l diputado de Vox Sergio Rodríguez, durante una sesión de control al Govern balear en mayo

El diputado de Vox Sergio Rodríguez, durante una sesión de control al Govern balear en mayoEuropa Press

Baleares

El PP desata la ira de Vox al vetar su reforma sobre el castellano y presentar una alternativa propia

El Parlament rechaza la propuesta de máximos de Vox que modifica 11 artículos para incluir el español como lengua vehicular mientras los ‘populares’ defienden incluir un único punto en la ley educativa

Nada de lo ocurrido este martes en el Parlament fue una sorpresa. Todo estaba previsto. Vox llevó al pleno una propuesta de máximos para reformar el marco educativo y blindar la vehicularidad del castellano; el PP, fiel a lo anunciado, no la apoyó. Lo que encendió los ánimos fue el movimiento previo de los populares llevando su propia iniciativa, registrada solo un día antes, que introduce en la Ley de Educación una referencia expresa al castellano como lengua vehicular. Una jugada que deja a Vox en una posición incómoda para oponerse, pero que rebaja sus aspiraciones políticas.

Desde septiembre, tras haber pactado los presupuestos en julio, Vox había reclamado avanzar en la cuestión lingüística. Medio año después, el acuerdo se ha quebrado. Ambos partidos coincidieron en el qué —reconocer la vehicularidad—, pero no en el cómo. Ahora Vox exige una reforma profunda del sistema, mientras el PP traza sus fronteras: el Decreto de Mínimos, la Ley de normalización y el Estatut d’Autonomia. Son, dicen los populares, líneas rojas que no se cruzarán. Desde la tribuna, Sergio Rodríguez lo resumió con sarcasmo: «¿Cómo piensan aplicar la vehicularidad para que no quede en papel mojado sin interferir en la autonomía de centros, ese undécimo mandamiento?».

Con el ya anunciado voto en contra del PP, el pleno del Parlament rechazó este martes la toma en consideración de la Proposición de Ley de Vox sobre la vehicularidad del castellano en la educación, con los de Santiago Abascal acusando a los populares de «deslealtad» y de «juego sucio». La reforma ha cosechado el voto en contra de PP, PSIB, MÉS per Mallorca, Més per Menorca y Unidas Podemos, así como de los no adscritos y ex de Vox Idoia Ribas, Agustín Buades y Xisco Cardona.

«Hoy es un día triste porque esta cámara va a votar en contra de la libertad. Que lo haga la izquierda está en su ADN, pero que lo haga un partido conservador, no nos lo podemos explicar», arrancó Rodríguez (Vox) con un tono encendido:. El diputado apeló a la Unesco y a la defensa del derecho de los niños a ser educados en su lengua materna, recordando que «eso mismo defendían los nacionalistas antes de cambiar el chip mental y apuntarse a la imposición del catalán».

Rodríguez acusó al PP de cometer «una jugada sucia» y de interpretar a su conveniencia los acuerdos alcanzados entre ambos partidos. «Dicen que somos sus socios prioritarios, pero nos han traicionado. Han aprobado muchos decretos gracias a Vox, dos techos de gasto y dos presupuestos. Pero de todo nuestro programa, sólo han cumplido una cosa: permitir que los menores vayan a los toros acompañados de un adulto», reprochó.

El portavoz adjunto de Vox ironizó sobre la «sacrosanta autonomía de centros», que, dijo, el PP trata como «el undécimo mandamiento». «Si un director decide que todo se imparte en catalán, ¿qué derecho le queda a un padre?», planteó. «Lo que ustedes proponen, modificar solo un artículo de la ley, es una estafa. Un gesto hacia la galería».

Por parte del PP, la portavoz adjunta, Marga Durán, replicó con firmeza. Recordó que el acuerdo con Vox se limitaba a «introducir la vehicularidad del castellano y la difusión de las modalidades insulares del catalán». «Estos dos puntos son el acuerdo, pero el texto de Vox va mucho más allá y lo saben. Pretenden rebajar el papel del catalán y limitar la autonomía de centro. No podemos avalar una redacción que colisiona frontalmente con pilares fundamentales del sistema educativo y con líneas rojas que no sobrepasaremos nunca», afirmó.

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