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Abrazo de un hijo y su madrePexels

Salud

Este es el sencillo gesto que hará que tus hijos crezcan saludables y felices

Según un estudio, los niños que recibieron más afecto de sus madres desarrollaron percepciones sociales más positivas en la adolescencia

La felicidad y el bienestar de los hijos se ven profundamente condicionados por las experiencias que viven en sus primeros años. Estas vivencias tempranas marcan su desarrollo físico y emocional y pueden dejar una huella duradera en su salud futura y en la forma en que se relacionan con el mundo.

Un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), publicado en la revista JAMA Psychiatry, revela que el afecto materno en la infancia temprana puede beneficiar la salud mental y física de los adolescentes. La investigación concluye que los niños que reciben más calidez por parte de sus madres a los tres años tienden a desarrollar una percepción más segura del entorno social a los catorce, lo que se asocia con una mejor salud general a los diecisiete.

Ya se había observado que la calidez materna –manifestada en elogios, tono de voz positivo y gestos de afecto– se vincula con una mejor salud a lo largo de la vida. Sin embargo, no estaba claro por qué. La doctora Jenna Alley, autora principal del estudio e investigadora en la UCLA, señala que estas primeras experiencias influyen en cómo los niños interpretan el mundo social, ya sea como un espacio seguro o amenazante.

«Tu esquema de seguridad social es la lente a través de la cual ves cada interacción social», explica Alley. «En cierto modo, estos esquemas representan tus creencias fundamentales sobre el mundo, qué puedes esperar de él y cómo encajas en él».

El estudio, primero en su tipo, se basa en datos de más de 8.500 niños del Estudio de Cohorte del Milenio en el Reino Unido. A los tres años, observadores evaluaron la calidez y la dureza materna. A los catorce se midieron sus esquemas de seguridad social, y a los diecisiete se registraron datos sobre su salud física y psicológica.

Los resultados muestran que los niños que recibieron más afecto de sus madres desarrollaron percepciones sociales más positivas en la adolescencia, lo que derivó en menos problemas físicos y psicológicos en la juventud. En cambio, la dureza materna no tuvo un efecto significativo.

«Estos son los primeros resultados que conocemos que demuestran que el cariño materno puede afectar la salud y el bienestar de los niños años después», afirma el doctor George Slavich. Alley destaca que promover la seguridad social en los jóvenes puede ser más eficaz que simplemente reducir experiencias negativas. «Los hallazgos hablan de la resiliencia», concluye.