La Trini

La Trini

La Trini y el desgarro del amor

La cantante presentó anoche Bajo el hilo rojo junto al bajista Sergio Di Finizio, un recorrido ecléctico y valiente por canciones llenas de heridas

La Trini ha demostrado una vez más que su inquietud innovadora puede presentarse aderezada por clásicos inmortales firmados por Manuel Alejandro, Rafael de León, Manuel de Falla o Lucio Dalla. Canciones que fueron interpretadas por Raphael, Mina, Rocío Jurado o Pavarotti. Todas ellas elegidas con un gusto exquisito, propio de quien conoce su oficio y lo respeta. La Trini es una trabajadora del arte, con todo lo que ello supone de grandeza pero también de riesgo.

Trinidad Montero, La Trini, presentó anoche en ese oasis cultural que es La Casa Azul en la calle Muñoz Capilla, junto a Viana y antesala de San Agustín, un hatillo de hermosísimas canciones unidas por el hilo rojo del amor desgarrado, las heridas que quedan para siempre y los deseos libres de ataduras. Musicalmente la propuesta venía acompañada por el bajista italiano Sergio Di Finizio, que toca flamenco con un bajo eléctrico de seis cuerdas con una maestría impecable y nueva, por lo peculiar que ciertamente resulta un italiano bajista y flamenco. Entre el público que llenó el patio de la antigua casa museo de Salvador Morera estaba José Antonio Rodríguez, maestro y vecino, disfrutando de lo que allí ofrecía ese dúo a priori imposible.

La Trini apareció ataviada de lencería negra, como no-vestida con un dessous que, lejos de ser provocador, mostraba una de las intenciones de la cantante así confesada por ella: enseñar a la mujer vulnerable, a la niña que fue, a las heridas que quedaron jalonando a la artista. Para abrir boca, La Trini interpretó El amor de José Luis Perales , declaración de los principios hermosos de una pareja antes de la tormenta que siempre se avecina. Le seguirían diez canciones más, bis incluido, donde se desgrana un recorrido para amantes felices o despechados, deseo urgente, amores quebrados y recuerdos de lo que pudo haber sido. La artista más homenajeada fue Rocío Jurado, con Ten cuidado, Todo se derrumbó y Punto de Partida, pero que no se confunda el lector porque el hilo rojo que hilvana La Trini no queda cosido solo a la copla, con la que ella, es verdad, se siente muy cómoda. De hecho, las canciones que La Trini interpreta con todo su cuerpo – la voz es el alma que se le escapa por la boca- son copla, pero también blues, y canción ligera, flamenco, tango y pop. La Trini ofrece una versatilidad moldeada por los años de oficio que ya son marca de la casa y que convierten una añeja canción de Mina en la versión españolizada de Mónica Naranjo (Ahora, ahora) como si Trinidad Montero la hubiese parido en ese mismo instante de amor urgente ante el micrófono.

La Trini

La TriniSamira Ouf Calero

Quizá el momento cumbre de ese aperitivo celebrado en La Casa Azul – el espectáculo será más grande y girará en 2025- llegó con En carne viva y que la artista eligió como anticipo promocional y resumen de lo que quiere enseñar Bajo el hilo rojo : la mujer tras la artista, las facturas pagadas a jirones por la vocación, los miedos latentes y superados, la vida, en definitiva. Para entonces ella vestía de rojo y negro y así afrontar la última parte del espectáculo.

En el repertorio de anoche brilló de manera especial también el Caruso, adaptado al español y homenaje de la cantante al brillantísimo músico que la acompañaba rítmica y telepáticamente, un Sergio Di Finizio que enriqueció al final del espectáculo La Saeta de Machado y Serrat con una manera de interpretarla absolutamente fantástica y muy personal. Por cierto que no hubiese sido ese el mejor cierre a pesar de que, en el recorrido lírico del hilo rojo, sea el amor más humano y trascendente el que pusiera la rúbrica. Llegó el bis, como ya se ha dicho, con el Punto de partida, que no fue el final en realidad sino, precisamente, la promesa de La Trini de que lo mejor está por llegar. Esa es siempre la esperanza de los desgarrados por el querer.

comentarios
tracking