Firma invitadaBartolomé Madrid Olmo

Los escorpiones de Sánchez

Actualizada 04:30

El pasado 22 de enero el Gobierno de retales perdió dos votaciones en el Congreso de los Diputados sobre sendos Reales Decretos Leyes en los que un batiburrillo de medidas mezclaba unas que ayudan a las personas, con otras que persiguen esquilmarlas y que solo interesan al Gobierno, tal y como expuso la portavoz de Junts Miriam Nogueras.

Pero no quedó ahí la cosa, la voz en el Congreso del prófugo del maletero fue más allá en la justificación de su voto negativo decorando al Ejecutivo con un rosario de perlas que solo la indignidad de Sánchez y su tropa capacita para recogerlo, colgárselo al cuello y presumir del mismo cuál turista pisando islas paradisiacas. Así, la soberbia esponja del poder se empapó de los mejores atributos que la portavoz independentista le pudo espetar para conseguir un nuevo apretón y continuar estrujando a un país que tras el paso de la DANA sanchista va a cumplir, por fin, aquel aforismo de Alfonso Guerra cuando afirmaba que «a España no la iba a conocer ni la madre que la parió».

Al día siguiente, y para nuestra sorpresa, pudimos comprobar que las perlas de Nogueras calificando al Gobierno de «trilero, gandul, manipulador, prepotente y chantajista» no encontraron cobijo en las páginas de los medios serviles y agradecidos, ni en los sindicatos opositores a la oposición, ni en las ratas de alcantarilla que acechan en las redes sociales el tuit de Feijóo o de Tellado.

Sin embargo, con una ruindad de vértigo y la utilización nauseabunda de quienes más respeto merecen, como son las personas mayores, sí que se abrió paso entre los corredores gástricos del poder la infamia de achacar al partido que representa a más españoles las consecuencias de gobernar intentando día tras día prescindir del parlamento y de la búsqueda de consensos.

Intentar rentabilizar el fracaso y la incapacidad propia con la mentira mil y una veces repetida se ha convertido en el catecismo de un Gobierno amoral, que recogiendo velas ante los peligrosos vientos procedentes de Waterloo se ha puesto a trabajar (dolido por lo de gandul) haciendo lo que mejor sabe, que no es otra cosa que «sacar votos debajo de las piedras», sin importarle la advertencia que su compañero García Page lanzó hace unos días en El Hormiguero: «Cuidado, que debajo de las piedras puede haber escorpiones».

Cierto es que ya hicieron el preceptivo esfuerzo como harrijasotzailes (levantadores de piedras) con el nacionalismo vasco de cara a conseguir sus votos en la aprobación de los dos decretos. Y más cierto es que todos los españoles nos hemos llevado la picadura del escorpión traducida en unos dieciséis millones de euros regalados a los jeltzales del PNV (que del euskera se traduce como partidarios de Dios y la ley vieja, para más inri) en forma de palacete parisino.

Continuando con la doctrina, y previa reunión en tierras belgas, se ha procedido a adelgazar el decreto que no admitía recortes y que ahora goza del beneplácito del fugado tras inocular el veneno necesario y del que iremos teniendo conocimiento a ráfagas de descontento e incumplimientos. Dicho adelgazamiento ejerce de contrapeso y permite al PP votar a favor con un contundente SÍ a las pensiones, a los afectados por la DANA de Valencia y a las ayudas al transporte, a la vez que refrenda un enorme NO a la demagogia chantajista del Gobierno certeramente adjetivado por Nogueras.

El veneno de los escorpiones es un cóctel de toxinas que producen una perturbación severa del impulso nervioso, alteran el funcionamiento de neurotransmisores y crean disfunciones en la fisiología celular. Se puede intuir, en el caso que nos ocupa, que las inoculaciones recibidas por el Gobierno progresista, en su rastreo de votos bajo las piedras, bloquean el impulso del desarrollo en España, generan desorganización entre quienes tienen que entenderse (Estado y autonomías), y provocan división y desequilibrio entre las células de este país, una ciudadanía que eleva la política a los primeros puestos en el ranking de sus preocupaciones.

Últimamente, se ha descubierto que una de estas toxinas activa el sistema de coagulación sanguínea. ¡Ojo, por tanto! porque puede ser necesaria la amputación de algún miembro del cuerpo, y eso, eso mismo, es lo que en definitiva pretenden los escorpiones de Sánchez.

Bartolomé Madrid Olmo es Diputado Nacional y Alcalde de Añora.

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