Vista del municipio de Buñol, en ValenciaEnrique Íñiguez Rodríguez (CC)

El pueblo al que se ha ido a vivir el exministro Máximo Huerta: a 40 minutos de Valencia y rodeado de montañas

El escritor valenciano ha dejado la capital del país para mudarse a un municipio de menos de 10.000 habitantes para cuidar de su madre

El exministro de Cultura y Deporte, Máximo Huerta, decidió dejar el caos de la ciudad de Madrid y mudarse definitivamente a Buñol, una pequeña localidad en la provincia de Valencia. Tras años residiendo en la capital de España y posteriormente en la Costa Blanca, el escritor y periodista valenciano ha optado por regresar a sus raíces para estar más cerca de su madre, Clara Hernández, quien atraviesa problemas de salud.

Buñol es un pintoresco municipio ubicado a tan solo 40 kilómetros de Valencia, que en los últimos años ha ganado notoriedad internacional gracias a su emblemática fiesta de La Tomatina. Sin embargo, este encantador municipio ofrece mucho más que una batalla de tomates; es un destino que combina historia, cultura, naturaleza y tradiciones arraigadas que lo convierten en un lugar ideal para vivir y visitar.

En Buñol, Huerta ha abierto una librería llamada «Doña Leo», en honor a su perro, y ha retomado su faceta de escritor. Además, presenta el programa vespertino «Bona vesprada» en la televisión autonómica valenciana, À Punt. Aunque su trabajo requiere desplazamientos a Madrid, el exministro ha afirmado en diferentes entrevistas que no tiene intención de mudarse allí de nuevo, ya que su vida y proyectos están ahora en el pueblo valenciano.

Doña Leo, librería del exministro Máximo Huerta en Buñol, ValenciaInstagram

Huerta es hijo único y se ha volcado en su madre para darle mayor alegría el tiempo que el destino lo permita. «Me fui a vivir a Buñol para cuidarla y sobre todo para no tener una pena de futuro. Quiero morirme tranquilo y que ella haga el viaje feliz», comentó Máximo en su visita al programa El Hormiguero, que ahora, como cuidador, también sufre las consecuencias de las enfermedades de su madre.

¿Qué ver en Buñol?

Buñol ofrece una calidad de vida tranquila, rodeada de naturaleza y con una rica vida cultural. Con menos de 10.000 habitantes, el municipio mantiene un ambiente acogedor y comunitario, ideal para quienes buscan un entorno relajado sin renunciar a las comodidades de la ciudad. La reciente mudanza del exministro Máximo Huerta a Buñol resalta el atractivo del pueblo, que combina historia, cultura y naturaleza en un entorno único. Con su oferta cultural, paisajística y gastronómica, este municipio se presenta como un destino perfecto para vivir y disfrutar de la auténtica esencia valenciana.

El casco antiguo está presidido por su imponente castillo medieval, construido entre los siglos XI y XII. Esta fortificación, uno de las mejores conservadas de toda la Comunidad Valenciana, alberga viviendas en su interior y ofrece vistas panorámicas desde su puente hacia la Torre Mayor. En su interior se encuentran museos, una antigua iglesia y un encantador barrio con calles estrechas que han inspirado a reconocidos pintores como Sorolla.

Otro punto de interés es el Molino de Galán, un símbolo de la industria papelera local. Rehabilitado como biblioteca, sala de exposiciones y Museo de La Tomatina, este edificio destaca por su arquitectura industrial y su ubicación junto al río Buñol. El entorno natural es ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza. La Ruta de las Fuentes recorre más de diez fuentes emblemáticas del municipio, conectando al visitante con la importancia del agua en la vida local. La Cueva Turche, con su cascada y piscina natural, es un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de un día en familia. Además, el río Cabriel ofrece oportunidades para actividades acuáticas como el kayak y la pesca.

La Bali valenciana, la cueva de Turche en Buñol, ValenciaTurismo Comunidad Valencia

La Tomatina

Cada año, el pequeño municipio valenciano de Buñol se transforma en el escenario de una de las fiestas más insólitas y multitudinarias del calendario festivo español: La Tomatina, una batalla campal de tomates que congrega a miles de personas de todo el mundo y tiñe de rojo las calles del casco histórico. Esta festividad tiene lugar el último miércoles de agosto, como parte de las fiestas patronales en honor a San Luis Bertrán y la Virgen de los Desamparados. Es el evento central y más esperado de las celebraciones.

A las 11:00 de la mañana, una señal marca el inicio de la guerra simbólica: se lanzan cerca de 150.000 kilos de tomates maduros en una batalla que dura exactamente una hora. Los participantes, vestidos con ropa vieja y gafas de protección, se lanzan tomates los unos a los otros, riendo, resbalando y bailando al ritmo de la música que inunda las calles. Tras la batalla, el Ayuntamiento y los servicios de limpieza entran en acción. Con mangueras y agua a presión, las calles se limpian en cuestión de horas. Curiosamente, el ácido de los tomates deja el pavimento más limpio que antes.

La tomatina de Buñol

Los orígenes de la Tomatina se remontan a 1945, cuando un grupo de jóvenes interrumpió un desfile de gigantes y cabezudos y comenzó una pelea cerca de un puesto de verduras. Aunque la policía disolvió el incidente, los vecinos repitieron el evento espontáneamente en años posteriores. En los años 50 fue prohibida, pero volvió con fuerza en los 70 y desde entonces se ha institucionalizado con apoyo municipal. En 2002, fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional.

En resumen, Máximo Huerta ha encontrado en Buñol un lugar donde equilibrar su vida profesional y personal, rodeado de afectos y en un entorno que le ofrece tranquilidad y conexión con sus orígenes.