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El suicidio juvenil enfrenta a CCOO y Educación: seis intentos para el sindicato, uno para la Junta

El choque de datos expone la falta de recursos y la necesidad de reforzar la salud mental en los institutos

La semana avanzaba con normalidad en los institutos de Castilla-La Mancha cuando un comunicado de la Federación de Enseñanza de CCOO irrumpió con fuerza: el sindicato aseguraba haber detectado al menos seis intentos autolíticos en centros de la provincia de Toledo en apenas unos días. Un aviso que encendió las alarmas y proyectó sobre las aulas un debate de fondo: ¿Están preparados los centros para detectar y atender el riesgo de suicidio juvenil?

CCOO ha apuntado directamente a la ausencia de una regulación autonómica clara para prevenir estas situaciones, lo que, según el sindicato, ha obligado a los propios equipos docentes a multiplicar sus protocolos internos. Una respuesta artesanal, dicen, ante un problema que exige recursos, personal especializado y una estrategia bien definida.

El sindicato reclama una intervención inmediata del Gobierno regional: más profesionales de salud mental, psicólogos, orientadores y personal de servicios a la comunidad, además de formación urgente para el profesorado en detección de señales de alarma. También exige reducir la carga lectiva de quienes asumen la responsabilidad del bienestar emocional en los centros, un papel que consideran esencial y desbordado.

«La salud y la seguridad de nuestros estudiantes no pueden esperar», subraya CCOO, que insta a la Junta a actuar sin demora para evitar que los centros se conviertan en espacios de vulnerabilidad.

La Junta rebaja la cifra y pide prudencia: «Solo nos consta un caso»

Apenas un día después, la Consejería de Educación ha salido al paso para rebajar la alarma. El consejero, Amador Pastor, aseguró que la Junta solo tiene constancia de un caso, el de una niña cuya situación —explicó— no está directamente relacionada con la vida escolar, sino con su entorno familiar. La menor, ha añadido, está siendo atendida por Salud Mental, mientras el centro educativo mantiene una vigilancia coordinada.

Pastor ha pedido cautela en la difusión de cifras no verificadas, especialmente en un asunto tan sensible: «Los jóvenes captan todos los mensajes y debemos estar de su lado», ha insistido.

El consejero ha defendido que el Gobierno regional ya ha puesto en marcha una estrategia de salud mental que incluye un eje específico dedicado a la prevención del suicidio juvenil y la detección de conductas autolíticas. El trabajo, ha dicho, se desarrolla en coordinación con Sanidad, Bienestar Social e Igualdad, y se apoya en la formación continua del profesorado y en figuras clave como los tutores y los coordinadores de bienestar infantil y juvenil presentes en todos los centros educativos.

Dos visiones, un mismo reto: detectar a tiempo

La divergencia entre las cifras de CCOO y las de la Consejería ha abierto un debate público, pero también ha puesto sobre la mesa un punto de coincidencia innegable: la detección temprana es esencial. Tanto el sindicato como el Gobierno regional reconocen que cada señal de riesgo, cada gesto y cada palabra pueden ser decisivos.

Mientras CCOO subraya la urgencia de reforzar recursos y protocolos, la Junta insiste en que la estrategia ya está en marcha y que se trabaja para mejorar la coordinación entre las instituciones y los centros educativos.

El choque numérico deja en el aire una pregunta más profunda: ¿Están los centros y las administraciones preparados para acompañar emocionalmente a los jóvenes en un momento en el que la salud mental se ha convertido en una de las grandes preocupaciones sociales?

Lo que sí está claro es que la conversación ya no puede aplazarse. Castilla-La Mancha mira a sus aulas con una mezcla de alerta y responsabilidad, consciente de que cada vida, cada estudiante, cada historia merece la máxima atención y cuidado.