Decenas de personas en la calle este lunes en Madrid, durante el apagón masivo del sistema eléctrico en España

Decenas de personas en la calle este lunes en Madrid, durante el apagón masivo del sistema eléctrico en EspañaEFE

Apagón España

El peregrinaje de miles de madrileños para llegar a casa durante el apagón: «Me recordó al Camino de Santiago»

Las calles de Madrid se convirtieron ayer en riadas humanas que trataban de llegar a sus hogares a pie durante el apagón que sufrió toda España. Pasadas las doce y media de la mañana se iba la luz en la práctica totalidad del país, sumiendo en el desconcierto a todos los ciudadanos que, en un primer momento, pensaron que se trataba de problemas eléctricos en sus casas o en sus oficinas.

Sin embargo, mientras las líneas telefónicas aún funcionaban, la información de que se trataba de un apagón generalizado se propagó como la pólvora. En un contexto de incertidumbre total fueron cientos las empresas que mandaron a casa a su empleados, que tampoco podían trabajar sin internet. Además, algunos edificios, como el de la sede que acoge a El Debate, fueron desalojados a la fuerza por no poder garantizar la seguridad sin electricidad.

Así las cosas, los madrileños se echaron a las aceras a tratar de llegar, como buenamente pudieran, a sus casas. Con el Metro cerrado, los autobuses a rebosar y el tráfico colapsado por la falta de semáforos, miles de ciudadanos optaron por dirigirse a pie hasta sus domicilios recorriendo distancias interminables por senderos inusitados.

Desde la Plaza de Quevedo hasta Carabanchel, Alcorcón o Leganés, de Plaza Castilla a Rivas-Vaciamadrid, de Nuevos Ministerios a Getafe o de Cibeles a Plaza Elíptica son algunos de los recorridos que, según los testimonios en primera persona recogidos por este periódico, se vieron obligados a recorrer a pie trabajadores de la región. Horas y horas de caminata que, en algunos casos, les obligó a transitar por los arcenes de las autovías.

En el Paseo de la Castellana, una de las principales arterias de la capital, apenas cabía un alfiler entre la marejada de gente que en una y otra dirección ponía rumbo a su domicilio pasadas las tres de la tarde. «Hay un apagón, me quedo sin batería. Te quiero», es el mensaje que mandó una de estas viandantes a un ser querido durante su peregrinaje, sin saber cuándo iban a poder volver a comunicarse.

«A mí me recordó al Camino de Santiago. Era como una etapa. Estábamos todos en la misma situación, entonces hablabas con unos y con otros y había mucho compañerismo. Nos intentábamos ayudar unos a otros», comenta a El Debate una joven que tuvo que andar dos horas y cuarto para llegar a su casa.

«Una chica de mi trabajo estuvo cuatro horas esperando al autobús y al final tuvo que irse en el coche de un desconocido», explica una mujer. Y es que no fueron pocos los que se decantaron por el autostop al comprobar que los autobuses iban tan saturados que muchas veces ni hacían las paradas correspondientes porque no cabía un viajero más.

Además de los kilómetros caminando, muchos madrileños también se vieron forzados a subir a pie -y con la lengua fuera- a pisos elevados porque los ascensores estaban inutilizados. Sin olvidar a los empleados de las grandes torres de la ciudad que tuvieron que bajar decenas de pisos para llegar al exterior. «Un amigo tuvo que bajar 35 pisos andando, al llegar no sentía las piernas», asegura a El Debate un conocedor de este testimonio.

Pero la odisea de los madrileños no se produjo sólo a pie, otros miles estuvieron atrapados en sus vehículos en atascos de horas y horas y con las gasolineras cerradas. «Conseguí llegar a mi casa de milagro después de más de tres horas en el coche y con el depósito de gasolina en reserva», cuenta a este periódico una de las afectadas.

Tampoco faltaron los que, ante el desconocimiento temporal de lo que podía alargarse el apagón, corrieron a los supermercados a comprar víveres. «El Mercadona de al lado del Bernabéu estaba arrasado», asegura un vecino de la zona que adquirió los pocos productos imperecederos que quedaban en las estanterías.

Al anochecer, en algunos puntos de la capital, como en diversas calles del distrito de Chamartín, se pudieron escuchar caceroladas y gritos en contra de Pedro Sánchez antes de que, poco a poco, la luz fuera regresando a los hogares de Madrid, poniendo el punto final a una jornada insólita que costará olvidar y de la que aún quedan muchas incógnitas por despejar.

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