El pueblo más tranquilo de Granada donde se conoce a sus vecinos como 'los lentos'

cuando llega el fin de semana, a más de uno se nos pasa por la cabeza la idea de desplazarnos a un lugar en el que, con tan solo bajarnos del coche y respirar su aire, podamos relajarnos y olvidarnos de todas las preocupaciones que nos rondan por la cabeza. Los granadinos están de suerte, ya que a tan sólo 33 kilómetros de la capital, pueden encontrar este remanso de paz.

Se trata de Nigüelas, una de las localidades de Granada más bonitas e interesantes, ubicada en el Valle de Lecrín, al pie del cerro del Zahor y al borde de los tajos del río Torrente. Entre sus múltiples atractivos destacan su entramado de calles de origen morisco, el Ayuntamiento de la localidad, que era el antiguo palacio de verano de la familia Zayas, construido en el siglo XVI; o su partidor de las aguas con su cruz de piedra del siglo XVI.

Sin embargo, uno de los datos más llamativos de este municipio de tan solo 1.234 habitantes, es que a sus vecinos se les conoce como 'los lentos'. Una de las leyendas más populares explica que este nombre se debe a que los habitantes de Nigüelas regalaron una imagen religiosa a los de un pueblo cercano, Dúrcal, y que su traslado procesionario de un lugar a otro duró tanto tiempo, que los apodaron los lentos.

Por su parte, un hotel de la zona conocido como La Alquería de los lentos, cree que este apodo tiene su origen en el mote de una familia y no en el modo de vida de sus vecinos. Eso sí, este establecimiento reconoce que el municipio cuenta desde tiempos inmemorables con una serie de condiciones que encajan perfectamente con el movimiento 'slow', que hace que los que lleguen hasta él se ralenticen. Este gentilicio está tan arraigado en la zona que su canal de difusión está ilustrado por un caracol y se llama info.lent@.

Incripción 'Festina lente' en su escudo

De hecho, en el escudo de esta localidad está inscrita la frase latina 'Festina lente', que significa literalmente «apresúrate despacio» . Esta expresión se le atribuye al emperador romano Augusto quien, según el historiador Suetonio, se dirigió a los suyos diciéndoles: «Caminad lentamente si queréis llegar pronto a conseguir un trabajo bien hecho».

El filósofo y guerrero por destino fue un gobernante insuperable en fama y aprecio popular, con una impronta que alcanzó mucho más adentro y que le hizo escribir su obra Meditaciones basada en la simple observación y aceptación de la realidad. «Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar», escribía Marco Aurelio.