España se convierte en el Marruecos de Europa: importamos los coches viejos que no quieren el resto de países

Tradicionalmente, Marruecos y en general el Norte de África era el destino de millones de coches viejos que ya no se consideraban aptos para circular en el Viejo Continente tanto por seguridad como por emisiones. Este tipo de vehículos recibieron el nombre de coches grises.

Se trata de vehículos que pese a estar considerados como chatarra en Occidente son protagonistas de un negocio muy lucrativo que está inundando de basura con ruedas determinados países.

Chatarra muy rentable

Recientemente, el propio director general de la DGT, Pere Navarro, realizaba unas declaraciones en las que decía que el envejecimiento del parque móvil español es a día de hoy una de las principales preocupaciones del organismo.

En este caso no es solo que los coches sean viejos en España, es que seguimos importando cada día gran cantidad de coches viejos de Europa, lo que significa que llevamos camino de convertirnos en el desguace de Europa.

Alemania el que más envía

Alemania sigue siendo el país que más coches usados envía a España cada año, con casi un 27 % de los que llegan cada año, seguida por Francia con un 18 %, Bélgica con un 14 % e incluso Rumanía con un 9 %.

Tal y como indica el propio Pere Navarro el problema es que antes importábamos coches de alta cilindrada y muy bien equipados y ahora lo que estamos comprando son coches viejos, cargados de años y en muchos casos con el cuentakilómetros falseado.

De acuerdo con estadísticas de 2023, el 50 % de los coches usados que compró España tienen más de 10 años, y muchos de ellos más de 15, un dato demoledor que no hace sino empeorar la antigüedad media de los coches españoles, que ronda ya los 15 años. De hecho, en Marruecos la edad media del parque automovilístico es inferior a los 11 años, otra cifra a tener muy en cuenta.

Más viejos que en Marruecos

Se trata de vehículos que acaban en España por su buen precio y alta demanda, un drama desde el punto de vista de la seguridad vial en el que el mayor afectado es el comprador, pues en ocasiones ni sabe que el coche que está a punto de adquirir no es importado y por supuesto desconoce que gran parte de estos automóviles llegan con problemas en el cuentakilómetros.

Hay que tener claro que quitar kilómetros a los coches sigue siendo un negocio muy rentable, sobre todo en vehículos en los que es muy difícil saber su origen real tras haber pasado por varios países. Una diferencia de 100.000 kilómetros en un automóvil puede marcar una diferencia de precio de hasta 10.000 euros.