Audiencia Provincial de Madrid
Condenan a 45 años de prisión al hombre que mató a su mujer y su hija en Móstoles (Madrid)
El fiscal y la defensa de la acusación particular pedían prisión permanente revisable para el hombre búlgaro
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 45 años de prisión al hombre de origen búlgaro que mató a su pareja y a su hija de 6 años en el municipio madrileño de Móstoles.
La sentencia condena a Galin P. como autor de dos delitos de asesinato, con la agravante de parentesco y las atenuantes de alteración psíquica y confesión, según el texto al que ha tenido acceso Europa Press.
En torno a las 12:00 del 6 de noviembre de 2022, el acusado se encontraba en la vivienda familiar «con la intención y el único propósito de acabar con la vida» de su mujer y su hija, relata el fiscal. En ese momento, cogió un cuchillo y «de forma directa se abalanzó con el arma sobre las mismas, asestándoles con brutalidad numerosas cuchilladas por todo el cuerpo, causándoles la muerte». Posteriormente, fue arrestado en el domicilio.
Enfrentaba prisión permanente revisable
En el fallo, el tribunal del jurado, que acordó considerar a Galin P. culpable de delito de asesinato, propuso una pena de 20 años de cárcel por acabar con la vida de su pareja, y una prisión permanente revisable por matar a su hija. Igualmente, se tuvieron en cuenta las agravantes de parentesco y la atenuante leve por alteración psíquica, considerándose a la vez la atenuante leve por enajenación mental, no completa, como mencionaba la defensa, lo cual le habría dispensado de su responsabilidad penal.
El asesino confeso reconoció en el juicio haberlas matado «de una puñalada en el corazón para que no sufrieran», excusándose en que padecía una profunda depresión que le provocaba pensamientos suicidas.
Galin P. enfrentaba una petición de prisión permanente revisable, realizada tanto por el fiscal como por la abogada de la acusación particular, mientras que la defensa alegaba una eximente completa por enajenación mental.
El fiscal relató un comportamiento «controlador» del acusado hacia su pareja, llegando a las agresiones físicas y prohibiéndole ir al gimnasio, «lugar al que acudía la misma para fortalecerse ante el miedo que sentía». La acusación apuntaba a que el acusado mantuvo una relación sentimental con I.D.S. «marcada por la ausencia de valores comunes de respeto y de convivencia».