Instalaciones de una desaladora
Riego, energía y desalinización: las ayudas de la UE a Marruecos para los cultivos del Sáhara
La sensación de favoritismo por parte de la Unión Europea (UE) hacia los productos hortofrutícolas de Marruecos ha abandonado el terreno de la especulación para refrendarse con datos.
El empuje de las producciones del vecino del sur en el mercado continental se advierte desde hace años en las explotaciones españolas, donde se condena que la UE abrace las frutas y hortalizas de Marruecos pese a que escapen de los estándares que sí ordena la institución europea al norte del Estrecho de Gibraltar.
La diferencia en costes y legislación laboral, así como en la normativa sobre la aplicación de fitosanitarios y aprovechamiento de agua, abre una brecha entre los cultivos europeos y africanos. Los agricultores españoles denuncian que la entrada masiva de productos de Marruecos genera una competencia desleal frente a sus alimentos, algo que amenaza con ir a más con la modificación del acuerdo Euromediterráneo.
La Comisión Europea ha acordado cambiar los términos del trato para cumplir con la sentencia del TJUE y el nuevo manual de juego, además de permitir que Marruecos comercialice las producciones saharauis bajo las denominaciones regionales «Dajla Oued Ed-Dahab» y «El Aaiún-Sakia El Hamra», incide en que la UE «proporcionará en primer lugar financiación a la región centrándose en sectores clave, como el agua, incluido el riego, la energía, la lucha contra la desertificación y la desalinización del agua, de conformidad con el principio de desarrollo sostenible».
Esta realidad, constatada en el texto propuesto por la Comisión, hace mella en los agricultores españoles. Los tomateros son los más agravados por este impulso, ya que el tratado –dirigido solo a tomates y melones cosechados en el territorio saharaui– otorga un apoyo económico a Marruecos que reclaman los agrarios en España. El temor en el campo es que el poderío del reino de Mohamed VI desplace a los productores ibéricos y que la falta de rentabilidad asfixie la hortaliza hasta su pérdida, tal y como ha sucedido con las judías verdes.
«Se agudizará, así, el problema de competencia desleal que sufren las producciones españolas frente a las del país magrebí, ya que no solo se amplían los beneficios arancelarios que otorga el Acuerdo de Asociación a las producciones marroquíes a las del Sahara, sino que estas últimas dispondrán, además, de ayudas comunitarias para su desarrollo, en cuestiones trascendentales como el agua, cuya escasez constituye, además, uno de los principales problemas del sector español», condenan en un comunicado la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPEX).
La exportación de tomate desde España a la UE ha pasado de 786.599 toneladas en 2014 a 591.098 toneladas en 2024, (excluyendo al Reino Unido) reduciéndose un 25 %, mientras que las importaciones españolas de tomate de Marruecos han crecido un 269 % en el mismo período, pasando de 18.045 toneladas a 66.624 toneladas. En la última década, la producción de tomate en España ha caído un 31 %.
«El sector de tomate se enfrenta a la competencia del Sáhara que, además de beneficiarse de las ventajas arancelarias que ya tienen las producciones marroquíes en el mercado de la UE, contará con financiación comunitaria en áreas clave como agua, incluido riego, energía y desalinización, en una situación inédita de apoyo de la Comisión», lamentan los exportadores.