Errores de fábrica
No corren buenos tiempos para Tesla, al batacazo en bolsa que se ha dado recientemente se suma la caída de ventas de coches eléctricos registrada en mercados como el alemán, una realidad que ha dejado en el aire sus planes de expansión y la puesta en funcionamiento de nuevas gigafactorías, algo que afecta directamente a Valencia, que fue candidata a albergar una de ellas durante meses.
De hecho, todo indica que la firma ha cancelado oficialmente el lanzamiento de un coche eléctrico barato que podría costar por debajo de los 25.000 euros, una muy mala noticia para el automóvil en general.
Todo ello sin contar que sus constantes bajadas de precio han provocado el desplome de los valores residuales de sus automóviles, una de las peores cosas que le pueden ocurrir a una marca.
Así las cosas, Tesla acaba de asumir tácitamente la culpa en el accidente de un ingeniero de Apple en 2018 cuando utilizaba el Autopilot, el famoso sistema de conducción autónoma de la marca. Huang, así se llamaba el conductor, falleció como consecuencia de este accidente, lo que llevó a la familia a denunciar a la multinacional automovilística.
La familia del fallecido denuncia un mal funcionamiento del sistema de conducción autónoma, que confundió una de las líneas de la carretera y provocó el choque del vehículo contra la mediana mientras circulaba en una autopista de San Francisco a una velocidad de 115 kilómetros/hora.
Los responsables de Tesla se defienden diciendo que la información almacenaba indica que el conductor estaba usando el sistema de conducción autónoma desde 20 minutos antes del accidente y que sólo seis segundos antes del mismo había ignorado las advertencias del propio coche reclamando su atención.
Tesla explica que Walter Huang llevaba minutos jugando en la pantalla del coche, por lo que había dejado de prestar atención por completo a la conducción.
La realidad es que aunque Tesla lo haya vendido así, sus vehículos aún no pueden hacer uso de la conducción autónoma por una razón, aún no es legal en ningún lugar, ni siquiera en San Francisco, donde sólo funcionan experiencias piloto en compañías de taxis y no sin importantes problemas a diario.
El propio nombre del sistema, Autopilot, invita a la confusión entre los usuarios, pues piensan que efectivamente se trata de un piloto automático que les permite desentenderse por completo de la conducción, cuando realmente deben prestar atención tanto a la carretera tanto al propio volante, cogiéndolo cuando el coche así lo solicita.
Horas antes del inicio el juicio, que podría haber supuesto un revés de dimensiones desconocidas para la marca, Tesla decidió llegar a un acuerdo con la familia del fallecido en unos términos que no han trascendido, lo que le ha permitido evitar el mismo. Una excepción muy rara en la marca que pleitea en cientos de tribunales.
Actualmente en los Estados Unidos hay más de 1.000 casos similares en investigación por siniestros con fallecidos y una sentencia condenatoria podría haber sentado precedente que afectaría al resto de los casos, una situación que podría poner en peligro la viabilidad financiera de la firma en un momento muy delicado.
Pese a que Tesla sigue declarando que su mayor ventaja competitiva hoy en el mundo es el Autopilot, la realidad es que las limitaciones legales lo convierten en poco más que un control de crucero con radar de proximidad, funciones a las que añade el cambio de carril y la posibilidad de mantener el coche en el centro del carril, pero en ningún caso en un coche que conduce sólo.
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