Benito Gálvez y José Javier Rodríguez Alcaide

José Javier Rodríguez Alcaide y Benito GálvezJesús D. Caparrós

Entrevista

José Javier Rodríguez Alcaide y Benito Gálvez, testigos de la Transición

El pasado martes se presentó en la capital cordobesa un libro, dividido en dos volúmenes, que recopila los 180 artículos publicados por el Grupo Tácito, desde 1973 a 1976, en la prensa nacional y regional de la época. Un grupo de hombres y mujeres que desde el seno de la Asociación Católica de Propagandistas propusieron ideas y trazaron caminos para que la democracia fuera posible tras la muerte de Franco. En la Transición, un importante número de ellos fueron protagonistas en los gobiernos de Suárez (Osorio, Calvo Sotelo, Landelino Lavilla o Marcelino Oreja) y su sentido de Estado y altura de miras fueron aspecto clave para llevar la democracia a buen puerto.
En la presentación del libro, que se llevó a cabo en la Fundación Miguel Castillejo, contaron con dos cordobeses que fueron testigos de excepción de un periodo histórico capital para la historia contemporánea de España.
José Javier Rodríguez Alcaide (Baena, Córdoba, 1938) veterinario y economista, participó en la legislatura constituyente de 1977 como diputado de la UCD por Córdoba. Entre 1978 y 1979, fue secretario general técnico del Ministerio de Agricultura.
Benito Gálvez Acosta (Sevilla, 1947) ha sido magistrado del Tribunal Supremo, y en aquella época, un fajador de oposiciones que finalmente conseguiría la judicatura. Ambos invitados charlan antes del acto con La Voz de Córdoba sobre una época, sobre el compromiso y, aunque no de manera explícita, de una juventud que fue lo suficientemente madura como para echarse encima la responsabilidad del momento, y sobre todo, de la Historia.
Benito Gálvez y José Javier Rodríguez Alcaide

Benito Gálvez y José Javier Rodríguez AlcaideJesús D. Caparrós

- ¿En algún momento estuvieron conectados con el Grupo Tácito?
-José Javier: Yo personalmente no. Los leía cuando llegaba el Ya, que no solía venir mucho a los quioscos de aquí, y alguna vez en el Correo de Andalucía, que reproducía algún artículo con el pseudónimo ‘Tácito’. Conocerlos personalmente, no. Los conocí después, en las elecciones, cuando se estaban formando las listas en el año 77.
- Benito Gálvez: En aquel tiempo yo estaba dedicado a otra cosa, que era estudiar y preparar las oposiciones (ríen). Por tanto, no tenía contacto material o físico con el grupo.Sí conocía de ellos, a través de las publicaciones en el Ya y también anteriormente, no del grupo, sino de los antecedentes de ‘Cuadernos para el diálogo’, que no tiene nada que ver con el grupo. Yo tenía inquietud, pero no estaba participando.
- Era un grupo de inspiración católica, aperturista, que chocaba frontalmente con los tecnócratas controlados por Carrero Blanco. No parecía que lo tuvieran fácil.
- JJ: Creo que cuando muere Carrero Blanco y sobre todo después, cuando muere Franco, la imagen que describe la situación es la de la niebla. No se sabía que iba a pasar. La gente comenzó a preocuparse en el 73 y sobre todo en el 75. Es en ese momento cuando empiezan a abrirse diferentes grupos, no solo Tácito, sino otros. Este grupo lo que intentó fue dar sus visiones particulares para ver cómo enfocar el proceso. La dialéctica que había entonces era ruptura o continuidad o ruptura y reforma. En este grupo se contempla la reforma, abordando diferentes elementos. Eran momentos de niebla que después sirvieron para analizar aquello e ir tranquilamente, como cuando se levantan las nieblas y se empieza a ver la luz.
Benito Gálvez y José Javier Rodríguez Alcaide

