Varios niños realizan ejercicios en un colegio de Granollers, en una imagen de archivoEuropa Press

Iglesia

El Arzobispado de Barcelona refuerza la misión evangelizadora de sus escuelas parroquiales

La renovación del patronato de la Fundación de Escuelas Parroquiales ha provocado críticas por la cercanía de sus miembros a realidades como la ACdP o el Opus Dei

La renovación del patronato de la fundación que gestiona las escuelas parroquiales del Arzobispado de Barcelona ha provocado el resquemor de aquellos que ven con malos ojos que los centros educativos cristianos evangelicen. Así se desprende de una noticia publicada en El País hace unos días en la que se advierte de que «los movimientos ultracatólicos toman el control de las escuelas parroquiales» de la archidiócesis.

La pieza se hace eco de que –como ha podido comprobar El Debate– el pasado mes de julio se produjo una renovación del patronato de la Fundación de Escuelas Parroquiales (FEP). Con este movimiento, se pasó de siete miembros a 13, entre los cuales sólo quedan tres personas del anterior patronato: según el Arzobispado, se trata de una cuestión de edad.

El País, no obstante, pone el foco en varios de los nuevos patronos, relacionados con realidades eclesiales como la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), el Opus Dei o los Legionarios de Cristo, a las que tilda de «movimientos ultracatólicos» y de «conservadores». «Quieren convertir las escuelas diocesanas en un buque insignia, en un modelo a seguir para la nueva evangelización», señala en la pieza una voz citada como «cercana a la diócesis», como si fuera algo negativo.

Lo cierto es que, aunque la noticia del diario se presenta como una ardua investigación, nada de lo que presentan es secreto ni nocivo. La relación de nombramientos es pública –puede encontrarse con facilidad en la Guía de la Iglesia publicada por el Arzobispado– y la nueva presidenta de la FEP, Montse Durany, se presentó a las familias de las 18 escuelas que forman parte de la fundación con una carta enviada a principios de curso.

En ella, Durany recordaba que las escuelas parroquiales «son mucho más que un espacio de aprendizaje», porque son «comunidades» donde los alumnos integran «los valores inspirados en nuestro carácter propio, enraizado en el humanismo cristiano». La presidenta de la FEP también señalaba como uno de los tres ejes para este curso la «identidad cristiana» de las escuelas parroquiales, «que nos anima a transmitir valores de solidaridad, responsabilidad y esperanza».

Más allá de la anécdota, el intento de atacar a un patronato formado por miembros que se toman en serio la misión profunda de la escuela cristiana en el siglo XXI se inscribe en una serie de asaltos mediáticos contra este tipo de propuestas. La más llamativa de ellas fue, hace unos meses, la campaña orquestada contra la nueva dirección de la escuela Mare de Déu del Carme de Terrassa, más conocida como el Karmel, que llegó incluso al Parlament de Cataluña.

Mientras tanto, desde la nueva FEP dejan que sus obras hablen por ellos. Fuentes cercanas al nuevo patronato consultadas por El Debate ven con resignación el ataque hecho desde las páginas de El País. «Siempre habrá gente con ganas de criticar incluso cuando todavía no se ha hecho nada», zanjan.