Xavier Peugeot y Robert Peugeot, en sendas imágenes de archivoAFP

Así es la guerra entre los Peugeot por un puesto en el consejo de Stellantis

Más allá de la rivalidad entre primos, aflora una diferencia estratégica: seguir apostando por el automóvil o diversificar las inversiones

Ya ha estallado la guerra entre dos primos Peugeot por el único puesto que les corresponde en el consejo de administración de Stellantis, el gigantesco conglomerado automovilístico –controla otras 13 marcas: desde Fiat a Jeep, pasando por Opel o Alfa Romeo– del que forma parte desde 2021.

Por un lado, está Robert Peugeot, de 75 años, actual detentor del puesto desde la integración en Stellantis. Hasta mayo de este año presidió Peugeot Invest, el holding familiar, que en la actualidad dirige su hijo menor Édouard.

Por el otro, también postula al puesto su primo lejano Xavier Peugeot, de 61 años, que rige los destinos de DS, la marca premium del histórico constructor simbolizado por un león. Ambos ya han depositado –la fecha límite era el 17 de octubre– sus candidaturas de cara a una designación que será aprobada cuando se celebre la próxima asamblea general de Stellantis, prevista para la primavera de 2026. De momento, la familia Peugeot, conformada por alrededor de 300 accionistas, todos descendientes de Armand Peugeot, fundador de la marca en 1897, controla el 7,74 % del capital de Stellantis frente al 15,9 % de Exor –el holding de los Agnelli– y el 6,7 % de la banca pública gala Bpifrance.

Mas es el único accionista de referencia que puede subir su participación en el accionariado siempre que el constructor chino Dongfeng decida retirarse y ceder a los Peugeot el 1 % que actualmente controla. Solo entonces podrán los Peugeot aspirar a un segundo puesto en el consejo de administración de Stellantis. La decadencia accionarial del clan comenzó mucho antes de la formación del conglomerado: corría el año 2014 cuando Robert se vio obligado a aceptar la reducción de la participación de la familia en el capital del 25 % al 14 %, a cambio de 1.500 millones de euros aportados por el Estado francés –vía Bpifrance– Dongfeng.

El objetivo tanto de Robert como de Xavier es recuperar influencia de la familia dentro de la marca y de Stellantis, pero con estrategias bien distintas. Robert se muestra partidario de que la familia diversifique sus activos para reducir su dependencia del sector automovilístico. Bajo su batuta, Peugeot Invest –que hoy preside su hijo menor Édouard, de 41 años– ya ha invertido en otros sectores. No siempre con acierto, como demuestran sus participaciones en el grupo de residencias de ancianos Orpea, la promotora inmobiliaria austriaca en quiebra Signa, y la empresa de proteínas de insectos Ynsect, que no logró encontrar un modelo de negocio viable.

A Xavier le preocupa más que a su primo la presencia cada vez más masiva de antiguos ejecutivos de Fiat Chrysler en puestos estratégicos de Stellantis. Para que el conglomerado se recupere, aboga por la movilización de los mejores talentos y conocimientos de todas las entidades que formaron parte de la fusión; no solo la italoamericana. También apuesta por seguir centrándose en el sector automovilístico. Por el momento, será la firma de cazatalentos Beyond Associés la encargada de dirimir la contienda entre los dos miembros de la octava generación de los Peugeot. Una primera comparecencia de ambos tuvo lugar el pasado 20 de noviembre. Mientras el león siga rugiendo…

Símbolo del protestantismo industrial francés

La familia Peugeot tiene sus orígenes en la región de Montbéliar, en el Franco Condado. En 1810, Jean-Pierre y Jean-Frédéric Peugeot transformaron el molino familiar en una acería. La aventura de sus descendientes en la industria automovilística empezó con el lanzamiento del 'Tipo 3', el primer automóvil de producción en serie del mundo. Continuó con la creación de la empresa Peugeot en 1897. La fusión con Citroën en 1976 dio origen al grupo Peugeot Société Anonyme (PSA), que se fusionó con Fiat Chrysler Automobiles (FCA) en 2021 para formar Stellantis. El hilo conductor del clan es y sigue siendo una fe luterana cuya impronta se percibe en la histórica austeridad de sus diseños y en la discreción en lo que respecta a la vida social. Muy distintos, por lo tanto, de los Agnelli, sus socios en Stellantis.