Olivar
El mejor aceite de España nace en Valdepeñas… y la historia detrás es alucinante
El Valdenvero Hojiblanco, nacido del envero y de una cosecha temprana casi ritual, lleva a Valdepeñas hasta la cima del olivar español
En un salón iluminado por focos y olivas proyectadas sobre las paredes, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, pronunció el nombre que volvía a colocar a Castilla-La Mancha en la cima del olivo: «Valdenvero Hojiblanco». La cooperativa COLIVAL —una histórica de Valdepeñas que lleva décadas afinando el arte de convertir una aceituna en emoción líquida— recibía el premio al mejor aceite de oliva virgen extra de España en los prestigiosos Premios Evooleum.
Fue su gerente, Consoli Molero, quien subió al escenario para recoger un galardón que ya es algo más que un trofeo: es un reconocimiento a la paciencia del campo, al talento manchego y a la capacidad de un producto local para competir con los mejores aceites del planeta.
El oro verde que nace del «envero»
Para entender por qué este aceite ha conquistado a expertos y jurados, hay que regresar al origen. «Valdenvero» no es un nombre casual: combina Valdepeñas con el momento exacto en que la aceituna alcanza su punto perfecto de maduración, el envero, cuando cambia de color y el fruto empieza a contar secretos.
Ese instante fugaz, casi sagrado para los maestros de almazara, es el que COLIVAL convierte en una cosecha temprana que apenas dura unas semanas —entre octubre y noviembre— y de la que salen botellas tan exclusivas como efímeras.
El Hojiblanco, variedad que da vida a este AOVE, recibe su nombre por el tono blanquecino de la hoja del olivo. De ella nace un zumo intenso, limpio, con matices a hierba recién cortada y almendra. Un aceite capaz de elevar un pan tostado a experiencia sensorial.
En COLIVAL hablan de «elaiotecnia extrema», un término que podría pasar por poético si no fuese completamente real: una forma de molturar que ignora la lógica de la producción masiva y apuesta por la precisión absoluta. Calidad en lugar de cantidad. Cada litro de Valdenvero Hojiblanco es una declaración de intenciones: poco, pero perfecto.
Esa filosofía les ha llevado a formar parte de los 100 mejores aceites del mundo, una lista reducida que cada año elabora la editorial Mercacei y que se ha convertido en un mapa global del talento oleícola.
Un sector que mira al futuro con optimismo
Durante la gala, el ministro Planas destacó que el aceite de oliva vive un momento dulce, impulsado por la recuperación de la producción media, el aumento del consumo doméstico y el interés creciente de mercados como Estados Unidos.
El sector español —recordó— mantiene su liderazgo internacional con 1,37 millones de toneladas previstas para esta campaña, el 40% del total mundial.
Planas también subrayó el compromiso del Gobierno con el olivar, recordando la Declaración de Córdoba, firmada el 20 de noviembre por una treintena de países y organismos, para reforzar la sostenibilidad, la salud y la cooperación internacional en torno al aceite.
De Valdepeñas al mundo: una historia que sigue creciendo
La imagen de Consoli Molero sosteniendo el premio no es solo una fotografía institucional: es el reflejo de una región que lleva siglos respirando entre olivos. COLIVAL no solo representa a Valdepeñas; encarna a cientos de familias que cada otoño vigilan el color exacto del fruto, esperando el día en que la aceituna decide convertirse en aceite.
Ese compromiso atraviesa cada botella de Valdenvero Hojiblanco, un AOVE que este año vuelve a demostrar que Castilla-La Mancha no solo compite: lidera.
Y así, en un escenario madrileño pero con alma manchega, Valdepeñas firmó una de esas victorias discretas pero profundas que el lector recuerda: la de un aceite que viaja desde las raíces de nuestra tierra hasta las mesas del mundo.