Joaquín Leguina durante la entrevista con El Debate

Joaquín Leguina, en una imagen de archivoPaula Argüelles

Entrevista

Joaquín Leguina: «La situación demográfica en Cataluña es simplemente catastrófica»

El director del Observatorio Demográfico CEU analiza el informe 'Cataluña: declive demográfico de una sociedad multicultural'

El expolítico socialista y doctor en Demografía Joaquín Leguina atiende a El Debate para profundizar en el informe Cataluña: declive demográfico de una sociedad multicultural. Publicado la semana pasada por el Observatorio Demográfico CEU –dirigido por Leguina–, el estudio presenta varias conclusiones contundentes, como que la mitad de los bebés que nacen en Cataluña hoy tiene padres de origen extranjero.

El informe del CEU muestra también que la tendencia al envejecimiento de la población de origen catalán no se revierte –más del 25 % tiene más de 65 años–, o que en Barcelona, el 53,4 % de los hombres de entre 20 y 39 años nació fuera de España.

¿Cuál es la principal conclusión a la que ha llegado tras realizar el estudio?

–Que la situación demográfica en Cataluña es simplemente catastrófica. Sobre todo desde el punto de vista del mensaje separatista: los hijos de los extranjeros que llegan, ¿tienen algún interés en que Cataluña se separe de España? Creo que es un escenario poco favorable a estos planteamientos que se están demostrando tan perjudiciales para Cataluña y para España. A modo de resumen, destacaría que en Cataluña nacen más niños de padres extranjeros que de padres españoles.

–¿Es un fenómeno generalizado en toda España o específico de Cataluña?

–Es un fenómeno más agudo en Cataluña. Además, aquí la inmigración está desviada respecto al resto de España: hay muy poca de procedencia latinoamericana y mucha árabe, concretamente de Marruecos y Pakistán. Es algo muy buscado por Jordi Pujol: quería inmigrantes que no hablaran español, y aquí tenemos el resultado. La obsesión de los separatistas modernos por la lengua es la misma que tenían sus fundadores con la raza.

–Hablando de lengua, a menudo la administración intenta integrar a la población inmigrante a través del aprendizaje del catalán, ¿considera que es una estrategia adecuada?

–La integración, que es imprescindible, se ha de hacer a través de los hijos de los inmigrantes. Es imprescindible que estos chicos y chicas lleguen a la universidad y a las FPs en la misma proporción que los hijos de españoles, y esto no está ocurriendo. Es necesario fomentar políticamente este objetivo, porque si no tendremos –a medio y largo plazo– a una parte importante de la población española sin estudios superiores ni formación profesional. Eso es malísimo, tanto para ellos como para el país.

–El informe destaca también que Cataluña tiene el peor saldo migratorio interregional de toda España…

–Sí, apenas hay inmigrantes en Cataluña que vengan del interior de España. A ver, una persona que nace en Segovia y que por la razón que sea quiere emigrar… ¿Usted cree que escogería Barcelona? ¡Mejor Madrid! O Sevilla, u otra capital, porque en Barcelona le están tocando las narices con la lengua todo el día. Siendo charnego tendrá más dificultades. De todas maneras, aunque hay un proceso evidente e imparable de vaciado de las zonas rurales, y es un problema, creo que este no es el más importante de España en este momento.

–¿Cuál es?

–La bajísima fecundidad. Es más baja en Cataluña y en el País Vasco, pero es baja en toda España: tenemos una de las tasas más bajas de la Unión Europea. También somos una sociedad envejecida, pero el límite de envejecimiento –la proporción de viejos sobre el total de la sociedad– depende casi exclusivamente de la natalidad. Hay que hacer lo posible para ayudar a las mujeres y a las parejas a que cumplan sus deseos de tener hijos. Esta es una pregunta que el INE viene haciendo, por cierto.

–¿Cree que es una cuestión económica o que la situación obedece a un cambio cultural?

–Mira, antes de este informe, en el Observatorio Demográfico CEU hicimos otro sobre nupcialidad: es un disparate la enorme cantidad de divorcios que hay. Es un cambio cultural que se ha dado en las parejas. Son costumbres que se van imponiendo: algunas son buenas, pero otras son muy malas para el conjunto de la población.

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