Los Jerónimos

Los Jerónimos

Los Jerónimos: La única iglesia gótica de Madrid que preside el triángulo del arte

A pesar de que el origen de la villa se remonta a la Edad Media, los vestigios que hemos heredado de esta época no son tantos. Esta parroquia es la joya de la corona

La Iglesia Parroquial de San Jerónimo el Real hunde sus raíces en el Monasterio de Santa María del Paso, mandado construir por el rey Enrique IV de Trastámara en 1464 a orillas del río Manzanares. Por la situación insalubre en la que se encontraba este emplazamiento, Isabel la Católica les concedió el actual emplazamiento en 1502, más cercano a la corte. Ese lugar fue conocido desde entonces el Prado de San Jerónimo, que da nombre al templo que nos ocupa y al museo que actualmente se encuentra a los pies de esta parroquia.
Los Jerónimos, como es conocido popularmente, fue construido para cubrir las necesidades de los frailes jerónimos. Es uno de los ejemplos más bellos del gótico tardío o isabelino, a las puertas del arte renacentista español. Desde sus muros podemos observar el gusto artístico de la corona en el pasado.

Un rincón especial

La iglesia de estilo gótico y el claustro, que está resguardado en la ampliación de Moneo del Museo del Prado, son los únicos ejemplos que podemos observar de lo que fue el complejo del monasterio más emblemático de la corte durante varios siglos.
Adosado al ábside de esta iglesia se dispuso el Cuarto Real, un aposento en el que descansaban los monarcas en duelos y cuaresmas. El Cardenal Cisneros en 1516 dejó por escrito la el resguardo que ofrecía esta estancia ofrecía a «personas reales y caballeros». Además, este templo era el lugar donde se celebraba la ceremonia de jura de los herederos de la corona como príncipes de Asturias desde Felipe II.
Su importancia se acrecentó en el siglo XVII cuando se mandó construir el Palacio del Buen Retiro para el rey Felipe IV en 1630 y se integró en el recinto, compuesto por un hermoso jardín y las dependencias reales. El edificio ha sufrido el paso del tiempo, especialmente a causa de los ataques de las tropas francesas en 1808 y también ha sido restaurado en varias ocasiones.
Fotografía de Los Jerónimos, posterior a 1906

Fotografía de Los Jerónimos, posterior a 1906Museo de Historia de Madrid

Arte celestial

Cuando hablamos de gótico tardío parece que el estilo artístico pierde valor o se diluye en la transición hacia otro gusto posterior. Sin embargo, como observadores de belleza también podemos apreciar que se alcanza cierta perfección en las técnicas hacia el final de un período y también en el caso del gótico se introdujo mayor cantidad de elementos decorativos que nos pueden maravillar.
En conjunto, el estilo gótico tiene un simbolismo especial. Este tipo de arquitectura religiosa es imagen de la espiritualidad de su época, es una flecha que señala hacia el cielo, un lugar terrenal diseñado para elevar al fiel hacia donde mora Dios. En los Jerónimos podemos encontrar este sentido simbólico.
San Jerónimo el Real ha sido atribuido al maestro Enrique Egas. Para su construcción tomó como referencia los templos de San Juan de los Reyes de Toledo y el de Santo Tomás de Ávila. Ordenó el espacio en torno a una única nave y añadió capillas entre los contrafuertes. En su interior destaca el crucero con forma poligonal, la cubierta con bóvedas de crucería y un coro alto a los pies del templo.
A partir de la herencia gótica española se empezó a gestar un estilo basado en novedades estéticas más modernas pero manteniendo el sistema constructivo, pues se prefería el sistema sin armazón de hierro, heredado del gótico francés, aunque en la Península Ibérica hubo una tradición local propia. La evolución hacia el decorativismo se correspondía con el momento de riqueza que vivía el Imperio español de los Reyes Católicos.
Torres de San Jerónimo el Real

Torres de San Jerónimo el RealAyuntamiento de Madrid

Los Jerónimos, por su estilo gótico, fue considerado en siglos posteriores como una iglesia «bien proporcionada», «la más bien entendida y fabricada que hay en muchas leguas al contorno y tiene suntuosas y bien labradas capillas, algunas de mayorazgos de Madrid, las demás de personas principales» como la describió el historiador Ricardo Sepúlveda a finales del siglo XIX.

Devoción flamígera

La decoración exterior está marcada por dos elementos: las torres y los pináculos. Aunque las torres que hoy contemplamos fueron mandadas construir en el siglo XIX por Isabel II para reforzar la estructura de la iglesia, habían formado parte de su estructura original. Los pináculos son remates de la arquitectura que tienen una marcada estética, además de estructural y elevan todavía más la arquitectura, subrayando su carácter sublime.
Cuando un templo luce pináculos ricamente decorados como los de San Jerónimo el Real es considerado perteneciente al gótico flamígero. En este caso también es destacable la aparición de la balaustrada, mas cercana al estilo renacentista posterior, que se encuentra sobre la cubierta a dos aguas del exterior, más cerca de la tradición románica.

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