Dormir en una fortaleza medieval del siglo XI: así es uno de los hoteles más sorprendentes de España

Los castillos ejercen una fascinación indudable sobre las personas. Estas fortalezas son testigos vivos de la historia y evocan leyendas de reinos, batallas, nobles, reyes, príncipes y princesas, y transmiten la fantasía y la magia de épocas pasadas en las que la vida se abría camino con la piedra, el fuego y la espada. También su emplazamiento, en lugares estratégicos y generalmente elevados, los convierten en perfectos miradores.

Dormir en un castillo medieval combina una inmersión en la historia con una estancia de lujo y fantasía

Por eso a la gente le gusta dormir en un castillo, para vivir una experiencia que combine la inmersión con la historia con el lujo y la fantasía. Ofrecen al huésped un alojamiento diferente, con una arquitectura singular, un interior que hoy cuenta con comodidades modernas (spa, wifi, suites majestuosas, restaurantes galardonados…) y, por lo general, rodeado de paisajes espectaculares.

Rodeado por la dehesa

Para vivir esta experiencia no hay que viajar muy lejos porque en España si de algo andamos sobrados, es de castillos. Un buen ejemplo lo encontramos en la provincia de Salamanca, en Villanueva de Cañedo, en medio de una dehesa de 116 hectáreas y rodeado de encinas, alcornoques, pinos, viñedos y almendros. Ahí se encuentra la Posada Real Castillo del Buen Amor, un castillo-palacio del siglo XV construido sobre una fortaleza anterior del siglo XI. La tradición popular denominó al castillo Del Buen Amor por ser la morada del obispo Don Alonso de Fonseca Quijada, de su amante Doña Teresa de las Cuevas y de los cuatro hijos que tuvo con ella.

El castillo conserva en la actualidad muchos de sus elementos originales y una decoración con muebles de anticuario acordes con las características del edificio. En el exterior dispone de una piscina, varias terrazas, una pequeña laguna y un laberinto de setos. La Posada del Buen Amor está estructurada en torno al patio gótico central y en lo que fueran las estancias nobles del castillo se ubican la recepción, el bar, la sala de convenciones y cinco salones sociales en los que se puede escuchar música, leer algún libro de la biblioteca del castillo o compartir algún juego de mesa.

Comodidades del siglo XXI

En 1958, el castillo, casi en ruinas, fue adquirido por la familia Fernández de Trocóniz y restaurado con esmero para convertirse en el hotel actual, conservando su estructura original. Lo que encontramos es un castillo medieval reconvertido en un establecimiento de cuatro estrellas que conserva la esencia de una fortaleza histórica, pero con todas las comodidades de un alojamiento del siglo XXI.

Dormir aquí es hacerlo entre murallas, galerías góticas y estancias que respetan la distribución medieval. Las habitaciones y suites están decoradas con un estilo medieval auténtico y a la vez que conservan detalles históricos están equipadas para una estancia moderna: camas amplias, espacios cuidados y muchas con vistas al paisaje castellano. Además, el castillo cuenta con zonas ajardinadas y espacios comunes.

Gastronomía y actividades

Uno de sus grandes atractivos es la gastronomía, con un restaurante que ofrece cocina castellana y vinos de la tierra. Destaca la ambientación medieval de sus salas. Es un lugar muy popular para la celebración de bodas y otros eventos, ofreciendo un entorno romántico e histórico.

Como buena fortaleza castellana, el castillo está rodeado de un entorno rural perfecto para disfrutar de planes y actividades. Los huéspedes pueden recorrer el castillo, admirar los salones con techos artesonados, caminar por los jardines, visitar sus viñedos y disfrutar de la piscina exterior. También ofrecen actividades como paseos a caballo. Este lugar de Castilla y León es ideal para parejas que buscan una escapada romántica en un ambiente con historia y, a pesar de su aparente aislamiento, está lo suficientemente cerca de la ciudad de Salamanca como para poder hacer una escapada para visitar la capital charra.