Profesionales del sector sanitario se concentrar frente a la Consejería en Valencia.

Profesionales del sector sanitario se concentran frente a la Consejería en ValenciaCSIF

Comunidad Valenciana  El «hartazgo» de los sanitarios desborda a Puig: «Veo el trato a los pacientes y me dan ganas de llorar»

El tripartito valenciano se enfrenta a una huelga y a múltiples protestas del sector por su gestión

El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, no pierde ocasión para cargar contra su homóloga madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Consciente de que esa actitud le puede ayudar a amarrar votos en su potencial electorado, ha hecho de la confrontación con la popular su distintivo personal.
Así, por ejemplo, Puig ha liderado la descentralización de ciertos organismos estatales acusando a la Comunidad de Madrid de no saber que España es más «que la M-30».
En materia de impuestos, a pesar de intentar imitar las recetas de Ayuso, el valenciano le afeó su «populismo fiscal» y en gestión sanitaria el líder del tripartito constantemente ha sacado pecho de que su región está «mejor que otras», en clara referencia a la madrileña.
Sin embargo, de unas semanas a esta parte, el barón socialista ya no hace demasiadas menciones al estado de la Sanidad pública en la Comunidad. Quizás, este hecho se deba a que las protestas y concentraciones de los profesionales del sector se le acumulan a Puig, con una convocatoria de huelga para los días 17 y 18 de enero incluida.

Situación «inviable»

Según explica a El Debate el presidente de Sanidad de la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) en la Comunidad Valenciana, Fernando García, la situación de la sanidad pública en la región «está empeorando».
Y lo está haciendo con tal intensidad y velocidad que, según el representante sindical, «muchos de los residentes están pensando en dejárselo o irse a otras comunidades cuando acaben la residencia» porque no les es «atractivo» seguir en la Comunidad «y están sufriendo la saturación de guardias y presión asistencial».
Para García, el caos comienza en la Atención Primaria. «Está saturada porque durante la pandemia se han dejado de ver muchas patologías y se acumulan las pruebas diagnósticas y los retrasos», apunta.
Esto provoca que los facultativos tengan que atender en una jornada al uso a unos «sesenta u ochenta pacientes», algo que es «inviable» porque lo máximo «serían treinta».
En este sentido, García coincide con el secretario General del Sindicato Médico de la Comunidad Valenciana (CESMCV), Víctor Pedrera: «El tiempo adecuado para dar una cita en Atención Primaria es de entre 48 y 72 horas máximo», algo que dista mucho de los «diez días» que se están dando. Así, también recalca que para que los médicos puedan trabajar «con garantías», tendrían que atender a «veinticinco o treinta pacientes al día».
Esta cifra está muy alejada de la realidad y más aún, según indica Pedrera, porque hay «un repunte de la patología respiratoria». «A lo habitual, le añadimos bronquiolitis en pediatría y el covid, que no ha desaparecido», recalca.
Sobre el virus que confinó el mundo, el dirigente de CESMCV es contundente: «Estamos teniendo un repunte severo que no está registrado y no aparece en los medios de comunicación, pero sí en las puertas de los centros sanitarios».
Con ese panorama, García comenta que los pacientes cuando llegan a su hospital lo hacen «malhumorados» y los profesionales «se agotan porque lo pagan con ellos», llegando, incluso, a las «agresiones verbales».
Pasado un tiempo «razonable», el enfermo decide ir a Urgencias, por lo que «también se empieza a saturar. «El paciente es como la energía, ni se crea ni se destruye; si no entra por una puerta, entra por la siguiente», apostilla Pedrera.
Protesta del Sindicato Médico de la Comunidad Valenciana (CESMCV), frente al Hospital General de Castellón.

Protesta del Sindicato Médico de la Comunidad Valenciana (CESMCV), frente al Hospital General de Castellón.CESMCV

Ante este «bloqueo», comienzan las «demoras», que en múltiples casos han llegado a superar «las seis horas», algo que es «insoportable para el enfermo y para el profesional», dice García.
Tan es así, que recuerda un momento en que una compañera suya de Urgencias le llegó a comentar que cuando ve «el trato que se le da al paciente» le entran «ganas de llorar mientras se va a casa».
Una vez atendidos, el siguiente calvario viene a la hora de que se le asigne una cama en planta. En palabras de García, este proceso está «complicándose» y los pacientes «esperan en los pasillos horas «sin intimidad y sin familiares», que están «fuera sin tener noticias».
Para intentar remediarlo, la Consejería de Sanidad ha tirado por la calle de en medio: «Han decidido operar menos porque tras la intervención el paciente se tiene que quedar en planta y no hay camas», lamenta el responsable sanitario de CSIF en la Comunidad Valenciana.
Según relata, paralizar operaciones para ingresar pacientes «de abajo» es entrar «en un círculo vicioso», ya que sin profesionales «nada se puede agilizar». «Todo son parches y queremos soluciones», exige.
Esto, a su juicio, lejos de beneficiar genera «otro problema», que no es otro que tener unas «listas de espera desbordadas». «No dan cifras, pero son bastante grandes y todo eso a pesar de que se está derivando a la privada más que nunca», reconoce García.
Respecto a las intervenciones quirúrgicas, Pedrera denuncia «el gran engaño»: «Para medir el tiempo de espera para una operación se basan en la fecha en la que el anestesista da el visto bueno y aquí la media son 140 o 150 días».
Pero el verdadero problema, insiste, es «el tiempo que se tarda en llegar hasta la consulta del anestesista desde que el médico de cabecera te detecta algo que ha de ser intervenido», afirma.
En el caso de la Comunidad Valenciana, esa demora «en muchos casos es de más de un año y no se cuenta», con lo que a los 140 días «habría que sumarles un año de espera».
La principal reivindicación de los colectivos médicos es el que hace referencia a la falta de personal. García señala que las plantillas están «muy ajustadas» y que de las cinco mil nuevas plazas creadas en el sector sanitario, «no ha habido un aumento real» de ellas en Urgencias.
Por tanto, considera que no se ha aprendido «nada» de la pandemia a la hora de «reforzar el sistema».
En la misma línea se expresa el dirigente de CESMCV, que asegura que de los recursos invertidos por la Consejería de Sanidad, muchos de ellos «misteriosamente se han ido a colectivos ajenos a los médicos como enfermeros, celadores o administrativos».
De este modo, Pedrera critica que el consejero, Miguel Mínguez, «se haya olvidado de los médicos» y recuerda que las listas de espera «difícilmente» van a descender «si no hay quien dirija el quirófano».
Este escenario de «hartazgo» en el seno de los profesionales sanitarios García cree que se puede agravar. La razón es que en tres años «el treinta por ciento de la plantilla se va a jubilar».
Por ello, el presidente de la sección de Sanidad de CSIF regional explica que las reclamaciones al consejero están encaminadas a una «mayor humanización, que se consigue con más recursos».
Como respuesta, los profesionales han recibido que el departamento de Hacienda impone «un techo de gasto», algo que García rechaza de plano: «No nos vale. Por encima del consejero hay un presidente de la Generalitat; que valore si la Sanidad se merece aumentar el techo de gasto», indica.
Finalmente, el sindicalista tampoco cree que el requisito lingüístico que establece que el valenciano valga el triple que un doctorado en las oposiciones a médico y cinco veces más que un máster, vaya a solucionar la situación del sector: «Es absurdo que por ideología pongan piedras en el camino; no tiene ningún sentido en un ámbito en el que la experiencia y la formación son fundamentales. Suma y sigue», zanja García.
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