El falso agente de la Guardia Civil
Seguridad vial
Colocan un falso guardia civil en un restaurante de carretera para asustar a los conductores y que frenen
El maniquí está colocado en una carretera muy frecuentada los fines de semana y en la que es habitual que circulen a gran velocidad
Hace solo unos años que saltaba a los medios una noticia que provocaba la indignación de los conductores y de la propia Guardia Civil, unos operarios de carretera que estaban haciendo una obra en Albacete decidieron colocar un coche de la Guardia Civil simulado para obligar a los vehículos a frenar.
El coche, fabricado en cartón, era tan sofisticado que tenía incluso iluminación mediante un sencillo sistema eléctrico. Ahora los dueños de este restaurante de carretera ubicado en un pueblecito de Ávila le ha tomado el relevo.
Una medida atrevida
En este caso han colocado un falso agente de la Guardia Civil de Tráfico hecho con un maniquí de los que suelen utilizarse en los escaparates de las tiendas de moda y vestido con un uniforme de la Guardia Civil.
El falso maniquí toma el relevo al falso coche de la Guardia Civil
El falso agente, que tiene gorra oficial y uniforme completo, sirve para que los motoristas y conductores en general que pasan por el pueblo se asusten y aflojen la velocidad, pues se trata de una localidad muy visitada por las motos durante los fines de semana.
Infracciones frecuentes
La propia Guardia Civil usa este método disuasorio en las carreteras, pues distribuye numerosas cajas de radar que realmente están vacías y en su interior no esconden radar alguno, pero los vehículos que pasan por delante aflojan la velocidad.
El falso agente a las puertas del bar
Ahora veremos la reacción de la Guardia Civil, pues la simulación de un agente no es ni medio legal, lo que podría costarle al establecimiento una buena multa o una sanción en el peor de los casos y obligarle a su retirada en el mejor.
Es cierto que hay determinadas carreteras donde la DGT debería tomar cartas en el asunto por los contantes accidentes de conductores y motoristas que parecen hacer quedadas para montar carreras, lo que suele terminar mal muchos fines de semana. Una actitud que podría sancionarse como conducción temeraria.