Rafa Guzmán
Rafa Guzmán, experto en Medicina de Estilo de Vida
« La naturaleza nos diseñó para estar seguros, no para estar confortables»
Dirige en Córdoba Metódica, una clínica especializada en salud integral
El próximo miércoles 17 de septiembre las ‘Mentes Expertas’ aterrizan en el Palacio de Congresos de Córdoba. Allí se podrá asistir a una charla titulada ¿Y si tu entorno estuviera afectando tu salud más de lo que crees?, que va a ofrecer Rafael Guzmán García (Ciudad Real, 1972), experto en Medicina de Estilo de Vida y Psiconeuroinmunología clínica.
Rafa Guzmán dirige en Córdoba una clínica de la que han dado buena cuenta numerosos pacientes que han encontrado en sus instalaciones un verdadero cambio de vida, más saludable y feliz. Por Metódica han pasado también rostros conocidos que hablan maravillas de Rafa y de su equipo. Susana Griso, Miguel Ángel Silvestre, José Mota, Florentino Fernández o Santiago Segura son algunos de esos nombres.
El currículum de Guzmán no se queda corto: es psiconeuroinmunólogo clínico por la Universidad Pontificia de Salamanca, doctorando en la cátedra de Psiconeuroinmunología Clínica en la Universidad de Granada, licenciado en Kinesiología y Fisiatría por la Universidad de San Martín (Buenos Aires), diplomado en fisioterapia por la Universidad de Cádiz, máster en Nutrición y Salud por la Universitat Oberta de Cataluña, máster en Terapia Manual Osteopática por la Universidad Pontificia de Salamanca, profesor de la Escuela Internacional de Osteopatía de Madrid, y profesor del Instituto Científico Internacional PNI Europe en el máster de Psiconeuroinmunología Clínica de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Además es autor de dos libros, Tu cuerpo, tu hogar y Cómo llegar joven a viejo, ambos publicados por Espasa, manuales didácticos y serios, avalados por numerosas referencias científicas y bibliografía contrastada.
Nos recibe en su clínica, delgado y sonriente. Su agenda está repleta, pero este hombre predica con el ejemplo: maneja el estrés con soltura y afronta la jornada con gratitud y buen humor. La polarización, el ruido de la actualidad y la prisa quedan fuera de su despacho y de su manera de vivir.
Rafa Guzmán, en Metódica (Córdoba)
- ¿Metódica es fruto de una idea o de una necesidad?
- Creo que más de una necesidad que de una idea. La necesidad generó la idea, por así decirlo, pero fue ante todo una necesidad, diría que imperiosa, de atender a multitud de pacientes con problemas locomotores, que era mi ámbito en la fisioterapia. Observaba que, en muchos casos, detrás de esos problemas existía otra patología o desajustes bioquímicos que se manifestaban en el aparato locomotor, aunque la causa primaria no estaba ahí. Eso me llevó a seguir formándome: estudié osteopatía, después psiconeuroinmunología clínica, más tarde un máster de nutrición, y comprendí que la salud no puede segmentarse en partes independientes. El aparato locomotor no se puede separar del digestivo, ni este de la mente. Somos un ser íntegro y, por tanto, entendí que si no abríamos un centro con un abordaje integrativo muchos pacientes se nos escaparían, y aún se nos siguen escapando, porque esto es infinito. Sin embargo, cuanto más integrativo es el abordaje, más posibilidades de éxito hay. Bajo mi criterio, Metódica nació de una necesidad.
- Y, sin embargo, ¿por qué la medicina está cada vez más especializada? Más compartimentada, si se me permite la expresión.
