Cerdos en una granja

Cerdos en una granjaGetty Images/Marcos Kulenkampff

Preocupación en el campo: ASAJA alerta de un riesgo real y muy preocupante de expansión de la peste porcina

La organización agraria de Castilla-La Mancha reclama medidas más contundentes y una coordinación clara para evitar un impacto devastador en el sector

La preocupación se ha extendido por el sector ganadero ante la posibilidad de que la peste porcina africana (PPA) pueda avanzar hacia nuevas comunidades autónomas. En Castilla-La Mancha, donde el porcino es uno de los pilares productivos, la inquietud es especialmente intensa. Así lo confirma Mercedes Solera, miembro del Comité Ejecutivo Regional de ASAJA Castilla-La Mancha y ganadera, en declaraciones a El Debate, en las que describe un escenario de riesgo real y fuerte tensión en las explotaciones.

Un virus difícil de frenar

La organización agraria reconoce que la situación es compleja. Solera recuerda que la PPA es un virus muy resistente, capaz de mantenerse activo en diversos entornos y difícil de controlar debido a factores que escapan a la propia explotación ganadera. Señala que el jabalí sigue siendo el principal reservorio y vector, y que a su comportamiento imprevisible se suman los movimientos de transporte, la movilidad de personas y la actividad en espacios abiertos donde es casi imposible garantizar un control absoluto. Todo ello, explica, convierte la amenaza en algo tangible y cercano.

La preocupación crece entre los ganaderos

En las últimas semanas, ASAJA Castilla-La Mancha ha detectado un aumento evidente de la preocupación. Los ganaderos de las zonas afectadas y de los territorios limítrofes trasladan cada día su inquietud, pero también se percibe en otras regiones donde aún no se ha declarado ningún foco. Solera asegura que los temores no son únicamente sanitarios, sino también económicos, porque cada explotación sabe que una incidencia del virus podría paralizar toda su actividad de un día para otro. La incertidumbre, afirma, se ha convertido en parte del día a día del sector.

Un impacto que podría ser devastador

La posibilidad de que el virus entre en Castilla-La Mancha o en cualquier comunidad con alto nivel de producción porcina tendría consecuencias graves. Solera lo define como un impacto devastador, con cierres inmediatos, pérdidas millonarias, restricciones comerciales y un efecto dominó sobre toda la economía rural. ASAJA Castilla-La Mancha recuerda que el sector porcino genera empleo directo e indirecto en pequeñas localidades y que la aparición de un foco podría afectar no solo a los ganaderos, sino también a la industria cárnica, al transporte, a los servicios auxiliares y, en definitiva, a la estabilidad económica de muchos municipios.

Medidas necesarias, pero todavía insuficientes

La organización admite que se han adoptado medidas, como la prohibición de la caza en el perímetro afectado para evitar la dispersión del virus y la intensificación de las labores cinegéticas fuera de esa zona. Sin embargo, considera que estas actuaciones deben reforzarse. Solera apunta a la necesidad de contar con equipos especializados en la gestión y control de la población de jabalíes, y recuerda que la administración no puede delegar esta tarea casi por completo en los cotos de caza. ASAJA Castilla-La Mancha pide una estrategia más ambiciosa que incluya vigilancia activa, retirada rápida de animales muertos y recursos suficientes en todas las comunidades autónomas, porque solo así podrá abordarse un problema que lleva años fuera de control.

La bioseguridad como principal barrera

En este contexto, la bioseguridad se ha convertido en el último muro de contención. Solera insiste en que los ganaderos están aplicando los protocolos de forma correcta, aunque también reconoce que es imprescindible mantener un nivel máximo de exigencia. La organización recuerda que la bioseguridad es la herramienta más eficaz que tiene el sector para protegerse y que una mínima relajación puede convertirse en un riesgo enorme. En las explotaciones se vive con la sensación de que cada detalle importa y de que cualquier descuido podría abrir la puerta a un problema de gran magnitud.

El temor a restricciones comerciales y cierres

La amenaza no es teórica. ASAJA Castilla-La Mancha confirma que ya se han producido efectos en el comercio exterior, como la retirada de ciertos certificados de exportación. Solera advierte de que si la enfermedad se extiende, las restricciones podrían aumentar y muchas explotaciones se verían obligadas a cerrar temporalmente, con un impacto directo sobre el empleo y la economía rural. La organización insiste en que cada día que se pierde en el control del virus agrava las consecuencias potenciales para las zonas productoras.

Necesidad de coordinación y mensajes claros

Otro de los puntos que ASAJA Castilla-La Mancha considera urgente es mejorar la coordinación entre comunidades autónomas y con el Ministerio. Solera indica que la información institucional no siempre es homogénea y que existen diferencias entre los datos que se trasladan en las reuniones técnicas y los que llegan a los medios de comunicación. Esa falta de claridad genera confusión, alimenta la alarma y resta credibilidad a la gestión pública. La organización también critica la difusión de mensajes poco rigurosos, como la supuesta aparición de «bocadillos contaminados», que terminan señalando injustamente al sector. ASAJA reclama una comunicación más directa, transparente y unificada para evitar rumores y ofrecer confianza tanto a los profesionales como a la ciudadanía.

Lecciones de crisis anteriores

La experiencia acumulada en crisis sanitarias anteriores ofrece aprendizajes que hoy siguen siendo válidos. Solera destaca que la transparencia informativa es esencial, que la rapidez en la toma de decisiones puede salvar explotaciones y que la coordinación real entre administraciones y sector resulta imprescindible. También subraya que el control de la fauna salvaje debe ser una política continua, planificada y dotada de recursos, y no una actuación puntual cuando el problema ya está extendido. ASAJA Castilla-La Mancha insiste en que la bioseguridad debe entenderse como una inversión y no como un simple trámite.

Medidas que el sector considera urgentes

A partir de este diagnóstico, la organización plantea un conjunto de actuaciones que considera prioritarias para evitar la propagación del virus. Entre ellas destaca el refuerzo inmediato de los controles de fauna salvaje mediante equipos especializados, la retirada rápida y sistemática de jabalíes muertos tanto dentro como fuera del perímetro afectado, la transparencia absoluta en los datos oficiales sobre el número de animales y la evolución del foco, la intensificación de los controles en los movimientos de animales y transporte, y el apoyo económico directo a las explotaciones que necesiten reforzar sus medidas de protección. Para ASAJA Castilla-La Mancha, resulta igualmente imprescindible que la administración asuma la responsabilidad de aclarar cualquier información errónea que afecte al sector y que deje de delegar esa tarea en las organizaciones agrarias.

Un mensaje claro a la sociedad

En medio de este escenario, ASAJA Castilla-La Mancha recuerda que España cuenta con uno de los sistemas de control sanitario más estrictos de Europa. Solera insiste en que el consumidor puede tener la tranquilidad de que la carne producida en España es segura, porque los controles impiden que un producto infectado llegue al mercado. Y precisa que, en caso hipotético de aparición de un producto contaminado, no sería de origen español. Por ello, reivindica el valor del producto nacional y pide a la sociedad que apoye al sector, especialmente en momentos de incertidumbre como el actual.

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