Moisés Camacho, con su libro sobre el Carnaval
Entrevista
Moisés Camacho, historiador: «En el Carnaval de hoy hay autocensura porque tenemos la piel muy fina»
Repasa la historia y las curiosidades de las fiestas gaditanas y el Concurso del Falla en un libro
Moisés Camacho es historiador y carnavalero, y ahora también las dos cosas juntas. Su libro El Carnaval de Cádiz (Almuzara) compendia tradición, música, curiosidades, arte y 'biografía' de esta fiesta tan imbricada con la personalidad de la ciudad. Él mismo, doctor en Artes y Humanidades, lleva 20 años participando en los Carnavales y estos días se le verá, a voz en grito, cantar en las calles.
— ¿Cómo le explicaría a alguien que no sepa nada del Carnaval su importancia en la historia y la personalidad de Cádiz?
— Es una parte de la identidad de Cádiz, va con la ciudad desde hace cinco siglos y, sobre todo en los últimos dos, ha sido importante en la cultura. Se ha transmitido de padres a hijos, y la copla se ha ido difundiendo por toda la familia. Ya es algo intrínseco al gaditano. En los últimos 50 años, además, le ha ido formando porque muchas veces, cuando la gente no tenía acceso a la lectura o ese tipo de cosas, las opiniones, las críticas, las filosofías se iban transmitiendo a través del Carnaval.
— No deja de ser periodismo cantado, como apunta en su libro.
— Hoy día ya casi no es así porque tenemos más acceso a la información, pero también sabemos cómo está el tema de la información, que es selectiva. El Carnaval aportaba siempre un punto de vista argumentado en las letras, y en se sentido era periodismo cantado. Además, había donde elegir, porque no ha ofrecido solamente una visión, sino varias y tú te sumabas a lo que fuera con tu manera de razonar.
— ¿Qué lo distinguiría esencialmente respecto a otros carnavales famosos del mundo: Venecia, Río de Janeiro, Tenerife...?
— El rasgo más distintivo es la copla. Sin ella, sería otro carnaval más. A través de la copla se hace sátira de los problemas también del ser humano, no solo de los gaditanos. Eso lo distingue de carnavales como el de Venecia pero no de Tenerife y Montevideo (Uruguay) porque estos dos tienen el mismo origen en los Carnavales de Cádiz.
— Lo popular es otro rasgo muy distintivo de Cádiz frente a, por ejemplo, Venecia; pero no siempre fue así. En el siglo XVI el carnaval gaditano era de tipo veneciano.
— Sí, en origen era un Carnaval de tipo italiano porque viene de la mano de los genoveses, que lo traen de Venecia. Es un Carnaval de máscara, no popular, pero que se empieza a hacer popular con el confeti, los niños en la calle. Conocemos ese paso por los testimonios de las primeras protestas, noticias sobre protesta porque están tirando cosas en la calle. La gente del pueblo empieza a celebrarlo y se crean bandos para controlar el fenómeno. El carácter popular siempre ha estado y sobre todo ya en el siglo XIX, cuando se empieza a controlar y se hace oficial el carnaval. Hasta entonces no era oficial ni controlado por el Ayuntamiento.
En el siglo XIX se empieza a controlar el Carnaval cuando el Ayuntamiento lo hace oficial
— De hecho, como cuentas en el libro, la oficialización del Carnaval trae también el control y la censura.
— El Ayuntamiento empieza a pedir a las agrupaciones que paguen un impuesto y que presenten lo que van a cantar. Hoy ya no es así, pero todavía se marca tendencia a través de los premios que se dan, que hace que otras agrupaciones quieran imitar ese modelo.
— Este año, con motivo de la agrupación que cantó contra el cambio climático o las vacunas, el Ayuntamiento se abrió a la posibilidad de un filtro previo a las letras. ¿Qué le parece?
— Lo principal del Carnaval de la libertad. Yo creo que esa agrupación tenía derecho a cantar, el público también a expresarse, pero hay que señalar que el público no se expresa solamente por lo que canta esa agrupación, la mayoría era por la afinación, la música, la coordinación. Pero ese mensaje tiene que estar porque si no no hay libertad. Aquí está tanto la libertad de ellos para cantar como la mía para coger o no ese mensaje.
— ¿Y cómo se compatibiliza la libertad de expresión con estos tiempos tan delicados, de corrección política, en los que todo discurso es susceptible de ser penalizado?
— Estos tiempos se reflejan en el Carnaval, sí. No a través de una censura directa ya, pero sí en una autocensura. Tienes que tener cuidado de saber si te pasas o te van a dar por tu lado. Entonces al final te autocensuras. La piel está demasiado fina desde mi punto de vista, y es un problema no solamente para el Carnaval, sino para el humor en general, porque hay que tener siempre en cuenta que esto es humor.
— Este año, el Ayuntamiento se ha propuesto minimizar el impacto del botellón. ¿Cree que el botellón y la masificación son una amenaza para el Carnaval, como sucede con otras fiestas tradicionales en España?
— El botellón es una amenaza en el sentido de que no se escuchen las coplas. En la calle hay mucho ruido y cada vez es más difícil cantar. El incivismo que viene aparejado al consumo masivo de alcohol está en todos lados, así que está bien que el Ayuntamiento lo combata. No puede prohibirlo pero sí decirle a la gente que el Carnaval de Cádiz no es eso. El Carnaval son las coplas. Te puedes beber una copa, pero escuchando coplas, y con control.
El incivismo asociado al alcohol está en todos lados, pero eso no es Carnaval. El Carnaval son las coplas
— En su libro apunta a que hay trabajo por hacer en la incorporación de la mujer
— Las mujeres están en las comparsas y los coros, es en la chirigota donde faltan. Todavía tienen miedo o respeto a ese ámbito, en el Falla sobre todo, porque en la calle están integradas también ahí. Falta participación de las mujeres en el teatro, pero es un proceso evolutivo. A día de hoy no hay tanto machismo en el Carnaval,
— ¿Por dónde cree que van a ir los tiros en el Concurso en los próximos 20, 50 años?
— Yo creo que la evolución está marcada por las agrupaciones de fuera. Evidentemente el Carnaval ya no es una cosa de Cádiz, solo de la ciudad. Ya está en toda Andalucía, de momento, y llega a otros sitios de España, que piden participar. Cada vez se está ampliando más la frontera, lo que no sé es hasta dónde vamos a llegar porque tampoco podemos tener un concurso de tres meses. Hay que ver cómo se gestiona eso. Hasta el momento la participación es abierta y por eso es un concurso y no una gala.