De comienzo en comienzoElena Murillo

Un aprendizaje que no cesa

«Cuando el primer cuatrimestre del curso va llegando a su fin, pienso en tantas experiencias compartidas que han servido tanto a mis alumnos como a mí para conocernos mejor»

No es una novedad que el aprendizaje continuo en la mayoría de los sectores profesionales es una necesidad. En determinados campos es una realidad imprescindible; la instrucción va mucho más allá de la formación inicial. La constante actualización, de manera concreta en el caso del profesorado, permite adquirir nuevas metodologías, recursos tecnológicos, estrategias y, cómo no, estar al día en el conocimiento de los marcos normativos.

A lo largo de la vida, los docentes sirven como modelo de aprendizaje para los alumnos; al mismo tiempo, los profesores tienen una oportunidad de crecimiento personal con las aportaciones de los discentes. Cada clase ofrece la ocasión de alcanzar más competencia, por ejemplo, a nivel lingüístico o cultural.

Cuando el primer cuatrimestre del curso va llegando a su fin, pienso en tantas experiencias compartidas que han servido tanto a mis alumnos como a mí para conocernos mejor y, sobre todo, para que ellos progresen en el desarrollo de la expresión oral. Hacer del aula un contexto de comunicación, de manera fundamental para los futuros docentes, es una circunstancia idónea para aplicar sus conocimientos, transmitir información, adquirir hábitos y destrezas y poner en práctica la interacción. Caía en la cuenta de todo ello al hacer balance de una actividad que pone en práctica el arte de la oratoria, que a ellos les gusta bastante y a mí me resulta especialmente gratificante.

Ante la posibilidad de poder elegir un tema, con total libertad, y compartirlo con sus compañeros, prácticamente la totalidad de los alumnos seleccionaron experiencias personales. He de decir que me congratulo con el compromiso de muchos de ellos. Hemos conocido, en este sentido, el crecimiento en la fe a través de la Pastoral Juvenil Maristas, el Oratorio Salesiano, diferentes vivencias con motivo del Jubileo 2025 en Roma, campamentos de verano en Cabra, los organizados por la parroquia de la Esperanza y también los de las Esclavas del Sagrado Corazón, el L aniversario de la Hermandad del Huerto y el movimiento scout. Nos hemos introducido en la historia, tradiciones y fiestas de Cabra, El Carpio, La Rambla, Los Pedroches o Écija; nos han sido descubiertos Montemayor y sus castillos, el Viernes Santo de Priego de Córdoba, el patronazgo compartido de Nuestra Señora de Luna, la Semana Santa de Baena y el tambor, Fuente Obejuna y su obra de teatro, el acento de Hinojosa del Duque, la romería de San Isidro Labrador de Villafranca de Córdoba, el corazón navideño de Rute, la empresa de maquinaria agrícola Noli de Fernán Núñez o las fiestas de la vendimia de Montilla.

Un grupo se decantaba por sus destrezas en diferentes deportes, incluida la pasión por las vespas con el ejemplo del Vespa Club Lucena. Otro sector elegía sus experiencias de viaje con amigos o en familia. La música techno o el rap, el carnaval, la paleografía y temas relacionados con el ámbito educativo como el interés por la lectura, venían a enriquecer a estos estudiantes que narraban cuestiones tan diversas como las relacionadas con la salud mental, todo ello fruto del aprendizaje personal.

Una alumna con raíces mexicanas compartía la costumbre del Día de muertos, otra recorría la tradición de feriantes en su familia a través de tres generaciones de aguilarenses y, una más, narraba su presencia en los Premios Princesa de Asturias. Historias cautivadoras que hablan de la riqueza que se esconde dentro de cada individuo y que permiten un aprendizaje significativo con el pretexto de ampliar la capacidad de dominio del lenguaje.