promesa de crear un entorno urbano moderno, sostenible y centrado en las necesidades de sus habitantes. Con la colaboración entre el sector público y privado, se espera que este proyecto contribuya al crecimiento y desarrollo equitativo de Valencia en los próximos años.
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