El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Ciencia, Diana Morant, en un mitin del PSOE.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Ciencia, Diana Morant, en un mitin del PSOEEFE

Elecciones 23-J  Diana Morant y Esteban González Pons: un duelo desigual por la circunscripción de Valencia

Mientras la ministra es poco conocida y no está curtida en debates a nivel nacional, el popular es uno de los dirigentes más relevantes en Génova y ha confrontado al más alto nivel durante años

El lunes que viene se producirá el único cara a cara entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el aspirante a serlo, Alberto Núñez Feijóo. Será el plato fuerte de una campaña que comenzará en menos de 48 horas, pero habrá otros que trascienden a los dos principales candidatos.

En términos regionales y provinciales, la configuración de las listas ha deparado que se vayan a producir debates y confrontación de posturas entre pesos pesados de la política. En el caso de la Comunidad Valenciana, los capitalizarán por parte del PSPV-PSOE la ministra de Ciencia, Diana Morant, y el vicesecretario general del Partido Popular, Esteban González Pons.

Ambos son los cabezas de lista por la circunscripción de Valencia, la tercera más importante de España debido a que el 23 de julio aportará 16 de los 350 escaños de los que se compone el Congreso de los Diputados. Por tanto, tanto Ferraz como Génova han apostado por perfiles de relevancia nacional, aunque bien distinto entre ellos.

El primer debate tendrá lugar este mismo viernes, recién estrenada la campaña y también acudirán el candidato de Vox, Carlos Flores Juberías, y la de Sumar, Águeda Micó. Para Morant será una triple prueba de fuego. En primer lugar, porque aunque fue alcaldesa de la localidad valenciana de Gandía, unas elecciones generales siempre aportan más dosis de presión que un pleno municipal, más aún cuando a quien se representa es al partido que aspira a la reelección.

La ministra, obligada a arriesgar

Otra desventaja es la situación de partida del PSOE en los comicios del 23 de julio. Llega tras una durísima derrota en las municipales y autonómicas del mes de mayo que le está suponiendo la pérdida de una buena parte del poder territorial que tenía. En regiones, solo conserva Asturias, Castilla-La Mancha y previsiblemente Navarra, aunque esta última se confirmará una vez hayan pasado las generales. Del mismo modo, la mayoría de las capitales de provincia del país han pasado a manos de los populares, en unos casos gobernando con Vox y en otros, en solitario.

Asimismo, los socialistas inician la campaña muy por detrás en intención de voto respecto al PP. Algunas empresas demoscópicas privadas apuntan a que la diferencia entre ambos partidos podría incluso superar los cincuenta escaños a favor de Feijóo. Con estas previsiones, son pocas las casas encuestadoras que no prevén una mayoría absoluta sumando los diputados que obtenga Vox.

Al escaso rodaje en debates de carácter nacional y a unos sondeos en absoluto alentadores para el PSOE cabe unirle el escaso grado de conocimiento de Morant entre la opinión pública valenciana. Fuentes cercanas a la federación socialista regional aseguraron en su día a El Debate que la intención de Sánchez cuando le nombró ministra de Ciencia no era otra que la de valerse del trampolín político que supone la arena nacional ministerial para auparla como candidata a la alcaldía de Valencia.

Mal día para Morant en las Cortes

Finalmente, Sánchez no terminó de imponer a su candidata preferida, pero su nombre en las quinielas estuvo presente hasta que se confirmó a Sandra Gómez. Más allá de la apuesta fallida del presidente del Gobierno y de alguna intervención en algún mitin, poco se sabe de Morant. Cierto es, por otra parte, que una vez pasado el 28-M, convocadas las elecciones del 23 de julio y nombrada número uno por Valencia, a la ministra se le ha visto más por las calles de la capital del Turia.

El punto en común de sus apariciones ha sido el de criticar el acuerdo de coalición entre el PP y Vox. También acudió a la sesión constitutiva de las Cortes autonómicas, donde se llevó dos disgustos. Uno era ya esperado, como fue contemplar desde la tribuna de invitados cómo el centro-derecha volvía a tener mayoría absoluta en la Cámara y, fruto de ella, la diputada de Vox Llanos Massó se convertía en su presidenta.

El otro disgusto fue ver una mezcla de audacia de los populares e ingenuidad del PSVP-PSOE, que dejaba a los suyos sin uno de los puestos en la Mesa del parlamento. Su cara lo decía todo.

Alberto Núñez Feijoo junto a Esteban González PonsPartido Popular

Enfrente tendrá a Esteban González Pons, que parte con ventaja en los tres puntos antes descritos. Así, el valenciano está más que curtido en debates al más alto nivel. Los ha tenido como consejero autonómico, vicepresidente del PP europeo, portavoz de la formación en el hemiciclo comunitario y también en el Senado.

Cuando Feijóo tomó el mando de Génova, le rescató para la primera línea política, incluyéndole en su núcleo de confianza más estrecho y nombrándole vicesecretario general. Tal es su fe en González Pons, que le encomendó las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial y suena como ministrable en un hipotético Ejecutivo encabezado por el gallego.

Respecto a las encuestas, todas coinciden en que el PP será ampliamente el partido más votado, más aún cuando llega con el viento de cola. Por tanto, el dirigente popular no va a sentirse en la obligación de arriesgar, con lo que su margen de error y de salir de los debates sin erosión alguna es bastante alto.

En cuanto al grado de conocimiento, el del valenciano es notablemente más alto, no solo a nivel social, sino también entre la militancia de sus respectivos partidos. Mientras González Pons es de los rostros más visibles e influyentes en Génova y se ha involucrado personal y profesionalmente en la campaña del PP regional en mayo, Morant directamente ni acudió a la tradicional pegada de carteles en Valencia, circunscripción por la que se presenta, sino que fue enviada a Castellón, donde no tiene arraigo político.