Caracoles 2024

Los caracoles forman parte de la cultura y la gastronomía andaluzaJesús D. Caparrós

Andalucía, ante la 'invasión' del caracol marroquí: «Es como comparar jamón serrano con ibérico»

Andalucía importó 5.000 toneladas a lo largo de 2023 del blanquillo, una especie silvestre procedente del país vecino. El caracol de granja nacional es más caro, pero de mejor calidad

Primavera. Temporada de caracoles. Las terrazas de Andalucía se llenan de clientes, que la convierten en una de las tapas más solicitadas. La mayor parte del caracol que se consume en los bares, establecimientos y casas es de procedencia marroquí. Esta semana, se conocía un dato clarificador: la comunidad importó desde Marruecos un total de 5.000 toneladas a lo largo de 2023 por un valor total de 3,8 millones de euros. Y la cifra, de continuar con la tendencia, se superará en 2024.

«El caracol que viene de Marruecos no tiene nada que ver con el que nosotros producimos en granjas, es otra especie, de naturaleza silvestre, y conocido como el blanquillo» precisa, en conversación telefónica con El Debate, José Antonio Marcelo, secretario ejecutivo de Ancec (Asociación Nacional de Cría y Engorde del Caracol).

Y es que el caracol de granja nacional no es un producto con permeabilidad entre el consumidor andaluz. Se estima que solo un 30 % del caracol español se distribuye en Andalucía, mientras que el resto de la producción termina en otros destinos donde existe una mayor implantación de este tipo de especie, como comunidades situadas al norte de España u otras regiones europeas, como Francia e Italia.

El predicamento del que goza el caracol silvestre marroquí entre el consumidor andaluz, donde se consume mucho tanto en bares como en casas, responde a una motivación puramente económica… pero también cultural.

«En Andalucía, en concreto en Sevilla; y Murcia se consume el blanquillo, mucho más económico. Pero hay razones culturales, desde tiempos de los romanos. Responde a unos hábitos de consumo determinados».

El caracol de Marruecos es silvestre

Sin embargo, Marcelo aprovecha esta circunstancia para reivindicar el caracol de granja nacional. «No pretendemos sustituir al caracol silvestre. El de allí es bueno, el nuestro mejor, es como comparar el jamón serrano con el ibérico. Buscamos un producto de calidad del que se conoce exactamente su edad –lo cual permite precisa cuál será su punto exacto de cocción– y con una mayor masa muscular, que aporta un producto más carnoso».

El caracol de granja es inevitablemente más caro, pero más controlado. «El silvestre, en algún momento, puede amargar en boca dependiendo que haya sido lo último que haya consumido. El caracol de granja mantiene una dieta homogénea».

«Nuestro caracol es muy valorado. Es más caro que el silvestre, debido a que la mano de obra en Marruecos es más barata, pero aquí ahora hay un tipo de consumidor que valora ese plus de calidad», finaliza.

Se da la circunstancia que la recogida del caracol silvestre está prohibida en nuestro país en grandes cantidades –se permite una pequeña cifra para autoconsumo y en espacios públicos–según lo establecido en la Ley de Conservación de Patrimonio Nacional y la Biodiversidad.

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