Los jóvenes han empezado a comercializar su producto fuera de la provincia de Málaga

Los jóvenes han empezado a comercializar su producto fuera de la provincia de MálagaPlash

Málaga

Los creadores de las cucharillas comestibles: «Emprender es un reto, pero ser tan jóvenes nos brinda mucho apoyo»

Iván Marmolejo y José Rojas, dos veinteañeros malagueños, son los cofundadores de Plash, una empresa innovadora y sostenible dedicada a la distribución de removedores comestibles para el café

Con 20 años recién cumplidos y contando los días para terminar exámenes y comenzar las eternas vacaciones de verano de los universitarios, Iván Marmolejo y José Rojas ya pueden decir que son empresarios. Hace apenas unos meses lanzaron su proyecto tras un inspirador viaje estudiantil a Costa Rica; hoy llegan a fin de curso con los deberes hechos y, según sus más que prometedores resultados, pasan a tercero con matrícula de honor.

Los dos jóvenes, compañeros de clase en LEINN (Liderazgo Emprendedor e Innovación), una universidad enfocada en el emprendimiento, el desarrollo de proyectos y la búsqueda de negocio, son unos apasionados del café. El ‘viaje emprendedor’ del curso tenía como destino Costa Rica y ambos compañeros supieron sacarle el máximo partido. «Por supuesto que nuestra idea para Plash nació allí», cuenta José, «Costa Rica es un país cafetero por naturaleza y aprovechamos para visitar cafetales, explorar, sumergirnos en ese mundo, hacer contactos y unir nuestro gusto por el café con nuestra idea de negocio».

«En esa fase de exploración e ideación en Costa Rica», explica Iván, «investigamos el mercado y dimos con este producto, el removedor comestible, que allí estaba muy extendido, pero que en España estaba aún por explotar. Contactamos con un proveedor en España y, nada más regresar del viaje, recibimos las primeras muestras y nos lanzamos directamente a venderlas».

Estas cucharillas comestibles, fabricadas con harina de arroz y un ligero sabor a vainilla, resisten las altas temperaturas del café sin derretirse. Además de resultar llamativo y apetecible para los clientes que lo han probado, producen cero residuos al evitar el uso de palitos de madera desechables que terminan en la basura o en el suelo de la cafetería, en el peor de los casos.

Su próximo reto es probar otro tipo de sabores, más allá de la vainilla que ya fabrican

Su próximo reto es probar otro tipo de sabores, más allá de la vainilla que ya fabricanPlash

José tiene muy claro que lo más complicado fue esa primera toma de contacto con la realidad. «Nos recorrimos todas las cafeterías de Málaga para dar a conocer el producto, una por una. Estábamos enseñando algo nuevo, algo que no habían visto nunca, por lo que no era sólo vender el producto, sino descubrírselo a la gente por primera vez», recuerda. «Eso fue sin duda un plus de dificultad», apostilla Iván, «pero, en cuanto vimos que funcionaba y que a la gente le interesaba, empezamos a traer grandes cantidades para distribuirlo y a movernos por redes sociales para darnos a conocer».

Un mercado por explotar

El resultado está siendo muy positivo. A día de hoy, su empresa, Plash, funciona, su producto está en 12 cafeterías de Málaga, una de Murcia, una de Alicante y «estamos empezando a registrar más pedidos del resto de España». «Ese es nuestro siguiente paso», afirma Iván, «expandirnos fuera de Málaga y lanzarnos a otro tipo de clientes, como restaurantes, hoteles, distribuidores de hostelería… y este verano nos gustaría probar la exportación de café».

«A corto o medio plazo estamos valorando también experimentar con otros sabores y seguro que diversificaremos nuestros productos, pero hoy estamos centrados en las cucharillas», añade José.

Plash es, por el momento, una empresa de dos. Entre José e Iván cubren todos los departamentos, aunque «contamos con colaboradores, por ejemplo, la empresa de envíos, pero el día a día lo trabajamos sólo nosotros dos». Y tampoco tienen ninguna prisa, sino que afrontan el proyecto con cierta serenidad, viendo qué les va deparando el futuro sin grandes planificaciones, «creciendo poco a poco y adaptándonos según lo requiera la situación», asegura Iván.

Para ambos jóvenes, a pesar de lo que pueda parecer en un primer momento, su edad ha sido siempre un punto a favor desde que nació el proyecto. «Es cierto que emprender es todo un reto, todas las semanas pasa algo, surge algún problema, pero el ser tan jóvenes nos ha brindado el apoyo de la comunidad», explica José. «La confianza y el apoyo de la gente ha sido muy importante», reafirma su compañero, «cuando la gente ve a unos chavales jóvenes con un proyecto tan innovador, tan sostenible y moderno, se vuelca con nosotros y estamos muy agradecidos, ha sido algo realmente muy positivo».

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