Los peajes urbanos pueden ser realidad este mismo año

Los peajes urbanos pueden ser realidad este mismo añoEFE

Pago por uso

La primera ciudad española que ya habla abiertamente de cobrar un peaje de entrada a los conductores

Barcelona y Madrid llevan la voz cantante en materia de limitaciones y prohibiciones a la circulación y la puesta en funcionamiento de Zonas de Bajas Emisiones

Una de las primeras decisiones del Gobierno para este nuevo mandato ha sido retomar y poner en funcionamiento la aprobación de la nueva Ley de Movilidad Sostenible, algo a lo que se ha visto obligado por las millonarias ayudas europeas que acompañan a su aprobación dentro de los planes Next Generation para la recuperación europea.
Esta Ley es muy amplia y sirve para dar cobertura legal a determinados aspectos que quedaban hoy en día en el aire, como son las Zonas de Bajas Emisiones o los peajes urbanos. Estos peajes suponen que las ciudades de más de 50.000 habitantes que lo crean pertinente van a poder cobrar por entrar y circular a los coches que crean convenientes.

La primera ciudad

Hay una ciudad que desde hace ya casi dos años lleva hablando de la puesta en funcionamiento de una posible tasa a la circulación: Barcelona, donde grupos ecologistas cercanos a la anterior corporación llegaron a cifrar el precio de la entrada a la Ciudad Condal en cuatro euros.
Zona de bajas emisiones en Barcelona

En Barcelona los peajes se sumarían a las Zonas de Bajas Emisiones

En aquel momento se puso en marcha la campaña Barcelona 22, que entre otros polémicos aspectos incluía los peajes.
Recientemente, el consistorio catalán, con Jaume Collboni al frente, declaró que no se plantea gravar con una tasa la circulación de automóviles, aunque sí sigue adelante el Plan de Bajas Emisiones y peatonalización de la ciudad.
Pero ya sabemos cómo son las decisiones políticas en estos casos, que pueden virar en cuestión de segundos.
Londres o Nueva York ya funcionan con sistema de peajes urbanos

Los peajes urbanos ya son realidad en Londres

Barcelona y Madrid fueron las primeras ciudades españolas en poner en marcha las Zonas de Bajas Emisiones, lo que les costó que una sentencia judicial se las echara abajo, aunque fueron posteriormente recuperadas.
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