El monasterio de Debre Damo, en el norte de Etiopía, está situado sobre una meseta rocosa de difícil acceso. Fundado en el siglo VI, solo se puede alcanzar trepando por una cuerda de cuero de unos 15 metros, ayudados por los monjes. Una vez arriba, se descubre un conjunto de iglesias antiguas rodeadas de murallas, con vistas infinitas sobre el paisaje etíope. Su aislamiento y la forma de acceso lo convierten en uno de los monasterios más singulares del mundo.