- Es cierto que, para realizar un estudio profundo del organismo, que es tan sumamente complejo, es necesario compartimentarlo. Bajo mi criterio, el error surge cuando, una vez hecha esa división para facilitar el estudio, no existe una ciencia que integre todos esos compartimentos ni un abordaje verdaderamente multidisciplinar, como suele decirse. Por ejemplo, si un paciente acude al especialista en aparato digestivo y le comenta que padece una lumbalgia, ese médico no suele reconocer que dicha lumbalgia puede tener origen en un problema digestivo. Falta cohesión. Por eso critico, entre comillas, esa ausencia de integridad entre las distintas disciplinas médicas.
Considero que la psiconeuroinmunología clínica, o la medicina de estilo de vida, es una ciencia que puede integrar las áreas más relevantes de la medicina: la inmunología, el sistema hormonal, el sistema nervioso y las emociones. De ahí mi elección por la psiconeuroinmunología clínica. Cuando uno se sitúa ante un paciente con una patología crónica, comprueba que casi siempre intervienen todas esas áreas. A la medicina le falta todavía esa integración, aunque cada vez están surgiendo más clínicas y centros de atención integrativa, y muchos compañeros médicos se están especializando en medicina integrativa.
- Pero la comunidad científica suele mirar esto todavía con cierto recelo. Creo que usted ha tenido que librar o está librando algún tipo de batalla precisamente frente a parte de ese estamento científico.
- En Metódica no hacemos nada que no esté respaldado por la ciencia. Cuando recomendamos a un paciente tomar cúrcuma, magnesio u otro suplemento, o planteamos estrategias como reducir el número de ingestas, realizar ejercicio de fuerza o regular los biorritmos del sueño, siempre hay estudios científicos que avalan esas recomendaciones.
El problema es que la medicina convencional y, en general, el propio concepto de «mundo científico» es muy ambiguo, porque hoy día existen estudios para prácticamente todo. Hace poco publiqué en la plataforma Mentes Expertas un vídeo sobre la relación entre los metales pesados y el posible desencadenante del autismo. Recibí críticas, pero muchas de ellas procedían de personas que no habían leído los estudios al respecto. Yo respondí reuniendo una serie de artículos científicos y diciendo: «Leedlos y después sacad vuestras conclusiones, pero primero informaos». El problema es que no se leen. Los estudios existen -de hecho, hay quizá demasiados-, pero requieren tiempo y dedicación.
Cuando escribí mi segundo libro incluí más de 300 referencias bibliográficas, porque esa es la única manera de afirmar que algo tiene base científica: leyendo y estudiando. La medicina integrativa está 100 % respaldada por la ciencia. Si acudimos a plataformas como PubMed o SciELO, vemos que todo lo que aplicamos en consulta tiene evidencia detrás. El problema, insisto, es que no se lee.
- Usted ha dicho que si queremos ser longevos tenemos que huir del estrés. La vivienda por las nubes, la inflación disparada, los sueldos congelados... Y, bueno, llegar a fin de mes cuesta cada vez más. Áteme esa mosca por el rabo.
- Evidentemente estamos en una situación social difícil, sin duda. Pero yo siempre digo que la actitud lo es casi todo. Seguro que conocéis a personas con serios problemas que, aun así, llegan a la noche, se meten en la cama y se quedan dormidas sin dificultad. Ahí está la clave: la actitud.
Debemos tener claro que los pensamientos generan emociones y las emociones generan comportamientos. Por tanto, la actitud ante la vida y el establecer una jerarquía de prioridades son elementos que nos protegen frente a la enfermedad. Tomamos como referencia nuestro estado de confort y, aunque ahora atravesamos una etapa complicada, al menos en mi entorno no se han alcanzado puntos tan críticos como para que se nos quite el sueño.
Rafa Guzmán
El problema en las sociedades occidentalizadas es que hemos vinculado la abundancia material a la calidad de vida y a la felicidad. Y no es así. Si uno lo piensa bien, la felicidad es barata, porque debe estar dentro de nosotros, no en lo que poseemos. Cuando hubo un apagón eléctrico, mucha gente entró en pánico: «No me puedo duchar, no puedo…» Pero ¿es tan grave ducharse un día con agua fría? Cuando uno viaja a países en vías de desarrollo descubre que hay personas felices sin apenas medios. ¿Por qué? Porque viven en el aquí y en el ahora, mientras que en Occidente solemos proyectarnos siempre hacia el futuro.
