
Aitor Martínez Ros, autor del bocadillo premiado en Madrid Fusión 2025
Entrevista
Aitor Martínez, el chef que prepara el mejor bocadillo de España: «En la cocina me siento en mi elemento»
El cocinero burrianense se alza con el premio Bocadillo de Autor en Madrid Fusión 2025 por un emparedado que combina el conejo escabechado con una emulsión de trufa, zanahoria y champiñones portobello
En el mundo de la gastronomía, donde la creatividad y la tradición se entrelazan para dar lugar a sabores únicos, Aitor Martínez Ros ha logrado hacerse un nombre propio. Este chef de 32 años, natural de Burriana, ha conseguido coronarse como el ganador del prestigioso concurso Bocadillos de Autor en la feria Madrid Fusión 2025 con su innovador bocadillo de conejo en escabeche, una propuesta que reinterpreta los sabores de la cocina tradicional valenciana con un enfoque moderno.
El certamen, celebrado en el marco de uno de los congresos gastronómicos más importantes del mundo, congrega cada año a los chefs más destacados del panorama nacional. La edición de este año ha dejado patente la excelencia de la Comunidad Valenciana en el arte culinario, con Martínez alzándose con el primer puesto y otro chef valenciano ocupando el segundo lugar.
Antes de descubrir su verdadera vocación en la cocina, el chef fue un apasionado del tenis. Desde pequeño, pasaba horas en la pista, entrenando y compitiendo en torneos locales. Sin embargo, confiesa que los nervios le jugaban malas pasadas cada vez que disputaba un partido. «Siempre me ponía muy nervioso antes de salir a la pista. Me costaba controlar la presión, si el partido duraba una hora y media, estaba nervioso esa hora y media», recuerda.
Con la cocina, la historia ha sido diferente. Desde que comenzó a trabajar entre fogones, ha encontrado en la gastronomía un terreno donde se siente seguro y confiado. «En la cocina es distinto. Me siento en mi elemento, tengo el control y confío en mis habilidades», explica. Esa seguridad ha sido clave para afrontar retos como los concursos gastronómicos, en los que la precisión y la creatividad son fundamentales.
Para formar parte del certamen en Madrid Fusión, Martínez Ros tuvo que pasar por un exigente proceso de selección. Se presentó a cuatro concursos distintos dentro del congreso, enviando propuestas detalladas de cada una de sus creaciones. Sin embargo, solo fue seleccionado para competir en el de Bocadillos de Autor, lo que hizo que este triunfo fuera aún más significativo. «Cuando me notificaron que mi bocadillo había sido seleccionado, supe que tenía que dar lo mejor de mí. Era mi única oportunidad y no pude desaprovecharla», comenta el chef a El Debate.

Aitor deshuesando el conejo para su bocadillo ganador en Madrid Fusión
La creación de Aitor ha sido bautizada como BugsBunny. «Le puse ese nombre porque el principal elemento del bocadillo es el conejo, y Bugs Bunny es el conejo de los Looney Tunes», explica. El bocadillo esta compuesto por paletilla de conejo escabechada a baja temperatura y deshuesada, una emulsión de su propio escabeche con zanahoria, champiñón portobello, trufa y cebolleta encurtida, todo ello presentado en un esponjoso mollete alargado. La combinación de ingredientes resalta no solo la melosidad del conejo, sino también el juego de contrastes entre el dulzor de la zanahoria, la intensidad de la trufa y el punto ácido de la cebolleta.
Dado que su restaurante no cuenta con una carta de bocadillos, Aitor ha decidido adaptar su creación para que sus clientes puedan degustarla. Su propuesta consiste en transformar el premiado mollete en una tapa, manteniendo su esencia pero en un formato más reducido. Desde el jueves 6 de febrero, los comensales pueden disfrutar de esta reinterpretación en Can Ros. «Quiero que la gente lo pruebe y no quiero que se pierda por el camino. No ofrecemos bocadillos, pero tras obtener el primer premio, es algo que debemos poner al alcance de nuestros clientes», explica el chef.

