El rodadero de los lobosJesús Cabrera

El borrador

La mayoría de los periodistas están en el punto de mira y eso ellos no lo van a pasar por alto

Actualizada 05:05

Es una pena que en los informativos de televisión salga tan poco Yolanda Díaz. Tampoco es justo que en los vídeos que se pueden encontrar en Twitter y por ahí sus intervenciones sean tan cortas. El verbo de esta líder es adictivo a más no poder y quien se engancha a él necesita cada vez más y más. Escucharla hablar es volver a la infancia y descubrir que esta mujer lo hace igual que María Luisa Seco cada vez que asomaba por el televisor para tratar como niños, contar cosas de niños y crear un mundo de ilusión para los niños de mi generación.

Disco de la Cuchipanda

Disco de la CuchipandaLa Voz

Crecimos, lógicamente, y nadie nos volvió a tratar como niños hasta que llegó Yolanda Díaz con la habilidad de decir una cosa y hacer la contraria con la finalidad de trepar a costa de quien sea. Y si no que se lo pregunten a Irene Montero y a su pandi, que andan por ahí igual que lo hacía San Dionisio de París: con su propia cabeza en las manos.

A Yolanda Díaz hay que verla y escucharla con la misma actitud con que se veía y se escuchaba a María Luisa Seco; es decir, con ese puntito de picardía de creerte cada vez menos de lo que cuenta conforme se va creciendo. ¿Se lo cree ella también?

La líder de Sumar no crispa tanto como Pedro Sánchez porque desde primera hora se sabe de lo que va. Por eso ha sorprendido esta semana con el párrafo que figura en la página 170 de su programa electoral. Ha sido un giro de guion para dejar su mundo de colores y ponerse la gorra de plato tan propia de las dictaduras hispanoamericanas para asomar la patita y amenazar a la profesión periodística, algo que siempre ha formado parte de los sueños más húmedos tanto de ella como de los suyos.

La persecución y expulsión de la profesión a los periodistas figuraba en el programa electoral y cuando se ha liado parda es cuando han intentado reaccionar con que eso estaba en el borrador y no debía figurar en la versión definitiva. Vale. Si me creo la excusa es peor, porque significa que puede haber más cuestiones en el programa electoral que no se han molestado en revisar ni señalar y que en todo el proceso las avalaron como propias. También es una prueba más de que en Sumar hay mucha estructura, mucho cargo y mucho cuento con las tardes libres y nadie se encarga de revisar el texto del programa electoral.

Los de Sumar, tan aficionados a los colorines, nos devuelven al blanco y negro de los tribunales de honor, con una inquisición fetén al modo centroeuropeo, de donde no escapaba nadie. La mayoría de los periodistas están en el punto de mira y eso ellos no lo van a pasar por alto ahora que hay unas elecciones en dos semanas en las que se juegan mucho en la creencia de que el periodismo es vital: si ganan, perseguirán a los periodistas; si pierden, los culparán de haber perdido. Siempre igual.

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