Ese futuro se nos presenta a través de los medios de comunicación con mensajes continuos de que todo va mal, la economía va mal, y nuestro cerebro, que es muy dramático, entra en un círculo de estrés. Pero cuando sales a la calle sigues viendo a la gente vivir, las terrazas llenas… Aunque hay sectores de la población que lo pasan mal, es necesario establecer una jerarquía sobre lo que es realmente importante. Si no podemos comprarnos un teléfono de mil euros y debemos optar por uno de trescientos, o si no podemos salir a comer fuera siete días a la semana, tampoco debería convertirse en un drama.
El problema en las sociedades occidentalizadas es que hemos vinculado la abundancia material a la calidad de vida y a la felicidad.
- La incomodidad entonces es una terapia preventiva.
- Absolutamente. Vivir en estado de confort continuo es incompatible con la salud. La naturaleza nos diseñó para estar seguros, no para estar confortables. Si evitamos pasar calor, frío, sed o hambre, nunca activamos un grupo de genes llamados vitagenes, que son los que nos protegen frente a las enfermedades.
El ejemplo más claro es el golpe de calor: cada verano aumenta el número de fallecidos. Sin embargo, las temperaturas extremas en Córdoba no son nuevas; desde hace décadas convivimos con 40, 43 o incluso 45 grados. La diferencia está en que hace 30 o 40 años no había aire acondicionado en todas las casas ni en todos los vehículos, y estábamos más expuestos al calor. Eso mantenía activos los sistemas fisiológicos que nos protegían. Hoy esos sistemas están inhibidos, porque el cuerpo «apaga» lo que no usa. Así, cuando una persona debe trabajar a 43 grados, su organismo no tiene defensas y sufre un golpe de calor.
Este mismo principio se aplica a todo: si ante cualquier síntoma recurrimos de inmediato a un antibiótico o a un medicamento para bajar la fiebre, anulamos la capacidad del sistema inmunológico de luchar por sí mismo. Poco a poco lo vamos debilitando, y cada día nos volvemos más vulnerables precisamente por esa falta de exposición a agentes agresores.
De hecho, para mi primer libro pensé titularlo Cómo enfermar cómodamente, porque la comodidad enferma, cien por cien.
Los dos títulos publicados por Espasa
- Hablemos de la comida, de la nutrición. Casi es imposible ir al supermercado con los conceptos que aquí se barajan o que usted propone, y comprar algo, ¿no?
- No estoy de acuerdo. Lo que intentamos promover y enseñar a nuestros pacientes es una alimentación lo más evolutiva posible. Es decir, recuperar en nuestra mesa los alimentos que el ser humano ha consumido durante cientos de miles de años: carne, pescado, verduras, frutas, marisco, huevos… y poco más.
El problema es que hoy los sanitarios necesitamos años de formación para convencer a la población de que lo precocinado, lo refinado y lo artificial es dañino, y que esa pirámide alimentaria que se difunde habitualmente debería invertirse. Al final, gran parte de la población se alimenta de productos que nunca formaron parte de la dieta humana durante su evolución.
- Pero añada usted a eso los pesticidas y demás. Y los metales pesados a los que antes ha hecho referencia, que podemos encontrar en el pescado.
- Claro, por supuesto. Si nos atenemos a eso, casi no podríamos comprar nada en un supermercado, porque prácticamente todo lleva aditivos. Ahora bien, dentro de lo que encontramos, lo que menos aditivos contiene son el pescado, los huevos, el marisco… Siempre digo que todo lo que venga envuelto en un paquete o en plástico, mejor evitarlo; y lo mismo con cualquier producto cuya etiqueta tenga demasiados nombres o códigos: eso significa más sustancias químicas y aditivos.
