La Policía Nacional ha desarticulado una red de explotación sexual en la provincia de Valencia.

La Policía Nacional ha desarticulado una red de explotación sexual en la provincia de ValenciaPOLICÍA NACIONAL

Comunidad Valenciana  La Policía libera a 8 mujeres explotadas sexualmente en la provincia de Valencia

Las víctimas vivían en «condiciones infrahumanas» y los captores se aprovechaban de ellas porque la mayoría se encontraba en situación irregular

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal que se dedicaba a explotar sexualmente a las víctimas que captaba aprovechándose de la situación irregular de ellas.
La operación se ha desarrollado en las localidades valencianas de Alzira y Játiva y en ella se ha liberado a ocho mujeres. Asimismo, las actuaciones se han saldado con cinco personas detenidas.
Según informa el Cuerpo, las víctimas «vivían hacinadas en colchones en el suelo» y sus captores les introducían en la red «a través de anuncios en páginas de contactos con falsas promesas económicas, aprovechándose de su situación irregular y de vulnerabilidad»

Sanciones económicas

Una vez dentro, los explotadores determinaban «qué tipo de prácticas sexuales debían realizar» cada una de ellas. En caso de que alguna de las mujeres se negaran a llevarlas a cabo, se les imponían «sanciones económicas», además de tener que estar «disponibles las veinticuatro horas los siete días de la semana» para los clientes.
En la nota remitida, la Policía informa de que la organización criminal operaba «en territorio nacional», aunque estaba «asentada» en la provincia de Valencia. Su modus operandi era el de captar a mujeres «en su mayoría en situación irregular» a través de anuncios en páginas web de contactos.
En ellos, se les ofrecía una «plaza» en casas de citas «bajo la promesa de grandes beneficios económicos». Cuando se ponían en contacto con los futuros captores, las distribuían en los pisos que regentaban en Alzira y Játiva, imponiéndoles «condiciones abusivas para ejercer la prostitución».
Agente de la Policía Nacional en imagen de archivo

Agente de la Policía Nacional en imagen de archivoPolicía Nacional

Su vida diaria se desarrollaba en «condiciones infrahumanas». Algunas dormían «hacinadas en literas» y otras «directamente en el suelo». Además, todas ellas estaban vigiladas por cámaras, por lo que los criminales controlaban y grababan «todos sus movimientos».
Del mismo modo, la Policía explica cómo actuaban al tener un servicio de prostitución: «Estaban obligadas a apuntar en un cuaderno junto a su nombre y apodo, con el que ejercían la prostitución, la cantidad de dinero obtenida por cada servicio sexual, la duración del mismo y la sustancia estupefaciente que los clientes adquirían y que debían proporcionarles si lo solicitaban».
Los clientes podían pagar en efectivo, pero también tenían la posibilidad de hacerlo «a través de aplicaciones de pago electrónico, ingresando dinero a la cuenta asociada a los teléfonos de los implicados». Esto les permitía tener «un mayor control de los beneficios obtenidos».
En el transcurso de la operación, los agentes han intervenido «72.025 euros en efectivo, cocaína y marihuana listas para su venta, un ordenador portátil, cuatro teléfonos móviles y documentación relacionada con la investigación».
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