'La chiquita piconera', de Julio Romero de Torres

'La chiquita piconera', de Julio Romero de TorresLa Voz

'La chiquita piconera' irá al Museo Thyssen en el 150 aniversario de Romero de Torres

La obra permanecerá tres meses en la capital de España

El Ayuntamiento de Córdoba cederá durante tres meses el cuadro 'La chiquita piconera', de Julio Romero de Torres al Museo Nacional Thyssen Bornemisza en el año en que se celebra el 150 aniversario del nacimiento del pintor, y que se expondrá en Madrid entre los meses de mayo y julio.
El traslado de la obra, que ha sido licitado por el Consistorio cordobés, se ha adjudicado en la cantidad de 11.162 euros, impuestos incluidos, a la empresa SIT Expedición, Arte y Seguridad SL, que será la responsable de su traslado «clavo a clavo»; es decir, desde que se descuelga de su ubicación habitual hasta que vuelve a la misma.
'La chiquita piconera', de Julio Romero de Torres

'La chiquita piconera', de Julio Romero de TorresLa Voz

Además, esta empresa tendrá que suscribir una póliza de seguro por un importe total de 1,5 millones de euros, que deberá contener una serie determinadas de clausulas para cubrir un amplio abanico de riesgos que pueda sufrir el cuadro.
El traslado al Museo Thyssen de Madrid se hará en la última semana de abril y el regreso está previsto para la última semana de julio. El transporte se hará en una caja que coincide con las dimensiones de 'La chiquita piconera' de 210 centímetros por 150 y 30 de fondo.

El cuadro

Según informa la página web del Museo Julio Romero de Torres, esta obra fue pintada en los últimos años de vida del pintor, entre 1929 y 1930, con María Teresa López como modelo, cuando preparaba su participación en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Está considerado como su testamento pictórico.
«La escena de este lienzo se desenvuelve en el interior de una humilde habitación, donde una joven sentada en una silla de anea, se adelanta sobre un brasero de cobre, sosteniendo en sus manos una badila de metal», explica la web.
Al fondo surge un paisaje muy característico de Romero de Torres, con la Ribera, el Guadalquivir, el Puente Romano, la Calahorra y las viviendas del entonces Campo de la Verdad, donde «sus acostumbrados fondos de luminosos atardeceres, se vuelven aquí oscuro anochecer, presagiando quizá que la vida del maestro que se apagaba», añaden.
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