De nuevo, debemos establecer una jerarquía de prioridades. Lo primero es alimentarnos bien e invertir en una dieta saludable, porque eso nos ahorrará en el futuro muchos gastos en farmacia. En cambio, destinamos grandes cantidades de dinero a tecnología que apenas aporta nada a nuestra salud y que, además, nos hace más sedentarios y genera una alta toxicidad de dopamina.
- Por tanto, las pantallas nos hacen enfermar.
- El mal uso de las pantallas nos enferma, sí o sí. Está científicamente demostrado: existen estudios que muestran cómo el abuso de las redes sociales disminuye, entre comillas, el grosor del córtex prefrontal, que es la parte del cerebro que nos ha hecho ser lo que somos hoy.
Además, el uso inadecuado de la tecnología provoca insomnio y altera tanto el sistema inmunológico como el sistema nervioso vegetativo. En definitiva, el mal uso de la tecnología nos enferma.
Rafa Guzmán
– Esta clínica, Metódica, es conocida sobre todo por nombres del espectáculo, de la televisión, gente famosa que viene hasta Córdoba. ¿Eso cómo se ha conseguido?
- Dicen que la suerte es el lugar donde confluyen la formación, el conocimiento y la oportunidad. Hay un sector de la población con un nivel socioeconómico medio-alto que se preocupa mucho por su salud. Son personas con altos requerimientos de concentración, de actividad física y de mantener una apariencia aceptable porque trabajan de cara al público, ante las cámaras. Su imagen forma parte de su profesión y, por eso, buscan soluciones y, sobre todo, prevención.
Por determinadas circunstancias, comenzaron a acudir actores, actrices, presentadores de televisión… Y como suele ocurrir, cuando alguien obtiene buenos resultados lo transmite por boca a boca, lo que fue extendiendo la clínica. Hoy recibimos pacientes no solo de Madrid, sino también de Barcelona, Valencia, otras ciudades españolas e incluso del extranjero.
Esa demanda nos ha llevado a iniciar un proyecto de expansión. En breve abriremos un centro en Sevilla, después en Málaga, y más adelante en Madrid, con la intención de llegar a toda la geografía española. Todo esto responde a una necesidad real y a una demanda creciente de un público cada vez más consciente de que el rumbo de nuestra sociedad occidentalizada no es el más saludable.
- ¿La preocupación por la salud está de alguna forma relacionada con la clase social o con el poder adquisitivo?
- En cierta medida sí. Cuando tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas, disponemos de tiempo y capacidad para preocuparnos más por nuestra salud. Como se decía: prima vivere, deinde philosophare. Primero vivir, después filosofar.
Quien cuenta con medios económicos puede permitirse invertir en alguien que le asesore, lo que acorta el camino y le ofrece información fiable. Existen dos formas de llegar a una meta: ser autodidacta -lo que implica mucho tiempo y riesgo de no contar con fuentes fidedignas- o invertir en profesionales formados que guíen el proceso. Evidentemente, unos niveles económicos más altos facilitan el acceso a información más certera y a un mejor cuidado de la salud.
En breve abriremos un centro en Sevilla, después en Málaga, y más adelante en Madrid, con la intención de llegar a toda la geografía española.
- Si seguimos todos sus consejos, ¿nos moriremos en perfecto estado de salud?
- (Ríe) Ojalá. Son muchos los factores que influyen, pero, evidentemente, con ello vamos a minimizar riesgos. Siempre digo que cuanto más papeletas compremos, más posibilidades tenemos de que nos toque. Cuantas más herramientas utilicemos, más opciones tendremos de contar con una buena energía vital.
Es cierto que existen muchos factores que nos envejecen, y ni siquiera somos conscientes de todos ellos. Pero nunca es tarde para ponerse manos a la obra. La clave está en nuestras manos: el 85 % de las patologías crónicas se controlan con hábitos de vida, y eso lo avalan multitud de estudios científicos.