
Uno de los jóvenes en el interior de la fábrica
Historia
Dos jóvenes se cuelan en una fábrica de coches de lujo abandonada y no dan crédito de lo que se encuentran
Esta de moda colarse en instalaciones abandonadas, pero si se trata de una fábrica de automóviles de superlujo se trata de una auténtica maravilla...
Las redes sociales dan cabida a todo, o a casi todo, en este caso uno de los capítulos que cuenta con más seguidores es el de los descubrimientos de zonas abandonadas.
Ni mas ni menos que lo que hacen estos jóvenes, que deciden desplazarse hasta la que fue una de las fábricas más exclusivas y lujosas de automóviles. Nos referimos a la fábrica azul, que recibe su nombre por el color en el que estaba acabada y por los coches que allí se fabricaban.
Ambiente de lujo
En este caso nos referimos a la planta de Campogalliano, Italia, cerca de Módena, una de las fábricas en la que se producían los brutales Bugatti EB 110, antes de que la marca pasara a ser propiedad del Grupo Volkswagen.
Bugatti EB110, faltan las palabras
Se trata de uno de los coches más significativos de la historia del automóvil. Tenía un motor V12 con 12 cilindros y una potencia de más de 600 caballos, lo que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 341 kilómetros/hora con un 0-100 km/h de 4,2 segundos.
Unidades numeradas
Un vehículo que en su momento costaba más de 200.000 euros y en la actualidad tiene una cotización de mercado superior al millón de euros.
Una de las placas en mitad de la fábrica
Se da la circunstancia de que la marca sería adquirida por el Grupo Volkswagen, que produciría el Bugatti Veyron como primer coche, un superdeportivo de 1.000 caballos, una auténtica barbaridad con un precio superior al millón de euros.
En este caso los jóvenes que se cuelan en la factoría se encuentran con una de las placas originales que iba dentro de los coches e identificaba a cada unidad del vehículo. Una auténtica joya de la historia del automóvil.
A día de hoy Bugatti sigue siendo una de las marcas más exclusiva de la automoción mundial, lo que no es sinónimo de que sea rentable, pues la producción es extremadamente cara.