El padre Alfred y su prototipo de seguridad al que llamó Aurora

El padre Alfred y su prototipo de seguridad al que llamó Aurora

Nostalgia

Aurora: el espantoso coche creado por un sacerdote que ha salvado miles de vidas

La creación del padre Alfred se ha convertido en una verdadera pieza de museo

El padre Alfred Juliano nació en Filadelfia en 1919. Desde joven su vida transcurrió entre sus dos grandes vocaciones: la fe cristiana y los automóviles. Aunque Alfred siempre dio prioridad a su vocación eclesial, no dejó de lado la ingeniería.

Alfred, ordenado sacerdote en 1946, no abandonó su vocación en ningún momento, hasta el punto de encontrar el contenido humanista de la conducción a través de la seguridad vial y la reducción de accidentes y muertes. Recordemos que en aquella época los fallecidos por accidente de tráfico en los Estados Unidos eran una verdadera lacra social, con unos 35.000 decesos al año.

Sacerdote e ingeniero

Tras cursar un doctorado en aerodinámica en la prestigiosa Universidad de Yale, Alfred contó con el apoyo de la iglesia de Santa María de Branford en Connecticut, donde ejercía como párroco.

El padre Alfred al volante de su creación

Allí se planteó como objetivo la evangelización del automóvil, para lo cual se planteó un reto difícil de creer, crear el automóvil más seguro del mundo. Tras cinco años de trabajo y tomando como base un Buick de 1953, veía la luz Aurora, el que ha sido premiado en varias ocasiones como el automóvil más feo de la historia.

Un verdadero espantocoche

Tras su carrocería barroca y enrevesada se escondía el que era el coche más seguro del momento, con elementos tan innovadores como los cinturones de seguridad, que popularizaría Volvo una década después, o airbag de conductor. Precisamente el conductor iba centrado dentro de la fila de asientos delantera para que el coche le protegiera en caso de accidente.

Detalle del peculiar frontal del Aurora ya restaurado

Los paragolpes eran mullidos, para evitar daños en caso de atropello y la peculiar forma del delantero permitía además ‘acunar’ al peatón para no hacerle daño.

Alfred tampoco pasaba de largo en materia de comodidad, pues el coche tenía techo acristalado con una estructura metálica reforzada que protegía a los ocupantes en caso de vuelco.

Paragolpes mullidos

Sin duda un verdadero adelantado a su tiempo pero que no triunfó por los problemas mecánicos que el coche demostró tener desde el día de su presentación y por un precio, 12.000 dólares, que la gente calificó como fuera de lugar, pues en aquel momento el coche más caro de los Estado Unidos costaba 13.000 dólares.

El padre Alfred al volante del Aurora

La única unidad existente pasó muchos años en un desguace, donde llegó a estar casi insalvable, y de donde fue recuperada por el restaurador de coches Andy Saunders que lo ha convertido en una verdadera pieza de museo muy cotizada para exposiciones temporales.

Estado del Aurora cuando fue rescatado del desguace

Un ejemplo fehaciente de que se puede buscar y encontrar a Dios en cualquier rincón de la realidad.