Carlos Mazón y Ximo Puig se saludan.

Carlos Mazón y Ximo Puig se saludanEFE

Comunidad Valenciana  Puig se juega la presidencia en Alicante, donde Sánchez acaba de condenar a los regantes

Con un empate técnico en las encuestas, la provincia del sur se prevé clave para determinar el futuro político de la Comunidad Valenciana

«Es como si pretendes ganar la final del Mundial fallando todos los penaltis». El símil futbolístico es de un reputado analista político a nivel nacional que, preguntado por El Debate, responde a cómo afronta Ximo Puig las elecciones en Alicante tras el recorte de Pedro Sánchez al trasvase Tajo-Segura.

El escenario regional para el presidente de la Generalitat Valenciana no se puede definir como excesivamente halagüeño. De nada le ha servido confrontar con su jefe de filas.

En cuanto al trasvase, su tardía adhesión a las tan legítimas como desesperadas demandas de los regantes de Alicante han caído en saco roto y han obligado a Puig a volver su posición sumisa con la Moncloa. No obstante, como si de una anhelada humillación se tratara, el escarnio no acaba ahí.

En un acto de absoluta venganza originado en la factoría de propaganda monclovita, en la misma rueda de prensa en que orgullosa anunciaba el recorte al trasvase, la ministra Teresa Ribera quiso tener un «reconocimiento expreso» hacia Puig. Se recuerdan pocas puñaladas similares en el corto plazo entre barones socialistas. Sánchez, de nuevo, implacable ante el mínimo atisbo de disidencia interna.

Puig, 'sí pero no' con Sánchez

Desde el mes de diciembre, el presidente valenciano emprendió –algunos dicen que como último remedio por motivos electorales– una guerra abierta contra el Gobierno central a cuenta del trasvase. Fuesen los objetivos que pudiera perseguir electorales o reales, lo cierto es que al socialista le ha salido el pan como unas tortas. Ni ha recuperado la confianza de Sánchez ni los regantes le toman como argumento de autoridad en Madrid.

Y lo ha hecho, precisamente, en una provincia fundamental en clave demoscópica. De las tres que tiene la Comunidad, Alicante es la segunda más poblada y la que tradicionalmente decanta la balanza ante una situación de igualdad como la que prevén los sondeos entre el tripartito actual y el bloque de centro-derecha.

Al respecto, el periodista y analista político Héctor González pone en relieve la importancia del trasvase Tajo-Segura de cara a los comicios del 28 de mayo. En su opinión, es un asunto «especialmente sensible por lo que afecta a la economía del sur de Alicante».

También destaca que en la zona existe un «sentimiento de abandono y discriminación» al escuchar que va a haber «recortes en el trasvase».

De cara a las urnas, González considera que la decisión de Sánchez y Ribera al PSPV-PSOE puede resultarle «especialmente dañina».

En esta línea, recuerda que no queda «tan lejos» la campaña bajo el lema 'Agua para Todos' que «enarboló el PP en tiempos de Zapatero».

Partiendo de que el agua es «un factor clave por la dependencia agrícola» y por los «sentimientos que despierta su reporte», González hace una previsión: «O Puig atenúa el efecto del recorte o el PP estirará la ventaja que ya le dan las diferentes encuestas en la provincia de Alicante».

Protestas de agricultores y regantes de Levante contra los recortes en el trasvase Tajo-Segura.

Protestas de agricultores y regantes de Levante contra los recortes en el trasvase Tajo-Segura.JUAN CARLOS HIDALGO/EFE

Más escéptico se muestra el consultor político Joan Gonçales. En su opinión, el asunto del trasvase Tajo-Segura «puede tener repercusión» pero, sin embargo, «está por ver si puede acabar teniendo recorrido».

Según cree, lemas o causas como 'Agua para Todos' o 'Agua para Siempre' estarían ya «amortizados» y ello lo sustenta en que la aportación del sector agrícola al Producto Interior Bruto (PIB), aunque es «una manera de vivir, no representa lo que representaba y consume un recurso muy valioso».

Por tanto, Gonçales define la polémica por el trasvase como «buenos cartuchos para el Partido Popular» y cifra la clave en ver «qué parapeto pone la izquierda para que no le afecte tanto como en otras épocas».

Desde la óptica política, fuentes del Partido Popular señalan a El Debate la debilidad de Puig en Alicante porque la provincia «nunca ha estado entre sus prioridades».

La discriminación por parte de La Moncloa no se circunscribe a los recortes en el trasvase Tajo-Segura, sino que las mismas fuentes la amplían a los Presupuestos Generales del Estado (PGE): «Por dos años consecutivos hemos sido la última provincia en inversiones en los PGE».

En suma, los populares prevén un buen resultado para ellos en la provincia de Alicante porque para Puig sus habitantes «nunca» han estado «en la agenda de los socialistas valencianos».

Por su parte, la portavoz de Vox en el parlamento autonómico y presidenta de la formación en Alicante, Ana Vega, también prevé un mal resultado de los socialistas alicantinos.

Para la diputada, esto será consecuencia de que el presidente de la Generalitat «nunca haya apoyado a los regantes y a los agricultores» del Levante español.

Asimismo, critica que «nunca» se le ha visto «en ninguna manifestación en contra del trasvase», una infraestructura que, tal como incide Vega, «necesita agua para darnos de comer» y constituye «una forma de vida y economía en la provincia de Alicante y en la Comunidad Valenciana».

Por tanto, el funambulista Puig ya ha descubierto sus cartas. El mayor riesgo que corre es el de no contentar a nadie, escenario en el que la parece que tiene más de una parcela.

Que Sánchez nunca más volverá a confiar en Puig lo saben, como diría Mariano Rajoy, «hasta los niños de pecho». Solo falta por ver, entonces, el grado de compromiso real que el presidente valenciano adopta con Alicante, tierra –y agua– esencial para él.

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