El primer ferrocarril de montaña recorre paisajes de Austria.MICHAEL LIEBERT

El primer ferrocarril de montaña del mundo sigue activo y es Patrimonio de la Humanidad

Lleva más de 170 años atravesando los Alpes austriacos y representa una de las mayores proezas de la ingeniería civil en los primeros tiempos del ferrocarril

A mediados del siglo XIX, cuando el ferrocarril era una tecnología en pleno desarrollo, atravesar una cordillera alpina parecía una quimera. Sin embargo, en el corazón de Austria, entre las ciudades de Viena y Graz, se levantó la Semmering Railway, una línea que cambiaría para siempre la historia del transporte europeo. Porque lo que hace especial a esta línea ferroviaria de 41 kilómetros entre las localidades austriacas de Gloggnitz y Mürzzuschlag no solo es que fue el primer ferrocarril de montaña del mundo, sino también el primero en ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La Semmering Railway, una línea de 41 kilómetros entre las localidades austriacas de Gloggnitz y Mürzzuschlag, cambió para siempre la historia del transporte europeo

La línea se construyó entre 1848 y 1854 bajo la dirección del ingeniero Carl Ritter von Ghega, con un objetivo ambicioso: salvar el paso de Semmering, en los Alpes orientales, utilizando locomotoras convencionales, sin recurrir a sistemas de cremallera. Para la época, era un desafío sin precedentes. El resultado fue una obra maestra de la ingeniería ferroviaria, capaz de superar fuertes pendientes y curvas cerradas manteniendo un trazado funcional y elegante.

Ruta entre montañas

Tren por el viaducto de Kalte Rinne en la línea ferroviaria Semmering.Getty Images

A lo largo de los 41 kilómetros entre montañas de la Semmering Railway se suceden nada menos que 16 viaductos, 15 túneles y más de un centenar de puentes de piedra y ladrillo perfectamente integrados en el paisaje. Lejos de imponerse a la montaña, la línea se adapta al relieve y ofrece a los viajeros una sucesión de vistas, bosques y valles alpinos.

La Unesco destaca que, gracias a la solidez de sus túneles y viaductos, «la línea se ha seguido utilizando sin interrupción hasta nuestros días»

Tren de pasajeros en el viaducto de AdlitzgrabenGetty Images

Ese equilibrio entre ingeniería, paisaje y arquitectura fue clave para que la Unesco lo declarara Patrimonio de la Humanidad en 1998. Según la Unesco, la línea ferroviaria de Semmering representa «una de las mayores proezas de la ingeniería civil en los primeros tiempos de la construcción de vías férreas. Debido a la solidez de sus túneles, viaductos y otras obras de ingeniería, la línea se ha seguido utilizando sin interrupción hasta nuestros días». Y el organismo destaca también que «el ferrocarril atraviesa un espectacular paisaje montañoso, donde se han podido construir numerosos edificios de gran calidad arquitectónica destinados a actividades recreativas, desde que la región quedó comunicada gracias a este medio de transporte».

Modelo a seguir

La Semmering Railway se construyó hace más de 170 años.Getty Images/Kai Michael Neuhold

Por tanto, no se trata solo de una infraestructura de transporte, sino de un ejemplo temprano de cómo una gran obra pública puede respetar y realzar el entorno natural. La Semmering se convirtió así en el modelo sobre el que se desarrollarían, décadas después, muchos de los grandes ferrocarriles alpinos europeos.

El trayecto por la Semmering Railway dura poco más de una hora y concentra una densidad paisajística e histórica difícil de igualar

Como destaca la Unesco, a diferencia de otros trenes panorámicos más turísticos, la Semmering Railway sigue siendo hoy una línea ferroviaria en uso, integrada en la red austriaca. Recorrerla no exige billetes especiales ni trenes de lujo: basta con subir a un convoy regional entre Viena y Graz y sentarse junto a la ventanilla. El trayecto dura poco más de una hora y concentra una densidad paisajística e histórica difícil de igualar.

Viaducto de Krauselklause en el histórico ferrocarril de montaña de Semmering.Getty Images

El otoño, con los bosques teñidos de color, y el invierno, cuando la nieve acentúa el carácter alpino del trazado, son las mejores épocas para viajar. Más de siglo y medio después de su inauguración, la Semmering Railway es un ejemplo de cómo el ferrocarril forma parte de nuestro patrimonio más valioso.