Joan Baldoví, y Àgueda Micó, antes de las elecciones del 28-M

Joan Baldoví, y Àgueda Micó, antes de las elecciones del 28-MEuropa Press

Comunidad Valenciana  Compromís intenta camuflar su insignificancia en el Congreso con tensión en las Cortes Valencianas

Joan Baldoví ya ha protagonizado dos momentos polémicos en el hemiciclo regional, mientras la máxima representante nacionalista en Madrid, Águeda Micó, sigue con un perfil bajo y nada reivindicativo

El liderazgo es uno de los aspectos más importantes en política, ya que encarna la cara visible y una serie de cualidades sobre las que se sustenta todo el proyecto de una formación. De hecho, en los últimos años los dos grandes partidos nacionales, el PP y el PSOE, han vivido sendos procesos de renovación de sus cúpulas, no estando exentos de tensión ninguno de ellos. Así, mientras los populares sufrieron uno de sus momentos más complicados en febrero de 2022 con la salida forzada de Pablo Casado, los socialistas protagonizaron entre 2016 y 2017 el viaje de ida y vuelta de Pedro Sánchez a la Secretaría General de la calle Ferraz, con la gestora presidida por el asturiano Javier Fernández en mitad del camino.
A escala autonómica, uno de los casos más significativos de falta de un capitán que marque el rumbo de una organización es el de Compromís. La imputación de Mónica Oltra por, presuntamente, conocer los abusos sexuales de su marido a una niña de catorce años cuya tutela dependía de su Consejería y no llevarlos ante la Justicia dejó a los nacionalistas descabezados, una situación que pagaron duramente en las urnas y que todavía a día de hoy continúan arrastrando. Además de la pérdida de la Generalitat y de decenas de ayuntamientos, la coalición no se ha rehecho del golpe y sigue buscando un discurso propio que le ayude a remontar el vuelo.
En esa tarea, los valencianos están manteniendo una estrategia de doble discurso, empleando un relato u otro a su conveniencia según dónde se esté. De este modo, cuando la actividad política se centra en el Congreso de los Diputados, la máxima representante de Compromís es Águeda Micó, que fue cabeza de lista de Sumar por Valencia y que solo ha logrado hacerse con una de las portavocías adjuntas dentro del grupo parlamentario del partido de la vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz. Es cierto que la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo y la dilación sine die de Sánchez a la espera de sus pactos con los independentistas catalanes han ralentizado la actividad en la Cámara Baja, pero no lo es menos que, aunque sea breve el tiempo transcurrido, ya es el suficiente para advertir las líneas que los nacionalistas van a adoptar a lo largo de la legislatura.

Silencio ante las reivindicaciones

Salvo que hubiera un cambio tan radical como inesperado, la hoja de ruta de Compromís en San Jerónimo tendrá dos grandes ejes: trasladar a Madrid su agenda ideológica y, a la par, plegarse ante las directrices marcadas por Díaz y, por ende, aparcar las reivindicaciones valencianas en no pocos frentes, supeditándolas a los intereses partidistas de Sumar. Ejemplo de esa mezcla es que Micó no tomara la palabra durante la investidura de Feijóo para poner sobre la mesa la 'agenda valenciana' y cediera su tiempo de intervención a sus compañeros territoriales gallegos y catalanes.
La hipótesis se apuntala al comprobar que la única vez que la diputada ha subido hasta la fecha a la tribuna de oradores del Congreso ha sido en el debate sobre el uso de las lenguas cooficiales en el Parlamento. Lo hizo, según ella, para defender que en el hemiciclo se pudiera hablar valenciano, pero en realidad su discurso fue un alegato a la unidad lingüística entre valenciano y catalán, puesto que aseguró que es un idioma que lo hablan «diez millones de personas». Esa clase de afirmaciones suele levantar ampollas en la sociedad valenciana, ya que el anexionismo en la lengua es tomado por el secesionismo como la primera piedra para la construcción de los 'Países Catalanes'. Por tanto, intervención al servicio de su doctrina política y silencio absoluto en materias claves para la Comunidad Valenciana como el agua o la financiación autonómica.
Baldoví (Compromís) increpando a Ana Vega (Vox) en el Parlamento valenciano

Baldoví (Compromís) increpando a Ana Vega (Vox) en el Parlamento valenciano

Para contrarrestar o intentar camuflar la irrelevancia de Compromís en Madrid –donde al integrarse en Sumar ha dejado de tener voz propia–, la coalición ha confiado el papel de 'poli malo' a su exdiputado nacional y el 28-M candidato a la presidencia de la Generalitat, Joan Baldoví. Político experimentado y líder de facto de la formación, su objetivo es el de agitar la legislatura del popular Carlos Mazón, echándole en cara su pacto con Vox, a la vez que busca reencontrarse con sus bases más radicales y combativas, siguiendo el ejemplo de oposición que llevó a cabo Oltra con el expresidente regional Francisco Camps.

Baldoví, a bronca por pleno

Desde la vuelta del verano, las Cortes Valencianas han celebrado dos sesiones plenarias y en ambas Baldoví ha sido protagonista por generar momentos polémicos, cuando no de tensión. El primero fue durante la comparecencia de un consejero para explicar las líneas básicas de actuación que su departamento va a seguir los próximos cuatro años. En un momento del discurso, el nacionalista lo interrumpió para dirigirse a la presidenta del Parlamento, Llanos Massó, con tal de protestar.
La queja provocó una risa en la portavoz de Vox, Ana Vega. Inmediatamente, Baldoví se levantó de su escaño y en tono de enojo se le encaró preguntándole «¿de qué te ríes?», a lo que la parlamentaria contestó «de lo que me da la gana, faltaría más. ¿Dónde está la libertad de expresión? ¿Pero qué es esto?». El momento fue acalorado, hasta que la presidenta de las Cortes calmó la situación.
El segundo momento controvertido del líder de Compromís transcurrió durante la hasta ahora única sesión de control al Ejecutivo de Mazón. Con ochenta días desde que el dirigente y sus consejeros tomaron posesión, ya pidió abiertamente una remodelación del Gabinete. Dejando a un lado que esa reclamación forma parte del juego político, lo llamativo fueron los modos que utilizó desde la tribuna Baldoví. Usó calificativos como «sectarismo», «inoperancia» o «falta de respeto a las leyes», cuando su exjefa de filas sigue investigada junto con más de una decena de personas de su confianza cuando era consejera y vicepresidenta de la Generalitat representando a Compromís. «Van a ser debates divertidos. Si no existieran, habría que inventarlos», comentaban fuentes populares al término de la sesión para quitarle hierro al asunto.
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