Reinterpretación de bocadillo convertido en tapa
El concurso impone reglas estrictas a los participantes: los ingredientes deben llegar al evento ya precocinados y los chefs disponen de solo 25 minutos para ensamblar y finalizar sus bocadillos ante el jurado. «Parece a contrarreloj, pero para mi es fácil de ejecutar. Debes ser preciso y no cometer errores», comenta.
Entre sus experiencias en concursos gastronómicos, Martínez Ros recuerda una anécdota que, aunque desafiante en su momento, ahora le saca una sonrisa. En una ocasión, viajó para participar en un certamen de Talentos Martiko, en San Sebastián, y, al llegar, descubrió que su maleta con todos los ingredientes se había extraviado. Sin otra opción, pasó la noche entera preparando nuevamente todos los elementos de su plato. A pesar del esfuerzo titánico, no logró llevarse ningún premio. «Si tú fallas, los demás no van a fallar. Competía con cocineros de Estrella Michelin», comenta con una mezcla de resignación y aprendizaje.
Una trayectoria de éxito
Su pasión por la gastronomía le viene de cuna, pues creció entre fogones en el restaurante familiar El Torreón, ubicado enfrente del mar en la zona de la Serratella en la localidad de Burriana, un establecimiento familiar que fue enseguida reconocido por sus arroces de leña. En el año 2013, se trasladaron a la avenida Jaime Chicharro, en la zona del Puerto de la localidad castellonense. Al nuevo restaurante lo llamaron Can Ros, con capacidad para 65 comensales, y realizan una cocina tradicional con toques modernos, siendo siempre protagonista los arroces cocinados con leña de naranjo.
«Desde pequeño, ya sabía que quería ser cocinero cuando fuera mayor», confiesa. Empezó a aprender el oficio cuando aún era menor de edad. Su hermano Ibai se decantó por la sala y él por la cocina. Con el paso del tiempo, ambos se formaron en sus correspondientes disciplinas, mientras las gentes de la comarca iban conociendo y acudiendo al restaurante. A día de hoy, Can Ros es uno de los restaurantes más famosos en Burriana donde ir a comer un buen arroz.

Aitor Martínez preparando su adaptación del mollete en su restaurante Can Ros en Burriana, Castellón
A partir del año 2016 empezó a participar en concursos de cocina de nivel nacional obteniendo premios y aprendiendo cosas nuevas de las experiencias. Ha participado en concursos como:
- Finalista Langostino de Vinaroz 2016
- Finalista Tapas de Valladolid 2016
- Finalista Quesos la Casota 2017
- 1º Premio Langostino y Ñora de Guardamar 2017
- 3º Premio Langostino de Vinaroz 2017
- Representante español en el Concurso Internacional Trufa de Soria 2017
- 3º Premio Granada Mollar de Elche 2018
- 3º Premio Tapas Yurrita 2018
- 2º Premio Granada Mollar de Elche en 2021
- Lactalis de Madrid Fusión 2021
- 3º Granada Mollar de Elche 2024
A pesar del prestigio del galardón obtenido en Madrid Fusión, el chef no lo considera el reto más difícil al que se ha enfrentado. Para él, el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid es una competición mucho más exigente, tanto por el nivel de los participantes como por la variedad de técnicas y conceptos gastronómicos que se ponen en juego. En esta competición, logró un meritorio tercer puesto con su Falso Nigiri del Mediterráneo, una tapa que reinterpretaba sabores marinos en formato japonés. «Madrid Fusión es increíble, pero el concurso de Valladolid es un desafío enorme. Allí el nivel es altísimo, y conseguir un tercer puesto fue un logro que valoro muchísimo», comenta.

Todos los trofeos almacenados en una vitrina a la entrada del restaurante Can Ros en Burriana, Castellón
Este nuevo triunfo no solo refuerza su posición en el sector, sino que también pone en el mapa gastronómico a Burriana, una localidad con una rica tradición culinaria. «Es un honor representar a nuestra tierra y mostrar al mundo la calidad y creatividad que emergen de nuestras cocinas», afirma con orgullo.
Con su pasión por la cocina y su apuesta por la creatividad, este cocinero se consolida como una de las promesas más brillantes del panorama culinario español. Ahora, con el título del mejor bocadillo de España en su haber, el chef valenciano afronta el futuro con el reto de seguir sorprendiendo a comensales y críticos por igual.