Imagen de la playa de Garrucha (Almería) donde fue encontrado el cadáver del menor
Almería
El presunto asesino del niño de Garrucha aporta audios para alegar muerte por «curanderismo»
La estrategia de la defensa plantea un homicidio imprudente fruto de una «cadena de imprudencias» letales y una «praxis cultural pseudomédica»
La defensa de Juan David R. C., en prisión provisional por la muerte de Lucas, el niño de cuatro años fallecido en Garrucha, ha entregado este lunes al juzgado 22 archivos de audio, incluidos dos con la voz del menor horas antes de morir, para demostrar que el fallecimiento no fue asesinato, sino un homicidio imprudente fruto de la «ignorancia» y de prácticas de «curanderismo».
El despacho MCHM Abogados ha remitido un escrito a la Sección Civil y de Instrucción del Tribunal de Instancia número 3 de Vera adjuntando estas grabaciones que, a su juicio, «destruyen la presunción del monstruo» y el móvil del odio.
En los audios, el menor se dirige a su abuela paterna con serenidad, llama al detenido «papá» y dice que comió con él, una prueba que, según la defensa, acredita la existencia de un vínculo afectivo y la ausencia de un clima de terror o animus necandi (intención de matar).
Los letrados Manuel Martínez Amate y Diego Ricardo Molinari han afirmado que el material sonoro confirma la tesis de una «cadena de imprudencias» letales y una «praxis cultural pseudomédica». Según las transcripciones aportadas, la madre admite haber sometido al menor a maniobras de sobado –masajes abdominales vigorosos propios de curanderos– para tratar su malestar.
Para la defensa, esta práctica ejecutada por manos inexpertas explica las lesiones hepáticas halladas en la autopsia –estallido del hígado– sin necesidad de recurrir a la tesis de una «paliza homicida».
Ha detallado un patrón de «negligencia sanitaria absoluta» y que los audios revelan que los cuidadores alimentaron al niño con «pan con salchichas», pese al dolor abdominal, y trataron sus síntomas basándose en búsquedas de internet. «Buscándolo por internet vi que el ibuprofeno sirve para desinflamar», según un audio de la madre, que administró el fármaco «cada cuatro horas».
La defensa ha alegado que este antiinflamatorio agravó la hemorragia interna provocada por el traumatismo del sobado.
Además, los archivos exponen cómo la familia interpretó erróneamente la gravedad del cuadro médico. En las conversaciones, los padres describen que el niño tenía «fogaje» (fiebre interna) y sudaba, síntomas de una sepsis grave que confundieron con una mejoría al afirmar que «amaneció muchísimo mejor».
La estrategia defensiva ha insistido en el contexto de superstición y en que Juan David fue a la iglesia a por «agua bendita» para el menor, sustituyendo la medicina científica por la fe.
Los abogados han subrayado que la pareja no actuaba en la clandestinidad, ya que los audios acreditan un «tele-diagnóstico» y la madre enviaba fotos de las lesiones a su padre –el abuelo que ejerce la acusación– en tiempo real y realizaba videollamadas con las abuelas en Colombia y Venezuela, quienes validaban los remedios caseros a distancia.
Con esta nueva batería probatoria, la defensa ha solicitado que los hechos se califiquen como un homicidio imprudente derivado de una «praxis cultural errónea», negando el dolo asesino y pidiendo que no se condene a su cliente basándose en «prejuicios».