Detalle del cuadro 'Vanidad', del pintor Frank Cadogan Cowper (1907)

Leyendas de Cataluña

La melancólica leyenda de la dama de Aragón, la princesa a la que cantaron Serrat o Maria del Mar Bonet

Un repaso a la composición musical y a la leyenda que pudo inspirarla

Se conoce como La dama de Aragón a una canción tradicional catalana que han cantado artistas como Joan Manuel Serrat o María del Mar Bonet, y cuya letra –musicada por Antonio Nicolau y armonizada para coro por Lluís Millet, fundador del Orfeó Català– habla de una mujer noble, «bonita como un sol», cuyo pelo dorado le llega «a los talones» y que es «hija del rey de Francia, hermana del de Aragón».

La historia de la dama de Aragón fue recogida por el folclorista Joan Amades y el músico Joan Tomàs, quienes hallaron una variante de en La Granadella (Lérida) en agosto de 1932, gracias a la informante Francisca Freixinet. El hecho de que los folcloristas hayan recogido esta canción en distintos lugares prueba que la leyenda era muy popular y estaba extendida, sobre todo en las comarcas de la llamada ‘Cataluña Vieja’; es decir, el área sur de los Pirineos que fue reconquistada entre los siglos IX y X.

Se dice que esta dama es la princesa Isabel de Aragón, hija de Jaime I el Conquistador y hermana del futuro Pedro III de Aragón. Se casó con el hijo del rey san Luís de Francia, quien más tarde sería Felipe III de Francia, el Atrevido. Esta conexión con la realeza de Aragón y Francia encaja con estas estrofas de la canción.

Con todo, la canción no necesariamente se refiere a una única mujer, sino que encarna el mito de la noble dama trágica cuyo destino funesto ha quedado ligado a la cultura popular. Su aparición no solo evoca tristeza, sino que a menudo se interpreta como un presagio de desgracia o cambio.

En su origen, antes de la unión de Cataluña y Aragón por el matrimonio de Petronila con Ramón Berenguer, una dama de Aragón era, por definición, una extranjera, una novia de alianza, una mujer que abandonaba su tierra natal para casarse en un castillo hostil y lejano, convirtiéndose en un símbolo de sacrificio político y aislamiento.

Varias interpretaciones

Sobre el personaje existen diferentes interpretaciones. Una habla de una joven que llega a Cataluña para casarse con un noble, para sellar un pacto de paz. Sin embargo, en un ambiente lleno de intrigas y celos, muere misteriosamente, a menudo envenenada por los rivales de su esposo o por alguna antigua esposa celosa. Su alma vaga buscando al culpable o a la justicia perdida.

Otra versión la sitúa en un castillo fronterizo durante las guerras con los sarracenos. Su marido la deja para ir a luchar y su castillo es sitiado. Muere de hambre, enfermedad o defendiendo la fortaleza, y su espíritu queda fijado al punto más alto de la muralla o la torre del homenaje, contemplando eternamente la llegada imposible de un ejército de rescate.

'The Rose Bower', de David NashWikimedia

Finalmente tenemos la versión, en la cual la dama se enamora de un caballero de menor rango. Al ser descubierta, es emparedada, o encerrada de por vida en las mazmorras del castillo. Su espíritu gime hasta el Juicio Final. El escenario de los lamentos son los castillos de la ‘Cataluña Vieja’, como el de Ciutat o el de Cardona. Cuando la dama se aparece, puede anunciarse con un débil lamento o un susurro inaudible, que solo se escucha en las noches de viento o luna nueva.

Es el sonido de una tristeza que no puede resolverse. Cuando se la ve, su presencia es la de una figura luminosa y pálida, vestida y flotando sin tocar el suelo. Su visión más común es en el patio de armas, las escaleras de honor o la torre más alta de la fortaleza. Su aparición va acompañada de un olor a flores antiguas o marchitas: el espectro de la dama de Aragón es un mal presagio.

La Dama de Aragón representa la vulnerabilidad de la mujer noble en el contexto feudal. La moneda de cambio entre las alianzas políticas, sin voz y sin voto sobre su destino. Su pena es eterna. Su espectro recuerda a los vivos que la ambición tiene un coste humano y que el precio de la paz y el poder es a menudo la felicidad individual.

Es, en esencia, la voz de la melancolía feudal en Cataluña. Una advertencia de que la tristeza y el desasosiego del pasado nunca se van del todo, sino que esperan en la penumbra de las viejas piedras.