
Ares del Maestrazgo, Castellón
Castellón
El pueblo con un castillo suspendido en el aire que 'National Geographic' recomienda visitar
Esta localidad castellonense, de tan solo 200 habitantes, resiste el paso del tiempo con una identidad forjada entre rocas, altiplanos y civilizaciones antiguas
Durante décadas, el turismo castellonense se ha apoyado mayoritariamente en su litoral: playas familiares, apartamentos estivales y una potente oferta de ocio veraniego. Sin embargo, en los últimos años, la demanda de escapadas rurales, turismo cultural y experiencias sostenibles ha ido creciendo. Un buen ejemplo de ello es Ares del Maestrazgo, un pueblo del interior de la provincia, a más de 1.200 metros de altura y con un singular castillo «flotando en el aire».
«Al adentrarse en las estribaciones del Sistema Ibérico, un entorno natural que atesora molinos y antiguas puertas de piedra se abre ante la inmensidad para darle a Castellón su faceta más rural, donde el mar deja de ser el protagonista para dejar paso a los valles rocosos que también escriben la fuerte identidad, aunque quizá menos conocida, de la vasta provincia». Así es como describe National Geographic esta pequeña localidad de apenas 200 habitantes que recomienda visitar.

Ares del Maestrazgo, Castellón
Ares del Maestrazgo lleva siglos conquistando civilizaciones que, con distintos objetivos, llegaron a la península. Su ubicación en lo alto de un promontorio representaba un punto estratégico para dominar los valles que le rodean, mientras que el clima mediterráneo que predomina en la zona también jugaba en su favor.
Entre altiplanos escarpados, formaciones rocosas y una vegetación resistente, emerge un pequeño núcleo medieval que ha sabido mantener intacta su identidad a lo largo de los siglos. Sus calles y alrededores fueron testigos del paso de romanos, musulmanes y templarios, protagonistas de una historia que, sin embargo, empieza mucho antes de lo que la Edad Media sugiere. La evidencia más clara de esa antigüedad se encuentra en las cercanías del pueblo: la Cueva Remigia.
Fue en 1934, en pleno Barranco de Gasulla y en el transcurso de una cacería, cuando se descubrió esta gruta que durante años había servido de refugio para el ganado. En su interior aparecieron más de 750 figuras pintadas en las paredes, mostrando escenas de caza, rituales y posibles conflictos. Estas obras, pertenecientes al arte rupestre levantino, sitúan los primeros asentamientos humanos en la zona en una época prehistórica, mucho más remota de lo que hasta entonces se había imaginado.
Una fortaleza histórica
Uno de los elementos más emblemáticos del patrimonio de Ares del Maestrazgo es su castillo, aunque hoy solo se conservan algunos vestigios. Situado en lo alto de la Mola del Castillo, a 1.231 metros de altitud, domina el paisaje con una presencia imponente. Desde su cima, las vistas del valle son sencillamente espectaculares. Este enclave, declarado Bien de Interés Cultural en 1997, tuvo influencias íberas, y su silueta en lo alto recuerda a la de su vecina Morella, a la que se llega en menos de una hora por carretera.
La historia del lugar está marcada por múltiples ocupaciones. En el siglo XII, Alfonso II logró ocupar temporalmente la villa, pero fue Pedro II de Aragón quien le concedió la Carta Puebla. Jaume I la conquistó definitivamente en 1232, dando inicio desde allí a su campaña por el Reino de Valencia. Más tarde pasó a manos de diversas órdenes, siendo la del Temple una de las más destacadas, hasta quedar finalmente bajo el control de la Orden de Montesa.
Justo bajo la fortaleza, en una colina más baja, se encuentra el núcleo histórico del pueblo. Allí, casas blancas con tejados rojizos se asoman al vacío en forma de terrazas escalonadas. La iglesia parroquial, majestuosa, marca el pulso del entramado de calles empedradas. Recorriéndolas se descubren joyas como la Plaza Mayor, la antigua cárcel del siglo XIII, la Lonja medieval del XIV o el monumento dedicado a Jaume I.

Catillo Ares del Maestrazgo, Castellón
El castillo, asentado sobre restos de épocas íberas y romanas, fue durante siglos una posición clave. Rodeado por escarpadas paredes rocosas y con un acceso muy limitado, se convirtió en un fortín casi inexpugnable. Su importancia estratégica lo convirtió en escenario de conflictos a lo largo de la historia: desde las guerras medievales hasta las carlistas e incluso durante la Guerra Civil española.
Más allá de su legado histórico, Ares del Maestrazgo destaca por su privilegiado entorno natural. La localidad ofrece al visitante un paisaje montañoso salpicado de formaciones rocosas singulares y vegetación mediterránea, muy distinta a la imagen habitual del litoral de Castellón. Senderismo, fotografía o simplemente respirar aire puro son algunas de las experiencias que brinda este rincón del interior.
Además, la oferta gastronómica basada en productos de kilómetro cero, con protagonistas como la trufa, el cordero, las setas o el aceite de oliva, seduce cada vez más a quienes buscan experiencias auténticas alejadas del turismo masivo.