Patio principal de la Casa de las Bulas

Patio principal de la Casa de las Bulas

La Casa de las Bulas: la operación que fraguó en el Museo Taurino

La intervención del Ayuntamiento salvó un edificio notable en plena Judería

Nadie duda en la actualidad de que el edificio que preside la plaza de Maimónides es el Museo Taurino. Pero esto es sólo la parte más reciente, y la más breve en el tiempo, de un inmueble que ha formado parte de la historia de Córdoba y que un día, hace ahora 70 años, decidió el Ayuntamiento adquirirlo para que fuese una pieza importante en la operación de dinamización de la Judería que se emprendió en aquellos tiempos.
Las hechuras de la casa nos hablan de un pasado brillante. No sólo se vendían las bulas pontificias que tantos problemas de conciencia solucionaron a quienes podían permitírselo, sino que también fue asiento de la familia de los Armenta y de otros apellidos ilustres de Córdoba. Incluso se cree que entre sus muros vivió la familia paterna de Luis de Góngora.
Patio de acceso a la Casa de las Bulas

Patio de acceso a la Casa de las Bulas

Al ecuador del siglo XX llega, como otras muchas casas notables de Córdoba, convertida en casa de vecinos, que se repartían en cuartos y compartían espacios comunes en unas condiciones que hoy se califican como infravivienda y que eran totalmente indignos.

Un museo para la Judería

En aquel momento, el alcalde Antonio Cruz-Conde estaba inmerso en una revitalización del barrio de la Catedral para convertirlo en un atractivo digno tanto de la ciudad como del monumento que rodea, la Mezquita Catedral.
En el catálogo de iniciativas que tenía encima de la mesa figuraba la creación de un Museo Taurino en el barrio de Santa Marina y otro de artes populares, como la orfebrería y el cuero, que podían ser buenos atractivos para el turismo. La imposibilidad de encontrar un lugar idóneo para el primero hizo que se refundieran ambos museos en uno solo. Su ubicación se decidió en la Casa de las Bulas, que Cruz-Conde recordaba de niño porque allí vivía su profesora de inglés, Seraphine Garategui. La negociación se cerró hace ahora 70 años, cuando el Ayuntamiento firmó su compra a Enrique Salinas por 350.000 pesetas el 15 de marzo de 1953.
Patio de acceso a la Casa de las Bulas

Patio de acceso a la Casa de las Bulas

La intención de Cruz-Conde era adquirir poco a poco toda la manzana, pero este deseo no se pudo llevar a cabo y la disponibilidad presupuestaria sólo dio para comprar otras dos casas más, donde con el tiempo se se ubicaría el Zoco Municipal.

La restauración

En la Casa de las Bulas quedaba todo por hacer. Se cuenta que la reforma del inmueble fue el primer trabajo en el Ayuntamiento de José Rebollo Dicenta, un arquitecto madrileño que vivía en Córdoba desde 1943. A él se se debe la recuperación de un edificio de importancia en el barrio histórico de Córdoba en el que poco a poco aparecieron elementos de valor que con el paso del tiempo había sido tapiados y ocultados en el proceso de adaptación a casa de vecinos.
Los trabajos finalizan en la primavera del año siguiente, de 1954, pero el Ayuntamiento se encuentra con que no hay fondos suficientes para ocupar las salas de lo que pomposamente se denominaba museo. El director del mismo era el cronista y archivero municipal, José María Rey Díaz, quien hizo a todos perder el miedo con la conjunción de las artes populares, con las colecciones municipales de orfebrería y cordobanes, y de lo taurino, con las donaciones de los diestros en sus familias.

Donaciones para el museo

Así arrancó el Museo Taurino y de Artes Populares, como fue su denominación oficial. Antes de su apertura ser ponen en marcha las negociaciones con las familias de los grandes toreros -Lagartijo, Guerrita, Machaquito y Manolete- a fin de que tengan una presencia destacada junto a otros diestros de todos los tiempos.
Despacho de Lagartijo en el Museo Taurino

Despacho de Lagartijo en el Museo Taurino

Estos contactos dieron su resultado y el Ayuntamiento contó en breve con piezas tan importantes como el despacho completo de Lagartijo, a lo que se suman las donaciones del hijo de Guerrita, de la viuda de Antonio Cañero, entre otras muchas. La apertura del museo sirvió, además, para que muchas familias se animaran y así las colecciones se incrementaron considerablemente en sus primeros años de vida.
Una sala del Museo Taurino

Una sala del Museo Taurino

El acto de inauguración se celebró en plena Feria de la Salud, el 28 de mayo de 1954. En su intervención, Antonio Cruz-Conde se centra en las actuaciones desarrolladas hasta entonces en la zona artística, como la recuperación del Alcázar de los Reyes Cristianos y las torres de la Malmuerta y de la Calahorra. Y explica la finalidad que le guía: «La más noble misión nos empuja a una tarea, que no consiste en crear nada, sino en encontrar de nuevo, en buscar y hallar los valores cordobeses, sobrios, exactos y puros», como se ha hecho con la Casa de la Bulas.
La parte más interesante del discurso del alcalde estaba al final, cuando esbozó los planes que tenía previsto realizar y que se cumplieron en su totalidad, como la apertura de la calle de la Hoguera, la creación de la plaza de Judá Levi, la recuperación de la muralla en la calle Cairuán o los jardines del Alcázar, entre otros.
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