Vista área del Jardín de l'AlbardaJardín de l'Albarda

El jardín renacentista que pocos conocen que alberga una de las joyas del Mediterráneo en Alicante

El interior de la provincia cuenta con un reclamo ideal para los viajeros en otoño

En el corazón de la Marina Alta, entre montañas y huertas que parecen detenidas en el tiempo, se esconde un rincón que sorprende a todo aquel que lo descubre. Un lugar donde los cipreses marcan el camino, las pérgolas se visten de rosas y las fuentes refrescan el ambiente con su murmullo constante. Allí, en el municipio de Pedreguer, se abre paso el Jardín de L’Albarda, uno de los espacios más singulares del Mediterráneo y, sin embargo, uno de los menos conocidos.

Con sus más de 50.000 metros cuadrados, L’Albarda es mucho más que un jardín: es un viaje sensorial que une tradición y modernidad, belleza y sostenibilidad. Reconocido entre los 150 jardines más bellos del mundo, este enclave demuestra que en Alicante no solo brillan las playas y las calas, sino también los paisajes interiores que cautivan por su serenidad y su riqueza natural.

La historia de este lugar comenzó en los años ochenta, cuando Enrique Montoliu, ingeniero químico y amante de la naturaleza, decidió transformar una finca de limoneros en un jardín inspirado en los antiguos espacios renacentistas valencianos. Su propósito era rescatar la armonía clásica entre arquitectura y vegetación, crear un refugio donde la geometría y la exuberancia mediterránea se dieran la mano.

Vista área del Jardín de l'AlbardaJardín de l'Albarda

Con el paso del tiempo, el proyecto pasó a formar parte de la Fundación Enrique Montoliu (FUNDEM), dedicada a la conservación del medio ambiente. Desde entonces, L’Albarda no solo es un escenario de contemplación, sino también un centro vivo de actividades culturales y educativas: conciertos al aire libre, talleres de botánica, cursos especializados y encuentros que hacen del jardín un lugar donde aprender a cuidar la naturaleza mientras se disfruta de ella.

Pasear por L’Albarda es recorrer distintos paisajes en un mismo espacio. El jardín formal, de clara inspiración renacentista, deslumbra con su trazado geométrico, sus setos recortados y sus fuentes ornamentales. En contraste, el sector silvestre reproduce fielmente el bosque mediterráneo, con encinas, arbustos aromáticos y más de 700 especies autóctonas que cambian con el ritmo de las estaciones.

La colección de rosales y palmeras añade un toque de color y exotismo a este recorrido, que invita a perderse sin prisas. Cada rincón parece pensado para detenerse, respirar y dejar que el visitante se impregne de la calma que caracteriza al lugar.

El jardín está abierto todos los días de 10 a 14 horas, y puede visitarse libremente o a través de recorridos guiados que revelan la historia y los secretos de su diseño paisajístico. El acceso funciona mediante donativo: de lunes a viernes la entrada es de 7 euros para adultos y 4 euros para menores de entre 7 y 13 años, mientras que los niños de hasta 6 años entran gratis. Los fines de semana y festivos las tarifas ascienden a 9 y 5 euros respectivamente, y en las jornadas de conciertos la entrada tiene un precio de 15 euros con reserva previa.

Cada aportación se destina íntegramente al mantenimiento del espacio y a la organización de nuevas actividades, lo que convierte la visita en un gesto que contribuye directamente a la preservación de este tesoro natural.

Quienes lo conocen hablan de L’Albarda como de un refugio secreto, un lugar que invita a volver una y otra vez porque siempre ofrece una experiencia diferente. Es la mejor prueba de que Alicante guarda mucho más que sol y mar: también es tierra de jardines donde la historia y la naturaleza se funden en un equilibrio perfecto.