Apertura del vagón, en la estación de Córdoba, donde se produjo el crimen

Apertura del vagón, en la estación de Córdoba, donde se produjo el crimen

Un siglo del crimen que conmocionó a España

El crimen del Expreso de Andalucía se descubrió en la estación de Córdoba

El conocido como el crimen del Expreso de Andalucía no es el que más víctimas se ha cobrado ni el más escabroso de los ocurridos, pero sí es cierto que tuvo un impacto en la población que ha llegado hasta nuestros días. Aquel suceso, ocurrido en abril de 1924, se saldó con dos asesinados y un suicidado, además de tres ejecutados en el garrote vil y los pormenores del mismo, desde que ocurrieron los hechos hasta el juicio, fueron seguidos con gran atención, como ha ocurrido muy pocas veces en la historia del crimen del siglo XX
Francisco Rovira Beleta lo llevó a la gran pantalla en 1956 en una coproducción hispano-italiana, con Jorge Mistral, Marisa de Leza, Vicente Parra o José Luis López Vázquez en el reparto. Años más tarde, en 1991, volvió de nuevo a recrearse en la ficción para la serie Se ha escrito un crimen, con la dirección de Imanol Uribe y la interpretación de Tito Valverde, Enrique San Francisco, Mario Pardo o Kiti Mánver.
Una vez que en la estación de Córdoba se abrió el vagón correo y se descubrieron los dos cadáveres la noticia corrió como la pólvora por toda España. A partir de ese momento cualquier dato, por nimio que fuese, sobre el suceso era devorado por una sociedad ávida de crónica negra. Cuando todo pasó, quedó un romance que se recitaba en plazas y jardines, en el que unos torpes versos relataban el crimen para espanto de los niños y regocijo de los mayores. Por si fuera poco, el Museo de Cera de Madrid mantuvo hasta hace unas décadas una sala en la que recreaba el interior del vagon con abundancia de sangre.
Postal del Museo de Cera con el crimen del Expreso de Andalucía

Postal del Museo de Cera con el crimen del Expreso de Andalucía

Los hechos

El Expreso de Andalucía era un tren nocturno con un vagón que funcionaba a modo de oficina de correos. Trasladaba la correspondencia de Madrid al sur de la península y al norte de África, pero también valijas y cajas de valores. A lo largo del recorrido, en cada parada, recogían y soltaban sacas con cartas para dar agilidad al reparto del correo.
El ideólogo del crimen fue José María Sánchez Navarrete, quien se encargó de reclutar al resto de la banda: José Donday, Honorio Sánchez Molina, Antonio Teruel, Francisco Piqueras y Ángel Ors, un empleado de Correos que facilitaría la acción y al que no se le informó de la totalidad del plan.
A todos ellos les unían las grandes deudas que mantenían, fundamentalmente por el juego y las adicciones, y la necesidad urgente de contar con dinero en metálico para saldarlas. Sánchez Navarrete los engatusó con que en ese expreso no sólo se trasladaba esa noche una importante cantidad de alhajas sino también de dinero, para pagar las nóminas de una empresa española establecida en Tánger.
La presencia de Ors fue fundamental para que Sánchez Navarrete, Sánchez Molina y Teruel accedieran al interior del vagón. El objetivo era ofrecer un vino narcotizado a Ors y a su compañero para dormirlos y así hacerse con el dinero y las joyas entre las paradas de Aranjuez y Alcázar de San Juan.

Todo sale mal

El vino no surtió efecto alguno y los nervios afloraron entre los asaltantes. Santos Lozano, el otro funcionario de Correos, se mosqueó, les plantó cara y Teruel lo golpeó con las tenazas de marchamar hasta dejarlo en el suelo sobre un charco de sangre. Ors le plantó cara al agresor y cayó de un certero disparo.
Los asaltantes, y a partir de ese momento también asesinos, registraron todo el vagón y comprobaron que allí no estaba el tesoro que se les había prometido. Al final su botín fue de sólo 18.000 pesetas, entre dinero en metálico y algunas joyas.
Cartel de la película 'Expreso de Andalucía'

Cartel de la película 'Expreso de Andalucía'

En Alcázar de San Juan huyeron y dejaron el vagón cerrado, algo que levantó sospechas en las estaciones siguientes, donde debía haber un intercambio de correspondencia. Por eso, telegrafiaron a la estación de Córdoba para que averiguaran qué es lo que había pasado.
A las 06:00 del 11 de abril se estacionaba en las vías de la capital cordobesa. Al abrir la puerta del vagón se encontraron a Ors con un tiro en el pecho y a Lozano con la cabeza reventada a golpes.

Las detenciones y el juicio

A partir de ese momento comenzó la investigación que se desarrolló con rapidez gracias a las pistas aportadas por el sereno de la madrileña calle de Toledo. Su información fue fundamental para dar con el domicilio de Teruel, donde encontraron a su esposa que fue detenida después de dar una respuestas inconexas a la Policía. El asesino, que estaba escondido, al saber del arresto de su mujer, se pegó un tiro en la sien y en los tubos de la cama se encontró parte del dinero.
La detenida, en cuanto supo del suicidio de su marido, comenzó a 'cantar', pues estaba al tanto de toda la trama. El resto de los integrantes de la banda fueron detenidos con rapidez y juzgados en consejo de guerra el 7 de mayo de 1924, que concluyó con pena de muerte para Sánchez Navarrete, Sánchez Molina y Piqueras. La esposa de Teruel fue absuelta y el cómplice que los recogió en coche en Alcázar de San Juan, conocido como El Pildorita, por su afición a las pastillas, fue condenado a 20 años de prisión.
Comentarios
tracking