José Javier Rodríguez AlcaideJesús D. Caparrós

- ¿Y en el ámbito universitario cómo se vivió esa última época del franquismo?
-BG: Yo ya había salido de la Universidad y estaba en ese momento postuniversitario de preparación de oposiciones, y también ingresando en la carrera judicial. Pero por retomar al Grupo Tácito,en aquel momento, cuando se configura la iniciativa de Abelardo Algora de 1968 que finalmente no cuajó hasta el 73, Tácito era, entre comillas y dicho por el magistrado del Tribunal de Orden Público, un grupo «de gente importante». Importante por sus conocimientos, por su estatus y calidad humana. Era un grupo importante porque tenía ideas y fórmulas con las que superar el Régimen de una manera que no tuviera que ser necesariamente de ruptura o contradicción absoluta, sino fluída, recogiendo ideas que pudieran ser aceptadas tanto por los miembros del Régimen como por aquellas personas bien avenidas que tenían conciencia de la libertad. Fórmulas, ideas que permitieran ir hacia una democracia con fundamento en los derechos humanos. Esa era la idea del Grupo Tácito.
- Casi siempre esquivaron la censura, salvo en una ocasión.
-BG: Ellos no tuvieron problemas con la legalidad vigente, por decirlo de alguna manera, hasta que no publicaron -creo que en el año 75- un artículo sobre ‘Los sucesores’. Ahí es donde fueron llamados al Tribunal de Orden Público, donde el juez Gómez Chaparro era el que tenía en ese momento el juzgado de instrucción. Cuando fueron presentados ante dicha autoridad judicial, el juez exclamó: «¡Pero bueno, si ustedes son gente importante!» (ríe). Se sorprendió, de alguna manera. Fueron detenidos seis en ese momento. No hubo otro enfrentamiento con la legalidad, porque fueron muy prudentes. Sabían escribir, tenían buena formación y sabían decir las cosas con mesura, sin necesidad de introducirse en una oposición brutal de ruptura. Decían lo que querían decir.
- Hablamos de los últimos años de franquismo, pero también tuvieron su peso y un importante papel en la Transición.
-JJ: Cuando en el 76 Adolfo Suárez llega al poder y empieza a formar su grupo, muchos ‘tácitos’ intervienen en el Gobierno, de una manera directa o indirecta y en diferentes niveles, de modo que en el concepto de reforma o adaptación a la democracia -o a la nueva forma de entender el mundo y la vida- muchos fueron elementos clave. La prensa comenzó entonces a decir cuáles eran democristianos,cuáles liberales o socialdemócratas, con esa manía que tenemos de identificar a cada uno con una etiqueta, cuando todos somos una suma de identidades. Creo que fueron los que realmente apoyaron ese proceso de convergencia y unión, y sobre todo de comunicación con los otros. Cuando digo ‘los otros’ me refiero incluso a los que estaban con Manuel Fraga, con la continuidad del Régimen por la vía de Fraga. Y también con los socialistas, en parte. De modo que Suárez se apoyó muchísimo en ellos y también en los del ala de Martín Villa (ríe). Fue inteligente en ese proceso, porque en el fondo era una reforma. Suponía salir de una dictadura a una democracia sin saber lo que era una democracia después de tantos años, y recordando la democracia del 31 al 36. Si lees todos los discursos de ese periodo, ves perfectamente que terminan en una guerra civil. Los que había pasado una guerra civil y una posguerra dura no querían volver a las andadas, claro. Este grupo de personas eran inteligentes, bien formados, con experiencia empresarial y en el exterior. Provenían de diferentes tendencias, algunos de ‘Cuadernos para el diálogo’, con planteamientos del 68.

Suponía salir de una dictadura a una democracia sin saber lo que era una democracia después de tantos años

- Cuando ahora, sobre todo desde la izquierda más radical, se denuesta la Transición, lo hacen argumentando que fueron los cercanos al Régimen o que formaban parte de él los protagonistas de ese cambio.
- JJ: Eso es como criticar a tu padre y defender a tu abuelo.Es lo que están haciendo los que dicen que la Transición no vale. Su padres cometieron, cometimos, el error de hacer la Transición y ellos se acuerdan de sus abuelos. Y no recuerdan que cometieron los errores para llegar a una guerra civil. Así de sencillo. Cuando quieren ver la historia pasada desde la óptica de hoy, comenten grandes errores.
- Ha comentado Benito la altura intelectual y de miras que tenía el Grupo Tácito y José Javier ha señalado la experiencia empresarial y en el exterior de aquellos hombres. Sin todos esos elementos ¿hubiera sido posible la llegada de la democracia?
- BG: Probablemente, no hubiera sido factible la forma en la que se realizó. Es importante destacar, y así lo tiene reflejado el Grupo Tácito en sus textos, que ellos eran hombres cristianos. Nada de jerarquía eclesiástica ni ningún otro movimiento confesional. Son cristianos, nada más. Cristianos de base, por así decirlo, pero alejados de cualquier otro elemento eclesial o confesional. Está escrito por ellos mismos en sus artículos.Y ese es un detalle que puede ser interesante desde nuestra perspectiva actual. Puede prestarse a la confusión de que como aquello surgió en el contexto de una asociación católica era, por tanto, un grupo confesional. En absoluto. De hecho de ahí brotaron corrientes y tendencias que nada tenían que ver con lo que pudiera ser una línea confesional.
Benito Gálvez y José Javier Rodríguez Alcaide

Benito GálvezJesús D. Caparrós

Y no me gustaría dejar de decir aquí algo que no me has preguntado pero que es importante. Sin ser el Grupo Tácito ni por asomo, ni tener posible parangón con Tácito porque ese grupo fue un elemento importante en la Transición, con diez ministros,en la Córdoba de aquella época tuvimos un grupo anterior a la Transición, que es el Juan XXIII. ‘El Juan’, como le llamábamos. Nada tiene que ver con el Grupo Tácito, en absoluto. Ni en el contenido ni en la forma, pero sí en el sentido de ser un’ previo’ a la Transición. La inquietud de otro grupo de intelectuales de Córdoba: Martínez Bjorman, Rafael Sarazá, Povenado, y otros muchos, con Pepe Aumente, que era el alma mater de todo aquello. Con esa inquietud política, este fue un grupo importante en Córdoba, porque ellos fueron los precursores de la Transición. Pero vuelvo a repetir, y que quede muy claro, que nada tiene que ver con el Grupo Tácito. He querido citarlos porque ellos, desde el año 63 y hasta el 78, aproximadamente, fueron un grupo importante de personas de la intelectualidad y la cultura que también pusieron su grano de arena.
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