El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante el congreso del Partido Socialista Europeo

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante el congreso del Partido Socialista EuropeoÁlex Zea | Europa Press

En el congreso de los socialistas europeos

Sánchez presume de pactar con Puigdemont y de frenar así la «ola reaccionaria» sin mencionar la amnistía

El presidente del Gobierno no alude a sus pactos con el separatismo catalán y pide al PP que abandone la «senda reaccionaria»

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha roto este sábado su silencio tras los pactos con Junts, el PNV y Coalición Canaria, de cara a su investidura, y lo ha hecho en el congreso de los socialistas europeos que este fin de semana se celebra en Málaga, desde donde ha presumido precisamente de pactar su investidura con el prófugo Carlos Puigdemont. «Somos la fuerza que puede acordar con todos, salvo con Vox», ha dicho.
Las primeras palabras de Sánchez, no obstante, han sido para trasladar un abrazo en nombre de la familia socialista al ex primer ministro de Portugal, Antonio Costa, «un gran socialista»… salpicado por la corrupción, causa de su reciente dimisión.
Dicho esto, el secretario general del PSOE, muy aplaudido por los suyos, ha alardeado ante sus correligionarios europeos de que «España volverá a tener un Gobierno de coalición progresista» liderado por su partido. Según él, «porque justo eso es lo que votó la mayoría del pueblo español el 23 de julio».
Según Sánchez, el pueblo español votó por que la gobernabilidad de España dependiera de Puigdemont, un prófugo de la justicia al que el propio presidente del Gobierno se comprometió a traer de vuelta a España, como mientras le han recordado varios centenares de personas a las puertas del palacio de congresos entre gritos e insultos.
Pedro Sánchez ha sacado pecho por el resultado que consiguió el PSOE en las pasadas elecciones generales. «Fuimos el dique en el que se estrelló la ola reaccionaria», según el líder socialista, que también ha pedido al PP que deje de «abrazar a la ultraderecha» y abandone la «senda reaccionaria», pese a que él ya se ha abrazado a Puigdemont, que representa, al parecer, el progreso en España.
En este sentido, Sánchez ha presumido de que el PSOE puede llegar a acuerdos con todas las fuerzas políticas, «salvo con Vox», ha puntualizado; mientras que el PP sólo puede pactar con la «ultraderecha». Y a renglón seguido ha señalado que la semana que viene sacará adelante su investidura con el respaldo de 179 de los 350 diputados que componen el Congreso, «todos legítimos representantes de la voluntad popular».

Ni palabra de la amnistía

En ningún momento ha mencionado la ley de amnistía que ha pactado con Puigdemont, ni siquiera a Cataluña, la comunidad a la que perdonará buena parte de la deuda que ha contraído con el Estado y a la que traspasará las competencias de los trenes de cercanías, dos concesiones que ha hecho a ERC, el partido de otro de los golpistas del procés, Oriol Junqueras, a cambio de su apoyo.
En resumen, Sánchez, protagonista absoluto de la jornada, ha preferido no comentar a sus correligionarios europeos cómo piensa gobernar España los próximos cuatro años, y se ha dado así su primer baño de masas después de una semana de protestas contra la amnistía y sus pactos con el separatismo catalán ante sedes socialistas de toda España.
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